De la primera foto —Pinar del Río, 2022— hasta hoy —Sancti Spíritus, 2025— la inquietud de un lente convoca, cuestiona, grita… Necesitó de tiempo, horas de estudio y trabajo de campo. Precisó de empeños, guías a distancia, cooperaciones… Pero ahí está lo soñado, lo trazado con la paciencia de un orfebre, con el asombro de la firma nobel: Rostros, sonidos, vidas.
Es ese el título del bautizo en las artes visuales de Alien Fernández Martínez. Y por la puerta ancha. El hijo de Fomento se atrevió a dar este primer paso con una propuesta sin precedentes en tierra espirituana: instantáneas acompañadas por paisajes sonoros. Instalaciones fotográficas que van más allá de un retrato, escudriñan en dolores, tristezas, cuestionamientos, desesperanzas… Crónicas que trascienden un único personaje. Hablan de un país envejecido, endeudado con sus horcones humanos, agrietado en ese deber ser con quienes son biblias sagradas.

Son 18 piezas. Travesías todas por las diversas marcas que lega el andar por los surcos curvos y rectos de la vida. Cada una es única. Mas, convergen entre sí y entre quienes dialogan de frente con las expresiones ajenas de poses en experiencias, pensamientos, aspiraciones, la sobrevivencia del día a día.
Se lo propuso de esa forma el artista. A su paso por sitios diversos y cámara en ristre, hurgó en muchas de las diversidades cubanas: la memoria fresca tras el paso del huracán Ian por San Luis, fragmento occidental de Cuba, miradas perdidas en las horas desde un parque y portal en San Pedro, la algarabía en Tuinucú mientras los azucareros hacen historia también en su estadio de pelota, la sabiduría campesina de hacer parir la tierra a fuerza de guataca y recursos naturales, el tributo a las deidades legadas de los antepasados arrancados de África, la música de hoy y de siempre, aunque la conga que late en el barrio yayabero de Jesús María no salga en cada mes de julio, las rutinas de oficios y espacios comunes, los seres humanos que se ganan el apelativo de ser personajes pueblerinos…
Y todo comenzó como una necesidad. La fotografía, desde el 2016 ha sido, más que un soporte, recurso, herramienta… El blanco y negro el pretexto, perfecto para captar la atención en tiempos de tantas distracciones. Mas, supo desde el primer instante que precisaba de algo más para cumplir con su objetivo.
Lectura a lectura encontró al británico Lee Jeffries y el efecto Dragan. De inmediato, se volvieron inspiración. Alien Fernández Martínez volvió a la carga. Tomó las primeras fotos y logró lo anhelado: los ojos y marcas del tiempo dejan de habitar de forma única en cada rostro. Tienen palabra. Sacan suspiros. Intiman. Estrujan las esencias más íntimas. Provocan. Toman el control.
No conforme aún, Alien Fernández Martínez, nombre conocido por integrar colectivos radiales de grandes audiencias, prosiguió la búsqueda. Confiesa que no lo concibió desde el inicio, aunque el recurso lo acompaña desde el 2008, cuando se estrenó como fundador de Radio Fomento.
Buscó en sus esencias. Ahí están los sonidos, su templo más sagrado. Tomó de un lado y de otro. Experimentó. Creó. Hizo arte como siempre o casi siempre, cuando se sumerge en las pistas del Adobe Audition.
Cuarenta y cinco segundos bastan para entender mejor cada mirada, cada expresión, cada sentimiento emergido en las fotos que cuelgan en la sala principal de la sede del Comité provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) en Sancti Spíritus.
Por ello, no podía ajustársele mejor su título: Rostros, sonidos, vidas. Aunque Reinaldo Cedeño Pineda, Premio Nacional de Periodismo Cultural José Antonio Fernández de Castro 2021, con exquisita elegancia encontró muchas más exactas puntadas para fijar la autenticidad de la muestra, producida por el periódico Escambray.
“Es, en verdad, la aventura de un creador en plena eclosión. Es una arriesgada mixtura. Como tejido luminoso se entrelazan aquí el ojo avizor del comunicador social, el entrenamiento formidable del fotorreportero de prensa y, sobre todo, el delicado oído, el propositivo desempeño al que se ve sometido un realizador de sonidos para hacer que vibren en unas notas, épocas, significados, impresiones”.
También en las palabras del catálogo vaticinó que esta exposición, asomo al pórtico del panorama artístico del país, abrirá un camino de cosechas fértiles. Tampoco lo dudo, sobre todo, porque Alien Fernández Martínez no deja quieto el obturador.
Es un cazador compulsivo de historias, sucesos, fragmentos del diarismo… Tiene alma de fotorreportero. La fotografía social lo desvela, en teoría y práctica.
Y como si no bastara, trasciende a lo que encuentra a través del visor de la cámara. Escucha cada paisaje sonoro que le otorga valores únicos. Tanto así, que ya tiene en el tintero su próximo reto: crear una obra artística con sonido inmersivo.
Arriesgado, desafiante, revolucionario, pero el arte es eso por naturaleza. Alien lo sabe. Cada paso en su carrera, tanto en la fotografía como en los sonidos, ha significado escalar peldaños no ajenos a tropiezos, pero sí con muchas gratificaciones como las que ha experimentado en cada momento del proceso de Rostros, sonidos, vidas.
Escambray Periódico de Sancti Spíritus
















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