Solo el día que cierre los ojos dejaré de hacer por la federación y por Cuba (+fotos)

La trinitaria Lesvia Leonides Rodríguez Gardó es el claro ejemplo de que no hay metas imposibles cuando se unen el esfuerzo, la constancia y la pasión

Siempre estaré orgullosa de ser federada, confiesa la trinitaria Lesvia.

Lesvia Leonides Rodríguez Gardó está unida a la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) desde muy joven. Y ya son más de cuarenta años de responsabilidades compartidas, de aprender a escuchar, de proponer y convencer, de creer que es allí, en la base, donde el espíritu de la organización debe perdurar.

Con muy poca experiencia se estrenó como secretaria de la delegación Ana Romero del Consejo Popular Casilda y poco tiempo después asumió la dirección del bloque 23 hasta los días de hoy. Es, además, miembro del Comité Provincial y Municipal y una activa colaboradora de la Casa de Orientación a la Mujer y la Familia.

Ella es el claro ejemplo de que no hay metas imposibles cuando se unen el esfuerzo, la constancia y la pasión. Quiso ser abogada, pero hoy es la coordinadora de la carrera de Educación Prescolar en el centro Universitario Municipal Julio Antonio Mella, de Trinidad, Profesora Auxiliar y máster en Gestión Turística.

“Esto no es más que el resultado del Programa de Adelanto para la Mujer que es uno de los logros palpables de la organización al reconocer las capacidades e igualdad para todos. 

“Tuve la oportunidad de participar en el último Congreso de la FMC que propició un debate profundo sobre cómo mejorar el funcionamiento de las estructuras a nivel municipal, donde son muy escasos los recursos y se trabaja con el corazón.

Como educadora, Lesvia mantiene un vínculo estrecho con los niños y jóvenes, parte esencial también de su labor como dirigente de base.

“A pesar de las dificultades que nos golpean hoy, no podemos cansarnos de tocar puertas y encontrar soluciones a los problemas que nos afectan en ese entorno social más cercano. Tengo vivencias muy hermosas de la respuesta de las mujeres de mi bloque, quienes donaron varios artículos para los damnificados en Guantánamo. Y esa solidaridad es un valor que debemos potenciar en la base.

“Me he acercado también a la escuela Victoriano Brito en Casilda para motivar a las pioneras y hablarles de la organización. La figura de Vilma me ha ayudado mucho en ese propósito”.

Y fue precisamente Lesvia una de las ganadoras en Sancti Spíritus del concurso nacional dedicado a la eterna presidenta de la organización femenina en el aniversario 95 de su natalicio.

“La convocatoria abarcó diferentes géneros y en mi caso le dediqué un poema, un testimonio y una canción, que realzan su vida y hablan de su sensibilidad, de su lucha permanente a favor del bienestar de la mujer.

“La canción se titula Mujeres, vencedoras de imposibles, y en ella se hace alusión a la creación de los círculos infantiles, por lo que se ha convertido en un medio didáctico que se utiliza en la educación prescolar para acercarse a la vida de esta mujer imprescindible, porque si hoy podemos decidir si somos madres o no, si queremos trabajar, estudiar, dirigir, se lo debemos a Vilma”.

Los jóvenes están siempre en tu radio de acción…

Trabajar con los jóvenes es muy gratificante porque estamos hablando del futuro, de los que van a ocupar las responsabilidades nuestras a la vuelta de unos años.

Ser educadora me ha permitido encauzar ese trabajo. Viví una experiencia única como profesora del Curso de superación integral para jóvenes como parte de la batalla de ideas y que logró reinsertar a desvinculados del estudio y del trabajo.

Lesvia Leonides siente una gran satisfacción por ser parte de una organización que reconoce el rol de la mujer en la sociedad. (Fotos: Ana Martha Panadés/Escambray)

Entre mis alumnas había tres muchachas muy buenas, pero que se dedicaban a la prostitución; y gracias a ese trabajo hoy son excelentes profesionales.

También está mi hija, Ana Karla; ella es mi inspiración, la oportunidad de renacer, de, sin olvidar el pasado, vivir el presente, de superar la muerte de mi niño…

Me siento satisfecha porque pude seguir adelante con mi vida, con mis planes; soy la coordinadora en Trinidad de la maestría en Estudios históricos y antropología sociocultural cubana, de conjunto con la Universidad de Cienfuegos, y también curso mi doctorado. 

En cualquier circunstancia, mujer, federada y cubana…

Siempre. Formé parte de un proyecto internacional con el fin de realizar medios de enseñanza para los niños desplazados de la guerra en Medellín; estuve cinco años en Colombia.

Estando allí ocurrió la muerte de Fidel, apenas pude dormir esa noche y en la mañana colgué una bandera cubana de la ventana, puse una foto de Fidel y muchas velas en la acera de la casa. Fue impresionante las muestras de solidaridad, hasta dinero le ofrendaron.

Todo lo recaudado lo entregué a un proyecto que ayudaba a mujeres vulnerables. En esos años se hicieron tantas cosas lindas, desde la modestia y la grandeza de una organización como la nuestra.

¿Qué te ha aportado la FMC?

Me enorgullece ser parte de ella, he crecido profesionalmente, me hizo más humana y me ayudó a entender cómo piensan las mujeres y siempre estaré orgullosa de ser federada.

Yo soy una guerrera, mi abuela vivió hasta los 102 años, mi mamá se jubiló con 83; yo tengo el mismo espíritu de las dos, eso está en mi sangre. Solo el día que cierre los ojos dejaré de hacer por la federación y por Cuba.

¿Qué significa la organización?

Amor a Vilma, a mi país, respeto a la mujer cubana.

Ana Martha Panadés

Texto de Ana Martha Panadés
Reportera de Escambray. Máster en Ciencias de la Comunicación. Especializada en temas sociales.

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