Los saltos de Diosber

El muchacho de Vitoria, en el municipio de Yaguajay, se convirtió en el primer espirituano medallista de oro en Juegos Panamericanos Junior

Diosger se coronó campeón con un mejor salto de 2.07 metros.

El salto con que Diosber Hernández Mustelier ganó la medalla de oro en los II Juegos Panamericanos Junior en Asunción, Paraguay, además de convertirlo en el primer espirituano en lograr un título en estas lides, fue un acto de superación personal.

Para llegar a los 2.07 metros que lo convirtieron en campeón, este muchacho de Yaguajay brincó antes alturas más complicadas. No por los 2.16 metros, que es su marca personal, ni por los 2.20 metros que quería alcanzar, sino por todos los saltos que debió dar para llegar a la cita.

Por eso, aunque lo traía en mente, prefirió cumplir el principal objetivo que lo llevó a Asunción. Por eso, cuando consiguió, limpiamente, la altura de 2.07 metros, la misma que otros competidores, pero estos con más faltas, sintió que todos los saltos de su vida habían valido la pena, incluso aquellos en que varios intentos resultaron fallidos antes de llegar a la selección nacional juvenil.

Diosber protagonizó una competencia muy táctica. (Foto: Mónica Ramírez)

Su “contentura” fue visible, tatuada como estaba en una sonrisa que lo acompañó mientras tocaba su pecho: “La medalla de oro me salió, estaba seguro porque venía con muy buena preparación, pensaba incluso saltar mucho más, acercarme a mi marca o mejorarla; no salió, pero el resultado ahí está”.

En una tarde-noche tranquila, luego de que un día antes las tormentas de Asunción impactaran también en el estadio de atletismo, las presiones se manejaban cerca de la varilla, mucho más cuando se reducía la lista de saltadores y esta empezaba a caer.

“Creo que me había ido algo de competencia porque no había hecho la marca que esperaba, pero ya sabía que tenía una actuación muy limpia y que si el mexicano fallaba me llevaba la medalla de oro”.

La cuidó con determinación y ayuda. También con autocontrol de las emociones: “Ahí estaban todos los compañeros apoyándome y esperando a ver qué pasaba”.

Y pasó lo mejor que le podía pasar a este yaguajayense, que ni a derechas conocía que estaba haciendo historia para su provincia. Cuando la reportera se lo reveló, sus ojitos brillaron de más. “No lo sabía, pero es un orgullo saberlo, esperen mucho de mí porque ahora empieza un nuevo capítulo y van a tener más para ver de mí”.  

Y también porque de un salto se puso ya, al menos en derecho, en los Panamericanos de Lima 2027. “Esta competencia te clasifica a los Panamericanos de mayores y por eso estoy contento, aunque no haya salido la marca que ansiaba (2.20 o  2.22 metros) para superar el récord panamericano junior y sé que tengo posibilidades de hacerlo, aunque no me haya salido”.

Pero la medalla de Diosber llevó más que los tres saltos que debió dar (2.01, 2,04 y 2.07) para conseguirla. Hace apenas un año llegó a la selección nacional, pese a un historial como recordista de los Juegos Escolares Nacionales, bronce en la categoría 13-14 y en los Juegos Juveniles: “Entré el curso pasado, pero he trabajado bastante bien, he tenido a dos personas apoyándome en mi preparación: Juan Francisco Centelle, que es mi profesor, y Dailen Moré”.

Bajo el cielo de Asunción se le desvanecieron los nubarrones que casi ahogan sus sueños. «Tuve muchos baches para llegar a la selección nacional, no pude ingresar de los escolares y me perdí las categorías menores. Convencí porque no me rendí, seguí en lo mío, incluso pasé Servicio Militar, salí y seguí sin rendirme y aquí estoy”.

Al momento en que el Himno Nacional resonó todos esos saltos se agolparon y Cuba toda le cupo en el pecho. Mucho más Yaguajay y todo el gentío de Vitoria, que ha saltado con él. Por eso reparte su medalla en mil pedazos: “Mi pueblo chiquito, que no tiene muchos deportistas, debe estar superorgulloso por mí, especialmente mi mamá que ya lo estaba solo de verme participar aquí; se la dedico porque esta medalla también es de ella, del pueblo, de todo aquel que me ha apoyado”.

Incluye aquí “al profe Miguel Vázquez, de Sancti Spiritus, que desde estaba en cuarto grado me vio el talento y me atrajo hacia la EIDE y ahí empecé en el salto de altura”.

Mira hasta el cielo que centellea por el fulgor de su medalla. En las alturas ve un salto, que ascendió a la gloria hace 37 años, cuando él ni siquiera había sido concebido por su mamá Yamila, estampado con la rúbrica de un mítico: Javier Sotomayor, tan cubano como él. “Es lo que estoy viendo de chiquillo”, dice. Respira y vuelve a soñar con las alturas.

Elsa Ramos

Texto de Elsa Ramos
Premio Nacional de Periodismo Juan Gualberto Gómez por la obra del año (2014, 2018 y 2019). Máster en Ciencias de la Comunicación. Especializada en temas deportivos.

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