“Para mí no hay trabajo duro, póngame en el puesto más difícil y le aseguro que no hay hombre que me alcance”, esas fueron sus palabras cuando a finales de mayo se acercó a las oficinas del Micons en la provincia, junto a su esposo, en busca de empleo para ambos.
Al verla, el funcionario que la atendió le aseguró que las labores eran complejas y quizás ella no podría con la intensidad de las mismas, fue entonces que Xiomara Guerra Pérez, una espirituana de 59 años, radicada en la calle 5ta del barrio Kilo 12, le contestó: “Póngame a prueba y si al final del día no sirvo, entonces me saca”.
Segura de sí misma llegó al parque solar fotovoltaico de Tuinucú el 5 de junio y en pocos días ya era la jefa de la brigada, pero no se detuvo hasta integrarse por completo a las labores relacionadas con la máquina de perforar huecos, aunque en estos menesteres no acumulaba ninguna experiencia.
“La necesidad hace milagros, yo nunca me había enfrentado a una máquina así, ni tampoco a trabajos de fundición, de extracción de cabillas o de cualquiera otra índole relacionados con una obra tan grande y dinámica, pero las ganas de trabajar y de aprender nunca se terminan. Aquí lo mismo bajaba pilotes de los camiones, que los regaba por toda el área”.
Con el rostro cubierto por un paño oscuro que la protege de los rayos del sol, un sombrero sobre la cabeza y unas botas de goma hasta la rodilla, desanda todo el tramo donde colocan los postes de la cerca perimetral. “Ahora estoy haciendo huecos; —dice Xiomara— los hombres de la brigada me miran porque saben que soy rápida y no me puedo parar. Aquí soy integral, lo mismo estoy al frente de la brigada que apoyo en cualquier otra tarea; un día hice sola más de 400 perforaciones y ni me lo sentí”.

Los días de esta espirituana se tornan menos aburridos desde que se estrenó como constructora en el parque solar fotovoltaico de Tuinucú, antes hizo muchas labores en la agricultura. “En esta vida lo que más he hecho ha sido trabajar, a mis tres hijas las crié con mucho esfuerzo, lo mismo cortaba caña, guataqueaba o sembraba, que recogía leña, daba de comer a los animales o hacía cualquier cosa que fuera necesario para ganarme la vida.
“Vivo con mi esposo y juntos guapeamos para ser un ejemplo a seguir por la familia, incluidos mis seis nietos; para mí el trabajo es un pasatiempo, recuerdo cuando cogía una piocha en la mano y empezaba a sacar caguasos en los campos de caña, en eso no hay quien me gane.
“También he fumigado campos enteros, pero llevaba un tiempo sin empleo, entonces me enteré que en el Micons estaban contratando gente para apoyar en el parque solar y me dirigí a la dirección de la empresa en busca de un puesto. Ahora soy la mejor obrera, no falto ni un solo día, aunque sea domingo, por eso me he ganado el respeto de todos en el parque solar”.
Como una hormiga loca anda esta mujer de un lado al otro del parque, en ella no hay muestras de cansancio y en ocasiones, cuando se termina su labor se une a otros grupos para apoyarlos hasta que se concluya la jornada.
“Siempre me acuesto después de las 12 de la noche haciendo las cosas de la casa y me levanto a las 4 de la mañana, —dice Xiomara— hago el café y me alisto para salir a coger el transporte. Desde que comencé soy una de las primeras en llegar, a veces oscuro todavía, y desde que entro al área enseguida estoy pegada, no soporto estar inactiva, a veces mis compañeros dicen que no hay quien me siga, pero eso no está en mí, siento que debo hacer las cosas rápidas, sin descuidar la calidad del trabajo.
“En ocasiones termino mi labor y me pongo a apoyar en otras áreas, lo mismo reparto los alimentos que recojo algún material, pero nunca me quedo sin hacer nada. Claro que he sido recompensada, no solo moralmente, sino también de manera económica, ya cobré un salario que superó los 40 000 pesos, me dio mucha alegría, pues me pude comprar una ollita que tanto necesitaba.
“De aquí saldremos para el parque solar de El Meso, en Jatibonico, y luego deseo seguir vinculada al Micons para trabajar en lo que sea necesario, sin miedo por ser mujer, nunca antes he tenido límites cuando de hacer algo se trata, porque me sobra voluntad y deseos de hacer las cosas”, acota finalmente Xiomara.
Mujeres como estas hay muchas en la provincia, solo que a veces permanecen en el anonimato, me alegra haberla descubierto y haber tenido la posibilidad de que sus compañeros se expresaran a cerca de su labor. Uno de los ingenieros al frente de la obra, Leonel León Luis, jefe de Construcción y Montaje de la Brigada Nro. 2 de Obras de Ingeniería del Micons en Sancti Spíritus, al referirse a Xiomara expresó: “Ella es como una todoterreno, desde que entró enseguida supimos que sería una trabajadora ideal, no solo por su entrega, sino por la forma en que lo asume todo con seriedad y mucha fortaleza”.
Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.