Exámenes de ingreso: la cuenta no da

Una mirada a los resultados de la convocatoria ordinaria de los exámenes de ingreso a la Educación Superior en predios espirituanos Por más que me devano los sesos, la cuenta no da. Ni sospeche que hablo del bultico de billetes que una vez al mes entra al bolsillo y se

Una mirada a los resultados de la convocatoria ordinaria de los exámenes de ingreso a la Educación Superior en predios espirituanos

Los exámenes de ingreso a la Educación Superior suelen destapar la caja de Pandora al develar no pocas deficiencias del sistema educacional.
Los exámenes de ingreso a la Educación Superior suelen destapar la caja de Pandora al develar no pocas deficiencias del sistema educacional.

Por más que me devano los sesos, la cuenta no da. Ni sospeche que hablo del bultico de billetes que una vez al mes entra al bolsillo y se esfuma al instante. Incluso, el cálculo no se vuelve solo indescifrable para mí; sino que mantiene en ascuas a padres, profesores y estudiantes espirituanos asistentes a la convocatoria ordinaria de los exámenes de ingreso a la Educación Superior, desarrollada del 3 al 10 de mayo. Afortunados los mortales que no tuvieron a un hijo o hija, o a pariente en el trance.

Si en alguna asignatura el algoritmo no da es en Matemática. Que  más de 440 alumnos (alrededor del 33 por ciento del total de examinados) desaprobaran deja una estela de inquietudes. Con sus particularidades, Historia resultó menos traumática con el 82.03 por ciento de aprobados; mientras Español salió a flote con el 92.4, según datos preliminares de la Secretaría General de la Universidad de Sancti Spíritus José Martí Pérez (Uniss).

¿El descalabro en Matemática —unos 10 puntos porcentuales menos con respecto al anterior año académico— puede calificarse como una derrota dentro de este sistema de enseñanza, si se parte de que dichas pruebas devienen clímax en la formación del alumno, cuyo ciclo inicia en preescolar y finaliza en duodécimo grado?

Directivos y funcionarios prefieren hablar en términos de “estamos inconformes”, “es una alerta”; sin embargo, casi nadie lo admite como un fracaso, demasiado evidente para recurrir a medias tintas.

De capa caída salieron no pocos estudiantes del examen de Matemática, a pesar de que la mayoría de ellos —sálvennos de ser absolutos— hizo suya la preparación para rebasar el ejercicio académico, con el aporte de sus profesores.

¿Por qué tantos no pudieron alcanzar la cota de los 60 puntos, si son los mismos alumnos y alumnas que dominaron los objetivos de la asignatura en los tres cursos del preuniversitario, o son otros, importados desde provincias cercanas, con menores coeficientes de rendimiento? ¿No resulta contradictorio que el 94.37 por ciento de esos educandos venciera el examen ministerial de la disciplina en la convocatoria ordinaria, realizado escasas semanas atrás?

En este último caso, fuentes de la Dirección Provincial de Educación (DPE) echan luz sobre el asunto: la llamada ministerial fue concebida para el alumno promedio, no así el examen de ingreso, cuya complejidad aumentó en relación con las convocatorias más recientes; “pero se podía aprobar”, advierte Milady Raya, jefa del Departamento de Preuniversitario de la DPE.

De ser así —sigo devanándome las neuronas—, no puede entenderse que uno de cada tres estudiantes presentados del Centro Mixto Leoncio Hernández, de Banao, y de la EIDE Lino Salabarría, de Sancti Spíritus, y más de la mitad de los examinados de los Institutos Preuniversitarios Urbanos Frank País, de Trinidad, no hayan vencido el cuestionario.

Embriagados por el paternalismo, padres encuestados exoneran de responsabilidades a sus respetivos hijos ante el revés. Error. La falta de estudio sistemático suele pagarse cara, como también el desentendimiento de la familia en lo referido a sus obligaciones desde la llegada del joven a la Enseñanza Preuniversitaria.

No me asisten las facultades para poner en la balanza a quién carga con la culpa; mas, arriesgo mi opinión: la escuela y el sistema educacional, en general, quedan muy malparados en el análisis.

Ejemplos en las antípodas. De un lado, los resultados destacados del Centro Mixto Ignacio Agramonte, de Yaguajay, y en la otra remota esquina el IPU Honorato del Castillo, de Sancti Spíritus.

Pero, donde el dominó se cierra es cuando usted sabe de alumnos que asistieron con regularidad a clases y ostentaban promedios dignos en Matemática y en las restantes asignaturas, y ni siquiera pudieron obtener el mínimo de 60 puntos. Si descartamos la posibilidad de la traición del nerviosismo en el momento del examen, pudiera pensarse, a la luz de las evidencias, que sus índices académicos eran un engaño, sustentados, quizás, en pruebas poco exigentes y quién duda si en cierta manifestación de favoritismo en el aula.

