Doctor espirituano Luis Enrique Pérez Ulloa: Salvar vidas más allá de nuestras fronteras

Luis Enrique Pérez Ulloa se enorgullece de formar parte de esa legión humanista de batas blancas que desde hace 60 años da luz a los lugares recónditos del mundo

Más de treinta años de trabajo y tres misiones en el exterior distinguen al doctor Luis Enrique Pérez Ulloa. (Foto: SMC)

Con más de tres décadas de graduado en Medicina, el doctor Luis Enrique Pérez Ulloa sobresale por su amplia hoja de servicio en favor de la salud del pueblo cubano y de otras partes del mundo, en particular de Venezuela, Andorra e Italia, donde se desempeña en la actualidad como jefe de misión médica de la Isla en ese país de Europa.

Especialista de II Grado en Hematología, cumplió su primera misión fuera de fronteras hace 20 años en el estado venezolano de Táchira.  Allí laboró primero como jefe del área y luego dirigió una clínica en la misma región. Por su notable trabajo, asumió –dos años más tarde– la vicerrectoría del hospital Simón Bolívar en Carabobo y, al poco tiempo, se convirtió en el principal directivo de esa institución hasta abril de 2009.

Pérez Ulloa califica de muy positiva y entrañable aquella primera experiencia fuera de Cuba. De esos años recuerda la atención de familias enteras con anemias carenciales por falta de hierro, que cuando iban a las consultas de los profesionales de la Isla  se sentían satisfechos por la calidad de la asistencia y la relación muy cercana que estos logran con los pacientes, un sello distintivo de la medicina cubana, de gran impacto en todo el orbe.

COVID-19: en Europa también la presencia médica cubana

Los meses de marzo a julio de 2020 marcaron profundamente a Luis Enrique. De nuevo saldría del país para asistir a personas contagiadas con el virus SARS-CoV-2, causante de la COVID-19, una pandemia que paralizó el planeta y que convirtió a Europa en su epicentro durante ese fatídico año. Esta vez su misión fue dirigir la brigada de 39 colaboradores del Contingente Henry Reeve que laboró en el Principado de Andorra.

Según cuenta, a la llegada de los especialistas cubanos, esta nación, ubicada entre España y Francia, tenía la tasa más alta de infección por habitante, de una población total que rondaba las 78 mil personas. En un lapso de tres meses y medio, a pesar de las inevitables muertes, devolvieron sano a su hogar al último paciente contagiado, y con la tranquilidad de que ninguno de los profesionales caribeños contrajo la enfermedad, lo cual habla de la responsabilidad y rigurosidad en el cumplimiento de los protocolos sanitarios.

Pero la lucha contra la COVID-19 en Cuba también tuvo al doctor Pérez Ulloa entre sus protagonistas, y su experiencia en Andorra resultó de mucha valía para enfrentar los picos pandémicos en provincias como Santiago de Cuba, Pinar del Río, La Habana, Matanzas, con uno de los brotes más extendidos de los registrados en la Isla.

Alejado de su familia, este galeno de Sancti Spíritus reconoce que la colaboración médica cubana traspasa la humanidad y altruismo que encierra en sí exponer la vida propia para salvar la de otros, y destaca entre sus fortalezas cómo se afianzan los lazos de hermandad entre los cooperantes, la ética en el ejercicio de la profesión, la solidaridad y, por encima de todo, el amor a la patria.

Luis Enrique Pérez Ulloa se enorgullece de formar parte de esa legión humanista de batas blancas que desde hace 60 años da luz a los lugares recónditos del mundo, adonde llegan las misiones de salud de la mayor de Las Antillas.

(Tomado de la página de Servicios Médicos Cubanos)

Redacción Escambray

Texto de Redacción Escambray

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