Entre tantos puntos de venta que en los últimos tiempos han surgido en el conocido barrio de Kilo-12, en la cabecera provincial espirituana, sobresale uno que lleva por nombre La Bendición, aunque, según los asiduos del lugar debería llamarse La Complaciente, pues su titular Yuleisy Cutiño Silva se las ingenia para que cada persona que allí se acerca salga satisfecha y con deseos de volver.
Con poco más de seis meses de creado, este emprendimiento le cambió la vida a su dueña, la que junto a su esposo decidió convertir el portal de su casa en un sitio donde no faltan las viandas, hortalizas, vegetales, granos, frutas y muchos otros productos, todos con buena calidad y presencia.
Dispuesta con gusto y muy bien ordenada, la mercancía expuesta llama la atención de cualquier transeúnte, pero si decides acercarte en busca de alguno de estos surtidos, Yuleisy se las ingenia para envolverte con un trato afable y respetuoso, una sonrisa de bienvenida y los buenos deseos de que tu día transcurra con satisfacción.
Esa, quizás, es la clave del éxito que en tan solo unos meses ha distinguido el punto, a pesar de estar rodeado de otros que venden mercancías parecidas. No obstante, Escambray quiso conocer en detalles el desempeño de este lugar y supo algunas de las interioridades en su funcionamiento.
“Yo trato de vender productos frescos, principalmente las platanitos, guayabas y frutabombas, al igual que los ajíes y las coles, pero sobre todo un poco más baratos que en el resto de los sitios, eso se debe a que tengo vínculos directos con algunas bases productivas, que me traen las mercancías sin que medie ningún otro intermediario”, aclara Yuleisy.
“Aquí todo el que llega sale complacido, sabemos cómo está la situación del país con el tema de los precios; sin embargo, siempre estoy dispuesta a ayudar a mis clientes, a veces no pueden comprar la malanga criolla, que es más cara, pero se llevan la de chopo que, aunque es de otra variedad, le sale a menor costo. Así ha sido desde que inicié este negocio y, por suerte, ha tenido gran aceptación. Como se puede ver, oferto la mejor mercancía y así cumplo con las expectativas de muchas personas que se acercan a nuestro portal”.
¿Cuál es el secreto para que los productos mantengan buena presencia?
No dejo que los clientes manoseen los surtidos, a muchos les gusta tocarlos y eso en ocasiones los daña, soy yo quien selecciona la manito de plátano que desean o los aguacates que más les conviene.
Mi mercancía no está maltratada y siempre que alguna comienza a deteriorarse se retira de la exhibición. Creo que, a pesar de ser un espacio pequeño, el hecho de tener bien dispuesto todo llama mucho la atención.
Desde hace algunas semanas comencé a recibir surtidos importados: naranjas, mandarinas, plátanos y ajo, hasta cebollas, uvas, manzanas y limones. Al principio creía que sería difícil de venderlos porque el costo es alto, pero hay quienes prefieren comprarlos por su calidad.
¿Entonces han tenido aceptación esos nuevos productos?
Los espirituanos no estamos acostumbrados a ver ni a consumir ese tipo de mercancía, como el ajo, por ejemplo, que con solo un diente de la cabeza pueden hacer un sofrito, pero ya los clientes se han ido familiarizando con ellos y hoy los buscan.
¿Te sientes satisfecha con tu quehacer?
El trabajo del punto es arduo, aquí se trabaja de siete de la mañana a siete de la noche, pero me siento satisfecha porque veo cómo las personas que vienen por vez primera luego regresan y muchas me elogian por el buen trato y porque aquí, entre mi esposo y yo, les buscamos la vuelta para que nadie se vaya inconforme.
Escambray Periódico de Sancti Spíritus












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