Por ahí andan los ejemplos de estudiantes con altos promedios y a la hora cero, a duras penas llegaron a 65 o 70 unidades. Evidentemente, el examen de ingreso hizo la diferencia y desnudó el fraude. A la par, sostengo que educandos con limitaciones cognoscitivas para con la asignatura —gracias a la perseverancia de la escuela y al interés individual— se impusieron ante la prueba, a partir de la estrategia diseñada por los consejos de dirección de los planteles desde que el estudiante puso un pie en décimo grado.

Dicen que Roma no se construyó en un día, y lo suscribo. El finalismo ronda aún la preparación para enfrentar este tipo examen, centrada hoy, como tendencia, en el duodécimo grado. Una experiencia contrastante, para bien, se localiza en el Centro Mixto Mártires de Granada, de Venegas. Allí, la casi totalidad del alumnado dominó el cuestionario de Matemática que, al decir de directivos y profesores de Cabaiguán, Fomento, Trinidad y Yaguajay consultados, sí se tornó riguroso.

No creo echar agua al mar al hacerse eco de otra convergencia de opiniones en cuanto a la formulación de la pregunta 2 del examen de Historia, considerada como “inesperada”, “cerrada” y “muy específica”, y que sacó de paso a profesores y discípulos. Tantas voces no deben estar equivocadas.

La interrogante en cuestión indagó acerca de las reformas políticas aplicadas por España para mantener su dominio colonial sobre Cuba en el período de 1878 a 1895. “Sí era un objetivo del programa, pero no de esa forma. El alumno tiene que argumentar (demostrar, explicar) las transformaciones económicas, políticas y sociales de la etapa; las económicas son más importantes que las políticas, sin menospreciar estas últimas”, expone Vivian Mursulí, metodóloga provincial de la asignatura.

Dicha materia como la de Español mantuvieron los niveles de aprobados similares a los del año lectivo anterior; aunque la calidad descendió, en opinión de Marta Montano Rivero, secretaria ejecutiva de la Comisión de Ingreso Provincial, quien lo ejemplifica con los 12 descalificados debido a errores ortográficos en Español. La duda aparece al doblar de la esquina: ¿cómo ellos pudieron sortear tantas comprobaciones durante la vida escolar?

Con posibilidades ínfimas de revisiones complacientes por los tribunales, los exámenes de ingreso a la Educación Superior suelen destapar la caja de Pandora al develar no pocas deficiencias del sistema educacional; sin embargo, paralelamente, permiten certificar las elevadas cotas alcanzadas por el proceso docente-educativo en instituciones como el Instituto Preuniversitario de Ciencias Exactas Eusebio Olivera.

Cuando cuenten con los resultados definitivos de las convocatorias previstas, el Departamento de Preuniversitario de la DPE diseccionará su estrategia aplicada en la preparación de los estudiantes; las futuras acciones caminarán en muletas si se obvian los niveles de enseñanzas precedentes, los que, más allá del éxodo de profesionales, también disponen de excelentes maestros.

A no dudar, sobre ellos y todos recae, igualmente, la responsabilidad de que los interesados en concurrir a la universidad puedan vencer los exámenes de ingreso, instituidos a finales de la década de los 80 del pasado siglo. Por cierto, nadie piense que la barrera del 80 por ciento de aprobados en Matemática resulta infranqueable; a inicios de la actual centuria, logró superarse.

Alumnos y claustros hilaron fino en aquel curso 2001-2002. No recuerdo si para esa fecha tantos padres se encomendaron a los santos, como hoy, para que sus hijos aprobaran. No sé si en esa época Marta Montano, secretaria general de la Uniss, recibió en su despacho a alguna madre desesperada, como ahora, a quien tampoco la cuenta le dio: “Profe, hasta 1 000 pesos gasté en un repasador de Matemática y ni con eso la niña aprobó”.

Enrique Ojito

Texto de Enrique Ojito
Premio Nacional de Periodismo José Martí, por la obra de la vida (2020). Máster en Ciencias de la Comunicación. Ganador de los más importantes concursos periodísticos del país.

9 comentarios

  1. Cuando ponen la 2da parte , Muchas felicidades al periodista muy buen trabajo , como todos dirigente los de educación buscando escusas, LOS RESULTADOS SON MALOS Y UTEDES SI TIENE CULPA , repito felicidades al periodista así faltas artículos así.

