La evasión fiscal constituye una práctica perseguida y penada por las leyes en la mayoría de los países del mundo. Mansamente y por voluntad, a pocos contribuyentes les nacería cumplir al pie de la letra con el pago de sus tributos al presupuesto del Estado. Por esa razón, cada nación ajusta las tuercas de sus controles a los impuestos establecidos.
En este sentido, el área de fiscalización, auditoría y control de obligaciones de la Oficina Nacional para la Administración Tributaria (ONAT) en Sancti Spíritus en lo que va de año ha realizado más de 2 050 acciones, fundamentalmente a negocios que se dedican a la importación, que dan señales de abultadas ganancias, mantienen elevados niveles de ventas o se ubican en lugares con notable afluencia de público.
Como resultado, ha salido a la luz una verdad inobjetable: absolutamente todos los inspeccionados subdeclararon y su deuda con el presupuesto sumó cerca de 163 500 000 pesos.
En su defensa, los incumplidores alegaron desconocimiento, dificultades con la contabilidad, falta de control sobre sus ventas, la elevada tasa de cambio del dólar en el mercado negro, el encarecimiento de las materias primas, o simplemente aportan por las ganancias y no por sus ingresos brutos, como se encuentra oficialmente establecido.
Las verificaciones de la ONAT en el territorio también han llegado este año hasta otros más de 2 700 contribuyentes para comprobar su cuenta bancaria fiscal y sobre el terreno han impuesto decenas de multas a quienes no han abierto ni utilizan este instrumento de pago e incumplen con el deber de depositar el resultado de sus ventas en el banco, así como de aceptar los pagos en línea que hoy tanto demandan los clientes por el déficit de efectivo existente en las sucursales.
Igualmente, la Oficina de Administración Tributaria aquí ha gestionado y cobrado deudas fiscales pendientes por más de 132 millones de pesos y hoy les quedan otros más de 2 400 contribuyentes atrasados, quienes superan los 128 millones de pesos por pagar.
Por otra parte, también han revisado a casi una treintena de mipymes con pérdidas declaradas, a las cuales se les determinaron cerca de 600 000 pesos por aportar; y se encuentra en un proceso de comprobación de un grupo de declaraciones juradas del 2024, donde se han encontrado notables subdeclaraciones, hasta ahora estimadas en casi 30 millones de pesos.
Con lupa, los fiscalizadores, además, han revisado algunos pagos de las entidades estatales a los contribuyentes privados, determinados casos por solicitud del Ministerio del Interior y han actuado contra una decena de ilegales, a muchos de los cuales les han aplicado multas de 5 000 pesos, entre otras penalizaciones.
Llama la atención que absolutamente todas las acciones de control y fiscalización realizadas por la ONAT han resultado efectivas porque el ciento por ciento de los examinados han evidenciado deudas con el fisco, realidad que la institución corrige con la exigencia de que paguen lo que deben, más un recargo y una multa.
De persistir en sus incumplimientos, pasan a la llamada vía apremio y, si definitivamente no cubren sus deudas, pueden incluso ser llevados ante un tribunal por el delito de evasión fiscal: del pasado año a la fecha se han presentado casi una decena de informes con este fin, de los cuales algunos se archivaron porque pagaron el dinero, otros se mantienen pendientes y a tres se les radicaron denuncias.
Como resultado de estas, hasta ahora solo aparece un sancionado a tres años de trabajo correccional sin internamiento y otro a quien se le solicita igual penalización. El actuar de la ONAT incluye, asimismo, en algunos de estos casos la regulación de las salidas del país, que hoy suma a 164 contribuyentes con más de 43 millones y medio de pesos por abonar, mientras que ya retiraron esta limitación a otras 194 personas, a las cuales ya les cobraron alrededor de 128 millones y medio de pesos.
Independientemente de estas mínimas cifras, la realidad demuestra que más de la mitad de los subdeclarantes pagan lo que deben en el tiempo establecido, en tanto la mayoría de los otros se encuentran aún en término o en proceso de negociación.
Aunque Sancti Spíritus aparece entre las mejores provincias del país en cuanto a la cantidad y efectividad de las acciones de control fiscal, resulta evidente que estas apenas representan la punta del iceberg porque llegan apenas a un mínimo de los más de 16 500 contribuyentes que hoy se encuentran registrados en el territorio, incluidas empresas, mipymes, trabajadores por cuenta propia, cooperativas, artistas y creadores, entre otros.
La escasez de auditores y fiscalizadores limita el accionar de la ONAT en Sancti Spíritus, aunque a su favor cuenta con el término establecido de hasta cinco años para llegar a cada uno de los que mantienen compromisos con el fisco para controlar el cumplimiento de sus deberes con el presupuesto y también para capacitar donde lo amerite.
Porque dejar de declarar ingresos se convierte en la antesala del delito de evasión y, aunque los especialistas consideran que ha mejorado discretamente la cultura tributaria aquí, siempre resultará una tentación para muchos dejar de pagar lo que —por obligación legal y por deber cívico— los contribuyentes deben aportar al presupuesto del Estado para uso común de los cubanos todos.
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