Hace más de treinta años la joven Oneyda Delgado López cruzaba las puertas del Museo Provincial de Historia de Sancti Spíritus para trabajar como veladora de sala, y aunque reconoce que en ese momento no imaginó dirigir la institución, hoy desempeña esa labor con la misma dedicación que tres décadas atrás.
Pero, como ella misma afirma: “Mi gran pasión es la restauración, es lo que he hecho siempre y lo que espero continuar haciendo, mientras mi salud y edad lo permitan”.
Precisamente, a esa labor ha dedicado más de la mitad de su vida, lo que le ha valido numerosos reconocimientos y la gran responsabilidad de que solo ella puede dirigir el equipo de restauradores que cuida de dos importantes esculturas en la provincia: la de Camilo Cienfuegos en el Complejo Histórico de ese mismo nombre en Yaguajay y la de Serafín Sánchez Valdivia en la Plaza de la Revolución de la cabecera provincial.
“Los museos y la restauración llegaron a mi vida cuando terminé duodécimo grado, en ese momento tomé varios cursos en el Centro Nacional de Conservación para la Museología; pues los museos y las piezas que atesoran, desde pequeña despertaron mi curiosidad y sabía que preservarlas era la única forma de que nuevas generaciones puedan conocerlas.

“Luego de concluir esos cursos volví a la provincia y comencé a trabajar como veladora de sala en el Museo Provincial de Historia y unos años después hice conservación aquí mismo. Posteriormente me incorporé al Centro Provincial de Patrimonio como restauradora”.
¿Cuál es la diferencia entre restaurador y conservador?
El conservador es el encargado de cuidar las piezas, conservarlas y evitar que lleguen a cierto grado de deterioro, si eso sucede es cuando interviene el restaurador. Por ello, es tan importante conservar, pues muchas veces la pieza ya no puede ser rescatada.
Luego de tantos años dedicada a su profesión, usted tiene la responsabilidad de dirigir al equipo que trabaja en la conservación de dos esculturas muy importantes en la provincia. ¿Cómo asume ese reto? ¿Es muy complejo el trabajo?
Desde hace varios años asumí el mando del equipo que se encarga de conservar las esculturas de Camilo Cienfuegos en Yaguajay y la de Serafín Sánchez en la plaza de la Revolución de Sancti Spíritus, algo que disfruto mucho, pero a la vez representa una gran responsabilidad.
Es un proceso complejo, que suele demorar entre uno o dos meses por el gran tamaño de ambas esculturas, trabajamos con andamios desde la parte superior de la obra hacia abajo
Además, debemos tener en cuenta las contaminantes que afectan a las esculturas, para saber qué productos aplicar, de modo que preservemos la integridad de la pieza y no alteremos sus características en el proceso.

¿No le da miedo subirse a los andamios?
Cuando era más joven sí, pero ya la experiencia me ha dado seguridad. Siempre soy la primera en subirme a los andamios.
Pero, hay que ser muy responsables y todos los implicados debemos mantenernos alerta, pues es un trabajo en equipo, donde hay que cuidar al compañero. Aunque confieso que, a veces, estoy tan absorta en mi trabajo que me siento parte de la escultura.
¿Qué otras piezas de gran valor han pasado por sus manos?
Muchas, he trabajado en todos los museos de la ciudad. Hace varios años la caída de uno de los techos del Centro Provincial de Patrimonio afectó, de forma severa, al Espíritu Santo, una pieza de gran valor patrimonial para Sancti Spíritus; ese trabajo se prolongó por dos años, e implicó muchos detalles, pero al final logramos rescatar la pieza. Y, luego, he continuado la labor de conservarla.
El Museo de Arte Colonial es, también, un lugar muy retador a la hora de trabajar, pues sus piezas pertenecen al arte decorativo, e implican un gran número de detalles, allí he trabajado desde muebles hasta vajilla.
También, disfruté mucho el trabajo con las lámparas de la Biblioteca Provincial Rubén Martínez Villena, pues son verdaderas obras de arte. De hecho, creo que las lámparas son de mis piezas favoritas para restaurar.
Además, he trabajado el papel, los metales, los mármoles; y diferentes bustos y tarjas en toda la provincia y fuera de ella.
¿Qué cree usted no puede faltar en un restaurador?
Las personas que trabajan en la conservación y restauración tienen que tener una elevada preparación y conocimiento sobre las piezas museables, y estar comprometidas con el bien en el que trabajan. Es una labor que implica mucha responsabilidad, pues hay que respetar las piezas, sus características y la opinión de sus autores.

¿A sus 53 años tiene pensado descansar?
Siempre voy a estar enamorada de la restauración, continuaré dedicada a ella mientras mi salud y edad lo permitan.
En estos momentos, Sancti Spíritus tiene la necesidad de formar restauradores, para que nos apoyen y algún día asuman las responsabilidades que otros profesionales y yo enfrentamos, pues no podemos dejar que las piezas se pierdan y con ello se olvide nuestra historia.
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