  2. En mi opinión es el resultado de un fenómeno multicausal y ligado a la historia de la educación cubana de las últimas décadas.
    Desinterés histórico de muchos alumnos que en sus etapas anteriores no se esforzaron porque tienen sus miras en el negocio o en abandonar el país. Esto se acompaña de la lamentable conclusión que expresa que «para qué voy a estudiar si ser profesional significa estar ubicado en el último escalón de la vida social, si el esfuerzo en el estudio no se compensa con el resultado final.

    Desinterés de algunos profesores que ante sus precarios salarios muchas veces no dan el esfuerzo necesario y se sienten desatendidos por quienes los dirigen. Siempre el alumno le va a tocar alguno de estos.

    Inestabilidad en los clautros de maestros, pues siempre que aperecen opciones económicamente mejores abandonan las aulas. Si lo observamos bien es una manera de indignación.

    Burocratización de la educación que ocupa a los maestros en reuniones e informes rutinarios que en la mayoría de los casos no resuelven ningún problema práctico. Esto se mezcla con amenazas de impecciones y controles: viene el municipo, viene la provincia, viene la nación, viene el Partido, etc.

    Incapacidad del Estado para desarrollar estrategias realmente realistas para contrarrestar estos fenómenos y evitar con ello que los maestros se sientan mal o abandonen su profesión. La estrategia no puede ser solo basada en la formación de nuevos maestros para sustituir el déficit, pues estos también les va a pasar lo mismo.
    LO LAMENTABLE DE ESTO ES QUE SE TRATA DE UN EXAMEN A LOS ALUMNOS QUE LLEGAN A LOS PREUNIVERSITARIOS, QUE GENERALMENTE SON LOS MEJORES. CÓMO SERÁ EL COMPORTAMIENTO DE LOS QUE NO LLEGAN O SE MANTIENEN EN OTRAS ESTRUCTURAS EDUCACIONALES?

  3. El gran problema de la educación en Cuba es que se a vuelto solo numeritos…tanto porciento de retención, aprobados, etc….vi tildar de malos profesores a los pocos que realmente tenían cálida por la sencilla razón de que el que ponchaba, ponchaba y como no cumplían esos por cientos pues sencillamente no eran buenos a pesar de que cuando se le visitaba los mismos demostraban ser los mas capacitado. Vi hacer comprobaciones nacionales para medir el conocimiento de los alumnos en materias como Matemática y Español. Estas comprobaciones se avisaban con tiempo y una semana antes se paraban todas las clases y se repasaba para la asignatura de la comprobación y si se filtraba la comprobación unos días antes lo cual era común….Pues no le diré que se hacia pues vergüenza me da decirlo…En resumen y para no cansar el sistema educacional se a convertido en numeritos bonitos sin ningún sostén detrás….
    Ojo….debido a esto los profesores buenos aprenden a mentir o se van del sector por la impotencia, los alumnos buenos no se esfuerzan pues los malos salen por donde mismo sin tanto esfuerzo y lo mas triste en la mente de los alumnos ya esta eso de que….¨aquí nadie poncha¨
    Claro esta cuando se encuentran con una prueba de verdad con todas y las de la ley…entonces es cuando se choca con la realidad….eso es lo que pasa en las pruebas de ingreso…

  4. No hay que ser docente para darse cuenta que el problema real no está en la prueba de ingreso, esta tal vez sea la que revele el verdadero estado de los estudiantes. Lo que pasa es que para muchos esa es la primera prueba verdadera y con rigor que realizan en su vida estudiantil.
    Creo que este artículo es bueno pero toca solo una infinitésima parte del problema, problema que es casi un delito abordarlo en la escuela. Pero que el sentido lógico y común lo dice a grito.
    Como es posible que en los exámenes ministeriales aprueben en la primera convocatoria solo el 23% de la escuela en la segunda lleguen al 26% y en la tercera y última se logre el 100% en solo días de diferencia y todos dirigentes políticos, directivos de educación , padres, maestros y la sociedad en general lo vean como algo normal …….es como si tu casa, llegue tu esposa el día que cobro y le diga, mi amor con el salario de este mes que cobre hoy pase por la tienda y compre este refrigerador y este TV de 32 pulgadas

  5. Felicidades muy bueno el artículo, en este momento lo que más preocupa a los padres después de haber sido victima sus hijos de este proceso es donde iniciaran sus estudios la gran parte de los estudiantes desaprobados es preocupante pues de estos una gran parte de estos jovenes no realizaran la segunda convocatoria, esto es un problema grande estaran el dia en la calle deambulando o pensando en las musarallas.

