Con la asistencia de decenas de jefes de Estado y Gobierno de las naciones económicamente más poderosas del mundo, y en medio de ausencias minoritarias por su número, comienza hoy en Sudáfrica la Cumbre de Líderes del G20.
Según el Gobierno, bajo el lema «Solidaridad, Igualdad, Sostenibilidad», la reunión, que sesiona en esta ciudad hasta mañana día 23, representa un hito para la diplomacia sudafricana y continental.
El concepto de solidaridad, central en la presidencia sudafricana del Grupo, se interpreta aquí como la cooperación efectiva entre naciones durante crisis económicas o sanitarias; la igualdad como la distribución justa de oportunidades entre países y comunidades; y la sostenibilidad como el uso racional de los recursos planetarios para preservar el futuro de las próximas generaciones.
Sobre la cita de líderes del G20, el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, reiteró que ésta constituye una oportunidad histórica para consolidar la voz del Sur Global en los debates económicos internacionales.
En encuentro con los medios, el Presidente subrayó que la nación africana, en su calidad de anfitriona y presidenta pro tempore de ese foro de concertación, impulsará una “Declaración de Líderes” orientada a promover el desarrollo inclusivo del continente y de los países en vías de desarrollo.
“Sudáfrica se propone elaborar un documento ambicioso que refleje las prioridades del Sur Global y coloque en el centro de la agenda mundial la justicia económica y social”, afirmó el mandatario ante el Parlamento.
Según recordó el ministerio de Relaciones Internacionales y Cooperación sudafricano, la cita reunirá a jefes de Estado y de Gobierno de las principales economías del planeta, así como a líderes de organizaciones internacionales, en un contexto marcado por tensiones geopolíticas y desafíos globales como el cambio climático, la seguridad alimentaria y la transformación tecnológica.
Ramaphosa reafirmó asimismo que entre las prioridades de su gestión al frente del G20 figuran la acción climática, la reforma de instituciones financieras internacionales y el fortalecimiento de la cooperación Sur-Sur.
“Nuestro continente no puede seguir siendo espectador en las decisiones que afectan directamente a nuestras poblaciones. La Cumbre de Johannesburgo debe marcar un punto de inflexión en la manera en que se conciben las políticas globales”, enfatizó.
En ese sentido, el gobierno sudafricano anunció que propondrá la creación de un mecanismo de seguimiento para garantizar que los compromisos adoptados en el foro se traduzcan en resultados tangibles.
“No basta con declaraciones; necesitamos instrumentos que aseguren la implementación efectiva de las decisiones”, señaló un comunicado oficial difundido por la Cancillería.
Asimismo, Pretoria destacó que la reunión servirá para fortalecer la cooperación con los países africanos y dar visibilidad a las demandas de la región, especialmente en materia de financiamiento para el desarrollo sostenible.
La víspera, el Secretario General de la ONU, António Guterres, reclamó de la comunidad internacional una mayor solidaridad con África y acciones concretas sobre clima y paz durante la cumbre de líderes del G20.
En conferencia de prensa previa a la apertura oficial del evento, el diplomático portugués subrayó la necesidad de reformas profundas en la arquitectura financiera global para beneficiar a las naciones en desarrollo, particularmente africanas.
«El G20 puede ayudar a reparar injusticias históricas e impulsar reformas que otorguen a los países en desarrollo -y África en particular- una voz real en la configuración de políticas globales», afirmó Guterres.
En el ámbito económico, pidió a los miembros del grupo cumplir los compromisos asumidos en junio durante la Conferencia de Financiación para el Desarrollo en Sevilla, lo que implicaría triplicar la capacidad crediticia de los bancos multilaterales de desarrollo.
Al referirse a la crisis climática, Guterres advirtió que los países han fallado en mantener el límite de aumento de temperatura en 1,5 grados Celsius, y urgió a duplicar urgentemente la financiación para adaptación hasta al menos 40 mil millones de dólares este año.
Criticó además que, aunque el 90 por ciento de la nueva capacidad energética proviene de fuentes renovables y la inversión global en energía limpia alcanzó dos billones de dólares el año pasado, solo una proporción insignificante llegó a África.
Escambray Periódico de Sancti Spíritus










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