En varias ocasiones he visitado el cementerio de la ciudad. Entre los obeliscos, monumentos y las más diversas formas de homenajear a quienes ya no están en la tierra, siempre me ha llamado especialmente la atención el sagrado lugar conocido como Panteón de los Caídos por la Defensa.
Allí, cada 7 de diciembre, vuelven el pueblo, la familia, los amigos. Las flores no pueden faltar. Muchos de estos hombres y mujeres dejaron atrás sus sueños para combatir por la independencia de otros pueblos.

En 1989, regresaron a la patria sus restos mortales como parte la llamada Operación Tributo.
Desde entonces, esos sitios sagrados donde reposan los difuntos guardan un capítulo importantísimo de la historia de Cuba.
Los restos de casi 2 500 combatientes llegaron al país desde otras tierras y fueron trasladados hasta cada municipio.
«(…) de Angola nos llevaremos la entrañable amistad que nos une a esa heroica nación y el agradecimiento de su pueblo y los restos mortales de nuestros queridos hermanos caídos en el cumplimiento del deber(…)”, afirmó mucho antes de realizarse la operación el General de Ejército Raúl
Castro Ruz, entonces ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
Este domingo, otra vez, hay cita en el Panteón. Los hijos y los nietos, los hermanos y muchos otros allegados pondrán su mano en los osarios, muy cerca de la imagen que los identifica. Una flor permanecerá allí, como tributo eterno.
Escambray Periódico de Sancti Spíritus













Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.