    Saludos

  6. Hola:

    En mi opinión el principal problema es que la Educación cubana desafortunadamente ha decaído muchísimo en sentido general. Para nadie es un secreto que en los niveles medios de educación casi que se les exige a los profesores que tengan altos niveles de promoción, y esto lo que provoca es que aprueben a todo el mundo (o casi todo el mundo) y evidentemente las notas están infladas, porque si haces pruebas fáciles para aprobar a los malos, entonces los que no lo son salen muy bien sin esforzarse mucho, lo cual va en detrimento de los estudiantes. Yo simplemente les voy a poner mi ejemplo:
    Actualmente estoy terminando un Máster en Matemática en Europa, soy licenciado en Matemática por la UCLV (título de Oro, con más de 5 de promedio), terminé mi Secundaria con 100 de promedio, y el preuniversitario también. En las 2 pruebas de ingreso que me tocó hacer estando 12 grado en el 2005, obtuve 100 puntos (Matemática e Historia). Tuve la suerte de tener profesores excelentes y otros no tanto (algunos pocos), pero por suerte no me tocaron las Teleclases ni los Maestros Emergentes (aunque los cambios me pisaron los talones). Aun así considero que no estudié lo que debía porque la Universidad no fue muy exigente y eso me ha pesado bastante.
    Al salir de Cuba y empezar mi Maestría me sentía sobrepasado por el ritmo de estudios y mis primeras notas fueron malísimas y sin piedad (aquí nadie te pasa la mano). Luego me fui adaptando y a golpe de esfuerzo, de mucho estudio y fuerza de voluntad, enderecé mi camino y estoy próximo a terminar exitosamente. Tengo mucho que agradecerle a mi querida maestra y amiga Catalina, pues cada vez que sentía que todo era muy duro, pensaba en que tenía que ser disciplinado como ella me inculcó y que no podía defraudarla.

    Mi humilde sugerencia es que el Sistema Educativo Cubano (espirituano en este caso), debe volver a ser riguroso como hace décadas atrás, que obligue a estudiar y a prepararse bien a los estudiantes y que apruebe sólo el que demuestre que se sabe las cosas, en pruebas que no sean de un nivel bajo y que este vaya aumentando gradualmente a medida que se quiera obtener una nota más alta. Sé que será difícil por muchos problemas, empezando por lo poco que ganan de salario los profesores, que eso a la vez hace que casi nadie quiera ser maestro y muchas veces los que se decantan por el magisterio también son alumnos malos, (en mi época de estudiante es sabido que varios de los que se quedaban sin carrera se iban para el pedagógico). Además la escuela y las universidades tampoco motivan demasiado, porque al estar la Pirámide Social invertida, los profesionales en Cuba viven casi siempre peor económicamente que los que se dedican a otras cosas, y esto desmotiva bastante a un estudiante, que entonces se pregunta de qué le servirá su título (en términos realistas y prácticos), a no ser para otra cosa que tenerlo colgado en una pared de su casa, esperando que las cosas cambien.

    Lo que he dicho no lo hago con el ánimo de ofender a nadie sino de exponer los problemas como yo los entiendo, porque a mí es al primero que no me gusta ver a mi país así y creo que las cosas se pueden resolver. El artículo me parece bastante bueno, como nos tiene acostumbrados el Escambray que aborda los problemas de frente.

    Espero que publiquen mi comentario.

    Un saludo.

  7. edel ortega abrahan

    farta de estudio sistematico y baja preparacion metodlogica desde cursos muy temprano principalmente en la secundaria basica

    • Comparto contigo íntegramente el comentario, muchos éxitos en tus estudios, hoy los profesionales tenemos q muchas veces, para no decir la mayoría que voltear la cara delante de una shoping o un centro de gastronomía de alto nivel, las razones son ampliamente conocida, desgraciadamente, nuestros hijos están viendo como es la historia; en estos momentos estoy esperando a ver si mi hija obtuvo la carrera de Medicina, aprobó todo y tiene buen índice, siempre le he inculcado el hábito al estudio y la necesidad de salir alante, en esta carrera prometedora. Es muy triste ver como un simple criador de cerdos, es multimillonario, cdo un profesional, q dió todo en su carrera, yo también fuí título de Oro, y hoy no tengo ni una bicicleta. Tenenmos esperanzas en q el sistema enfrente con valentía y acciones bien dirigidas a valorar a los q hacemos el día a día por esta Revolución.

    • Concuerdo con usted, fíjate si es así todo lo que dice, que en dos renglones escribió le faltaron 4 tildes y escribió (fartaron), si así somos los que evaluamos cómo estarán los evaluados?

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