Cuando cada vez más las historias viajan por las redes y llegan a las pantallas, resulta un placer escuchar a un cuentacuentos moderno llamado Juan Eduardo Bernal Echemendía, «Juanelo».
El vicepresidente primero de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, además de presidente de la Sociedad Cultural José Martí, en su provincia, Sancti Spíritus, enamora y atrapa con sus palabras.
Domina infinitas verdades y leyendas; pero me relató una muy cercana, con aroma familiar y uniforme de pelotero, acerca de su padre, el destacado lanzador Plácido Bernal. Sin embargo, advirtió: «Yo tenía 13 años cuando falleció, y de sus labios me llegó poca información. Los periódicos y muchas personas me dijeron mucho más.
«En él hubo un sentido tan profundo de la sencillez que realmente nunca develó aquellas cosas por las que sus amigos se sentían también engrandecidos.
«Todos sus conocidos lo aludían de una forma muy peculiar. Sobre todo, hablaban de ese crecimiento espiritual que representó ser una persona amable, correcta, nunca envanecida por el triunfo; al contrario, lo compartía con los demás de manera jubilosa.
«Por eso su obra no puede considerarse personal, sino pública, según la aceptación y el estímulo de sus contemporáneos. Cuando llegaba a Sancti Spíritus, todo era como una fiesta por ese hombre, quien en distintas latitudes había puesto en alto la significación de Cuba y la región».
Plácido debutó en 1939 con los clubes de la Casa Stany y la Marina de Guerra en Cienfuegos. Luego representó a varias novenas, y aumentaba su reconocimiento. Participó en ligas interprovinciales, alcanzó logros sustantivos con el Marianao en el circuito profesional, así como en las Ligas Negras, evocó Juanelo.
Actuó en la temporada fundacional de la Liga venezolana, en 1946; lanzó también en Panamá y en Colombia. «Hizo un recorrido muy activo por el Caribe, una característica generalizada en aquella etapa.
«El apelativo de “Velocidad” viene de Venezuela, cuando se encontraba a las órdenes de Pelayo Chacón. Llegó un día aquí con ese mote, incluso la prensa lo siguió tratando de esa manera».
El intelectual comprende la cultura como un entramado de muchos elementos, más allá de las expresiones del arte y la literatura. Por tanto, «debemos verla mediante las formas que permiten entender la elevación del sujeto espiritual, los modos de comunicarnos y defender un principio de identidad. Eso también lo consiguió la pelota» y, dentro de ella, su padre.
Escambray Periódico de Sancti Spíritus










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