Ha jugado en diferentes clubes y se apresta a hacerlo en el turco Merinos SK, pero para Lianet García Anglada defender los colores de Cuba con el equipo de voleibol femenino en los II Juegos Panamericanos Junior de Asunción, Paraguay, ha sido una de las emociones más sentidas.
No lograron, como quisieron, ninguna medalla. Un quinto lugar no parecía corresponderse con lo que este elenco dejaba ver en cada partido. En lo individual, desde posiciones que habitualmente no asume, fue una de las principales anotadoras en cada partido, ya como atacadora, ya con un servicio letal, con varios aces.
A pesar de que no es mi posición como opuesta y auxiliar, estuve como central, ayudando a mi equipo. En verdad, puedo jugar cualquier posición, la que me pongan. El pase no lo he hecho mucho, pero bueno… No pensé que me fuera a salir tan bien, trabajé para ello, me merezco todo lo que he pasado; el resultado no fue el que queríamos, mas estoy satisfecha”.
Muchos de sus servicios hicieron mella en la cancha rival, a la que llegaban de manera contundente. «He trabajado mucho en ello. Primero sacaba floti del piso y raqueta, pero me especialicé más en raqueta porque a la hora de atacar también es el mismo movimiento que llevas y para mí se me hace más fácil y más cómodo”.
Un 3-0 en contra ante Argentina pareció definir el rumbo para las cubanas, a quienes se les complicó, desde ahí, la clasificación hacia las medallas. Llegamos en unas condiciones un poco apretadas. El primer día no pudimos entrenar y al otro el primer partido del grupo era contra Argentina, no habíamos tocado pelota, tuvimos que ir directo al juego y eso nos chocó, creo que se le podía ganar, era un equipo que está a nuestro nivel y quizás un poco más bajo”.
Otro 3-0 vs. República Dominicana, ya en cuartos de final, les coartó el pase a la discusión de medallas. “No es que tenga más nivel, tenemos más y podemos ganarle. Contamos con la potencia, el salto, el mismo tamaño…, solo que nos tocó perder”.
Pero Asunción le dio tantos a su experiencia: Es algo más para mi currículo y lo veo todo positivo.
Así, los sumó a otros adquiridos en los clubes Jiangxi, de China, y TP Ho Chi Minh y VTV Binh Dien Long An, de Vietnam, que a la postre le abrieron las puertas al voleibol de Turquía, donde juegan varias cubanas. Según vas teniendo contratos y vas jugando en el extranjero, los cazadores de talentos ven a todas las jugadoras y si les cuadras para su club te buscan. Asistí al draft en Turquía para Corea, ahí me vieron y me seleccionaron”.
El paso por los clubes le ha ayudado a crecer: En China llegué de auxiliar y terminé jugando de opuesta, me fue bastante bien, ahora jugaré la pisición que le sirva al club. Jugar en el extranjero te da mucho desarrollo, todas las cubanas que tienen la posibilidad de jugar en el extranjero, pueden insertar toda esa experiencia, lo que aprendieron, en el equipo cubano para ayudar”.
Al voleibol llegó Lianet cuando tenía 12 años, después de estar en atletismo, básquet: En el voleibol me empecé a adentrar por mi prima Milagros Crespo y me fue gustando, pero por un tema de salud, por migraña, no podía coger sol y fui para el voleibol de sala; con su apoyo seguí hasta que llegué el equipo nacional”.
Al alto rendimiento nacional entró después de que José Pepito Fontes, Misleydis Salgado, Yamil Herrera y otros profesores de la EIDE Lino Salabarría la pulieron: Les agradezco mucho a ellos. Había varios entrenadores que cuando faltaba uno estaba el otro, se apoyaban y uno nunca puede olvidar de dónde salió, la humildad hay que arrastrarla a donde quiera. Eso te hace mejor persona”.
Y esa fibra la tocó en Asunción, donde, cuando menos lo esperaba, veía en Internet un punto verde desde Guasimal, la tierra donde nació hace 20 años y a la que, entre tantos compromisos (Copa Panamericana, Torneo en León, México), apenas puede visitar.
“Soy de Guasimal, a mucha honra, extraño mucho mi campito, mi casita y a mi familia. Les agradezco mucho el apoyo que he tenido de ellos desde tan lejos. Por WhatsApp, por Internet, ellos siempre me apoyan. Hasta personas que no conozco me han escrito y me dicen: ‘Escuché tu apellido Anglada, de Guasimal, y me dije: A esa muchacha yo la tengo que conocer’. Y yo: Pero, ¿quién tú eres? Da igual quien sea, me pongo muy contenta con eso”.
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