Cepeda: otro récord de lujo (+fotos)

Un largo cuadrangular con dos compañeros a bordo resultó suficiente para superar la marca de carreras impulsadas de otro mítico del béisbol cubano, el santiaguero Orestes Kindelán

Cepeda consiguió este otro récord de lujo en su vez al bate 7 670 de por vida. (Foto: Roberto Javier Bermúdez/Escambray)

Ni el apagón del “Huelga”, que imposibilitó un anuncio local con la rimbombancia que el suceso ameritaba; ni el despiste de más de un compañero de equipo o de aficionados de turno, impidieron lo que la historia escribió la tarde de este 25 de noviembre: Frederich Cepeda Cruz logró otro récord de lujo en el béisbol cubano, el de carreras impulsadas.

Él, que lleva a punta de lápiz cada uno de sus números, sí lo supo. Apeló al poder que aún lo acompaña a sus 45 años y conquistó uno de los mayores reinados de la pelota nacional con la mayor hidalguía posible. En su primer turno al bate del partido, despachó, a la derecha, frente al zurdo holguinero Andriuw Valido, un largo cuadrangular con dos compañeros a bordo, suficiente para empatar y superar de un batazo a otro mítico del béisbol cubano: el santiaguero Orestes Kindelán, quien quedó en 1 511. El espirituano sumó en ese instante 1 513 remolcadas.

Según estadísticas del colega Benigno Daquinta, la primera impulsada de Cepeda llegó el 31 de octubre de 1998, su debut en Series Nacionales. Desde ahí hasta la fecha ya suman 27 campañas para el espirituano que más ha jugado en clásicos domésticos. Lo consiguió en su vez al bate 7 670 de por vida.

Aunque es dueño de varios registros absolutos, todos tienen para él un significado especial.  En este caso, impulsar carreras, que es la culminación del acto de fabricarlas, resulta un arte. Impone para el responsable la capacidad de concentrarse y encontrar el lance perfecto que implique un batazo remolcador.

“Estoy muy contento con este nuevo récord, es importante como todos los demás. Llegar a esa cifra fue bonito, es de los departamentos más importantes dentro de los parámetros de la ofensiva porque con carreras ganan los equipos y tú produces esas anotaciones. He tenido buenos resultados a través de los años y el esfuerzo que he hecho, el tiempo que he jugado al béisbol lo he podido aprovechar y gracias a Dios no ha sido en vano, y ayudar a mi equipo durante tantos años es algo que me enorgullece”.

Lo hizo a pesar de su convalecencia por los virus de turno: “Uno siempre está pasando por momentos difíciles en la vida y no es la primera vez que he vivido este tipo de cosas, hay un virus que ataca al país. Llevo como una semana padeciendo diferentes síntomas, incluso tengo la boca que casi no puedo comer, estoy haciendo un esfuerzo para mantenerme jugando, pues realmente la temporada y el equipo lo necesitan, he estado tratando de sobreponerme a esta situación”.

Puede tenerse el criterio que se tenga sobre la calidad del pitcheo actual, las comparaciones con este o aquel jugador, con el aluminio o la madera; mas, nada ensombrece lo que este hombre ha logrado a fuerza de constancia, talento, disciplina y consagración: “Tengo 45 años y muchos de ellos jugando al béisbol, la clave para mantenerme haciendo lo que me gusta y tener un modesto resultado para apoyar al equipo, es el entrenamiento diario y tratar de hacer lo mejor que pueda la preparación para enfrentar cada juego”.

Su jonrón lo acercó a otra meta que desde aquí ve más lejos. Fue su bambinazo 383 de por vida, que lo reafirma como el cuarto jonronero en Series Nacionales, detrás de Orestes Kindelán (487), Lázaro Junco (405) y Omar Linares (404). “Cuatrocientos jonrones… Se pronuncia fácil, pero están un poco lejanos todavía, voy trabajando día a día, pero no sé lo que puedan tener la vida y el destino para mí en un futuro”.

Ya no lleva para el plato las más de 70 carreras que solía remolcar en sus años mozos, cuando integraba el trío temible junto a Yulieski Gurriel y Eriel Sánchez.  Pero todavía impone respeto en home a lanzadores y directores. Con hombres en base, unos lo enfrentan y le vencen. Otros no corren igual suerte.

 “Formar parte de ese trío en los Gallos y del equipo que más grandes figuras ha tenido, sin menospreciar a nadie, me enorgullece; no era solo impulsar, sino anotar las carreras que ellos impulsaban durante el tiempo que jugamos juntos y constituyó una excelente etapa de mi vida.

“Lo del enfrentamiento es lo que quizás debían hacer todos. Soy un bateador como otros que se preparan y se quieren enfrentar al lanzador. He tenido, gracias a Dios, la oportunidad de poseer una buena zona de bateo y en determinado momento llegan las bases por bolas también, pero realmente a mí me gusta que me lancen, que tengan eso de enfrentar al bateador, tratar de sacar su mejor parte y nosotros tratando de hacer la nuestra para poder tener un buen rendimiento, porque uno se prepara para batear, un arte que es de las cosas más difíciles que hay en el deporte”.

Con sus impulsadas el equipo espirituano se llevó el triunfo en el primer encuentro particular ante Holguín. Él impuso otro desafío a la historia, esa que conquista con sus marcas cada vez que consigue un hit más: (2 578), un doble (498), un extrabase (935), un turno al bate (7 670), un boleto (2 284), una base por bolas intencional (438), un OBP que ronda los 500, un slugging que supera los 1 000… Todo para redondear una leyenda que parece inalcanzable.

Conquistado uno de sus sueños: compartir el mismo traje con su hijo, a Frederich Cepeda parecen no acabársele las metas, cercano como está a los 500 dobles o los 5 000 embasados. Él sigue ahí a pesar de que el Cuba más reciente le volvió a poner en la lista de los inelegibles.

“Lo de la ausencia del equipo Cuba no me sorprendió, es una bolsa de 60 atletas, no esperaba estar tampoco. Varias veces han expresado, como es lógico, que por la edad y el tiempo que llevo jugando y en el equipo nacional, quizás ya no sea perspectiva para ningún equipo nacional en venideras competencias. La fuerza para seguir jugando es por lo que siempre he dicho: mientras trabaje en lo que me guste y ame, lo voy a disfrutar y es lo que estoy tratando de hacer.

“Ahora disfruto jugar con mi hijo al béisbol, él bien jovencito y yo con unos de años de experiencia en el deporte y la vida. Se suman muchas cosas como haber llegado saludable para jugar el béisbol y que él lo jugara. Eso para mí es el récord más grande, es lo más bonito que me ha pasado”.

Elsa Ramos

Texto de Elsa Ramos
Premio Nacional de Periodismo Juan Gualberto Gómez por la obra del año (2014, 2018 y 2019). Máster en Ciencias de la Comunicación. Especializada en temas deportivos.

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