La Unidad Empresarial de Base (UEB) Pescasilda no escapa de las limitaciones que agobian al sector empresarial cubano; y aunque esta industria trinitaria sufre las carencias de insumos, combustible y materias primas logra mantener sus principales renglones productivos.
En el caso de la flota langostera, por estos días retoma la captura del crustáceo con la meta de completar las 174 toneladas fijadas para esta campaña que se extiende hasta el mes de febrero y demanda un esfuerzo extra de la tripulación de las seis embarcaciones dedicadas a esta labor, además de las dos enviadas y un centro de acopio que operan en las zonas de pesca conocidas como cayo Macho de Afuera y Bretón.

Durante la etapa de veda, necesaria para la reproducción de la especie y el mantenimiento de la flota, fueron mínimas las reparaciones, aseguró a Escambray Alexis Alberto Puig, director de la UEB. No obstante, el compromiso es aprovechar la campaña al máximo y lograr buenos niveles de captura de este rubro exportable para aportar a la economía del país.
Agregó que la pesca de escama también se encuentra afectada por la baja disponibilidad de combustible, pero se implementan alternativas, como la producción cooperada.

En la industria, por su parte, se trabaja en la línea de conformado para la distribución de diversos surtidos, entre ellos el picadillo condimentado, masas saborizadas, croquetas y hamburguesas, en las tres casillas especializadas del territorio, así como el consumo social.
Pese a la falta de materia prima, en esta área se garantiza la producción diaria de 300 kilogramos de croquetas. “La calidad del proceso es buena; todo lo que se hace tiene una gran demanda y nos quedamos cortos”, manifestó Pedro García, jefe de planta de la línea de conformado de Pescasilda.

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