Durante los últimos tiempos, Sancti Spíritus, como otras provincias del país, ha sido atacada por el chikungunya. Aunque no aparece ninguna estadística oficial que lo confirme, resulta difícil que algún barrio o comunidad permanezca ileso. De una ventana a otra, en las colas o en cualquier esquina, todos hablan de lo mismo.
Y, según la opinión especializada, resulta lógico porque la velocidad de transmisión de este virus en el país semeja un tren por una línea cuesta abajo dada la virginidad de los cubanos ante esta enfermedad que encontró en la isla un caldo de cultivo perfecto, pues su único antecedente recordado fue el pequeño y enseguida controlado brote de 2014 en Santiago de Cuba.
Sin dudas, transitamos por el escenario epidemiológico más complejo después de la pandemia de covid. Con notables diferencias porque, según los especialistas, esta arbovirosis resulta muy poco mortal. Pero quienes la hemos padecido sabemos de sus estragos, que también han incluido —en el peor de los casos— algunos lamentables fallecimientos, así como pacientes que han cursado por estados graves y críticos.
Aunque no todas las personas enferman igual, ni presentan los mismos síntomas, la mayoría carga con las secuelas de este virus que hace trizas las articulaciones, debilita el organismo, nos llena de dolores y sus efectos se extienden por un tiempo indefinido para la mayoría, con consecuencias, incluso, crónicas en no pocos.
Durante la última conferencia de prensa ofrecida sobre la situación epidemiológica del territorio, las autoridades sanitarias confirmaron la existencia de una epidemia aquí, a partir de la amplia circulación de dos arbovirosis que coinciden actualmente en el territorio: el dengue y el chikungunya.
Aunque la tasa de incidencia de dengue ha disminuido discretamente, las estadísticas oficiales andan a kilómetros de la realidad en ambos virus debido a que muchísimas personas enferman y no asisten a los centros de salud.
Además, al Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, encargado de confirmar el diagnóstico, solo se envían un puñado de muestras porque esa muy prestigiosa institución carece de suficiente capacidad para asumir más exámenes, dada la masividad de estos padecimientos y sus otras responsabilidades con los demás dictámenes que le competen.
Pero, por la sintomatología y el incremento de los casos febriles, los sospechosos pululan en Sancti Spíritus, al punto de parecer poco probable que alguien se escape de estos males transmitidos por el mosquito, ese insecto generador de un panorama sanitario de manejo bien complicado aquí, según han admitido los expertos.
Sobre todo, porque el maldito Aedes aegypti se mantiene con un alto nivel de infestación, en particular puertas adentro de los hogares o en sus alrededores, donde se localiza alrededor del 80 por ciento de los focos encontrados en la provincia.
Algunas acciones para combatirlo han comenzado a desplegarse durante las últimas semanas en el territorio, donde ya se han fumigado decenas de miles de viviendas, sobre todo en la ciudad espirituana y en Trinidad.
Además, se han concretado tratamientos extradomiciliarios por calles principales de algunos municipios; y se priorizan la desinfectación en los hogares de las embarazadas y de los niños menores de un año, segmentos más susceptibles y proclives a las complicaciones derivadas de estas arbovirosis.
Pero ha resultado imposible concretar fumigaciones intensivas como en otros tiempos, debido a la falta de los recursos imprescindibles, lo cual ha obligado a concentrar las labores en los lugares con más focos, casos febriles, confirmados o sospechosos de estos padecimientos.
Junto a ello, se ha fortalecido la asistencia médica y de enfermería —siempre distinguida por su profesionalidad y entrega—, en las instituciones sanitarias, en particular en el Hospital Pediátrico; y de forma intersectorial se despliegan acciones para disminuir la deplorable higiene comunal que hoy engorda a este y otros vectores transmisores de enfermedades.
En medio de una crisis económica tremenda, con apagones redoblados y donde faltan desde el paracetamol para controlar la fiebre y las sales de rehidratación, hasta los alimentos esenciales que garanticen una adecuada nutrición, el chikungunya llegó como el tiro de gracia que nos faltaba.
Escambray Periódico de Sancti Spíritus











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