Patrimonio: dos lecturas a la misma historia

Sometido a una reparación casi total, el inmueble que ocupa hoy la Biblioteca Provincial Rubén Martínez Villena demanda cuidado para su conservación.   Al entrar por el costado del hotel Plaza hacia el parque central de la villa del Espíritu Santo, por la que otrora fue calle Marcos García —hoy

La Biblioteca Provincial Rubén Martínez Villena sitúa la magnificencia en el conjunto urbano del Centro Histórico yayabero. Sometido a una reparación casi total, el inmueble que ocupa hoy la Biblioteca Provincial Rubén Martínez Villena demanda cuidado para su conservación.

 

Al entrar por el costado del hotel Plaza hacia el parque central de la villa del Espíritu Santo, por la que otrora fue calle Marcos García —hoy Avenida de los Mártires—, sobreviene el deleite. La vista reacciona ante una composición de columnas neoclásicas, bien proporcionados balcones, capiteles y escalones de mármol que le imprimen a la fachada un entramado visual que gratifica.

Pocos se libran del arrobamiento; quizás algún inexperto en rumbos arquitectónicos, pues, sin subjetividad por medio, el edificio de la desaparecida Sociedad Artístico Literaria El Progreso, desde hace 50 años Biblioteca Provincial Rubén Martínez Villena, sitúa la magnificencia en el conjunto urbano del Centro Histórico yayabero.

Dicen que en el terreno existió el Teatro Cuba, del doctor Sebastián Cuervo Serrano, reducido a cenizas por un incendio. Quizás la historiadora local pueda afirmarlo o desmentirlo, mas los resquicios documentales sí recogen que el 10 de octubre de 1927 colocaron la primera piedra de la actual edificación y el 31 de diciembre de 1929 lo mejor de la sociedad espirituana de aquel entonces presenció la apertura.

Y a pesar de que donde antaño hubo tacones y joyas hoy existen cientos de libros, su pompa y fastuosidad resultan imposibles de soslayar. Escaleras de mármol, esculturas italianas, espejos y hasta una cúpula con vitrales cuentan entre los encantos del centro literario y cultural que hoy, cuando el almanaque nos acerca contrarreloj al medio milenio, vive un mejoramiento constructivo que agradece.

LECTURA CONSTRUCTIVA AL INMUEBLE

Ernesto Vargas trabaja en la biblioteca desde hace años. Por ello a lo mejor le resulta una suerte de segunda casa que conoce al dedillo. “En el área del hall se pintó la entrada y solo faltan algunos detalles de los relieves. Se restauró la cúpula y sus vitrales están en la Oficina del Conservador de la Ciudad de La Habana para repararlos”, explicó ante las interrogantes de Escambray.

Asimismo, la iluminación recibe mejoras, por ejemplo la cúpula, que no contaba con el sistema de lámparas que resaltan su belleza en las noches. La reposición de muebles sanitarios, así como la colocación de losas nuevas brindan una nueva imagen a los baños.

“En el tercer nivel de la biblioteca, la sala general quedó restaurada totalmente, desde el techo, las paredes, hasta las puertas y lámparas. Se arregló también el cielo raso, que estaba desconchado”, declaró Vargas.

Sin embargo, el recinto no alcanza celebridad solo por la arquitectura; el propio Fidel compartió allí con el pueblo espirituano durante el paso de la Caravana de la Libertad y años antes hasta el Benny, que se negó a ingresar a una fiesta en el edificio porque no dejaron entrar a su orquesta de negros. El músico de Lajas plantó los atriles en un portal cercano y con su talento promovió la disculpa de los acaudalados miembros de El Progreso.

Al menos eso cuenta la literatura oral, que puede tener algo de la imaginación de los lugareños; no obstante, sobran razones históricas y artísticas por las que la carismática construcción necesita cuidado perenne.

LEER EN EL MÁRMOL

Además de que los usuarios pueden leer en los miles de libros de las distintas colecciones del recinto, tristemente, también pueden hacerlo en los mármoles de la entrada. La infeliz escena se constata si se detalla en las láminas de estas piedras que decoran el frente de la institución: Ricón, Javi, Luis, Nelson y otros cartelitos dan fe del exceso de ultraje; sin embargo, ahí no termina la historia.

“En los laterales las personas vomitan, orinan y todo entra para lo que pudiese ser el sótano de la institución, que está por debajo del nivel de la calle, y corresponde a la sala infanto-juvenil. Tenemos escasez de auxiliares de limpieza, para sacar esa orina tiene que ser con colcha y a mano”, detalla a este semanario Anselmo Hernández, el actual administrador.

¿Acaso no se exponen a enfermedades, tanto trabajadores como niños, debido a este urinario improvisado? También el colectivo alega que la escalinata se torna gradería cuando a partir del horario de la tarde disímiles personas se sientan allí y consumen bebidas alcohólicas.

“Interrumpen el paso de nuestros usuarios. En el caso de alumnas del pre, que vienen a hacer sus trabajos escolares, son maltratadas verbalmente cuando llegan o se marchan —refiere Anselmo—. La biblioteca no se ha cruzado de brazos. Nos redujeron los custodios, pero nos dividimos y llamamos la atención. Hicimos una carta al Partido y luego de eso la policía nos ayudaba, pero esa ayuda ha ido disminuyendo”.

El mérito de que exista esta obra en la ciudad de Sancti Spíritus no puede obviarse mas; si no respondemos con conciencia y respeto a sus bienes, asistiremos no al disfrute, y sí al declive de sus valores. ¿Sabrán Nelson o Ricón el daño que causan?

Sin restarles importancia al puente sobre el río Yayabo, símbolo indeleble de la villa, o casonas tan despampanantes como el Museo de Arte Colonial, en la Rubén Martínez Villena se fusionaron dinero y buen gusto; por lo tanto, conmino a la reflexión sobre el cuidado de la que por derecho propio y riqueza arquitectónica pudiese calificarse como la más bella edificación espirituana.

Escambray

Texto de Escambray

Comentario

  1. Ese edificio es PRECIOSO, no es solo uno de los mas lindos de Sancti Spiritus, también lo es de toda Cuba, hay que quitarse el sombrero, y creo que no exagero a pesar de ser espirituano. El problema de la falta de conciencia y realizar necesidades biológicas en los alrededores se pudiera paliar con una excelente iluminación en los alrededores del edificio. El problema de sentarse a ingerir bebidas alcohólicas en la escalinata pasa para su resolución por SEÑALAR primero su prohibición, y en segundo lugar que las autoridades competentes, en este caso la policía, tome mediadas y multe a los infractores. Poco a poco el problema se ira acorralando y se sentara el precedente de que ahí, en escalinata, no se puede beber ya que sera multado el que lo haga, y la voz populi se encargara de ello. Los medios de comunicación también tienen que jugar su papel.

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