Niños, familias y civiles continúan bajo el fuego en Gaza

Desde que entró en vigor el acuerdo de alto el fuego el 10 de octubre de 2025, las autoridades de Gaza acusan a Israel de haber llevado a cabo 47 violaciones documentadas

El contraste es brutal: mientras los mediadores hablan de reconstrucción y ayuda, las bombas siguen cayendo. (Foto: Internet)

En los últimos dos días, el llamado alto el fuego en la Franja de Gaza ha quedado convertido en un disfraz de calma mientras nuevas víctimas caen. El 16 de octubre de 2025, en el barrio de Zeitoun en Ciudad de Gaza, un vehículo civil que transportaba a la familia Abu Shaaban fue alcanzado por fuego militar israelí mientras regresaban a inspeccionar su hogar. Once personas murieron, entre ellas siete niños y dos mujeres adultas. Las autoridades de Gaza califican este ataque como la violación más grave del cese de hostilidades hasta ahora.

La parte israelí alega que el vehículo cruzó lo que denominaron la “línea amarilla”, una demarcación de control militar que supuestamente delimita áreas en las que aún operan sus tropas. Gaza rechaza esa versión y afirma que no había señalización visible ni advertencia efectiva para los civiles.

Desde que entró en vigor el acuerdo de alto el fuego el 10 de octubre de 2025, las autoridades de Gaza acusan a Israel de haber llevado a cabo 47 violaciones documentadas, causando al menos 38 muertos y más de 140 heridos.

Este patrón demuestra que la tregua —que se presentó como un respiro para una población devastada— se está transformando en una nueva fase de violencia disfrazada de normalidad. Cuando los niños mueren conduciendo un minibús hacia su hogar, la bandera blanca de la diplomacia se vuelve pañuelo gris de luto.

El contraste es brutal: mientras los mediadores hablan de reconstrucción y ayuda, las bombas siguen cayendo, la frontera de Rafah permanece cerrada y los desplazados regresan a esqueletos de casas, con la esperanza hecha escombro.

La comunidad internacional que avaló este acuerdo debe exigir no solo la apertura de pasos fronterizos y acceso de ayuda, sino cumplimiento real de los compromisos, protección efectiva de civiles y mecanismos verificados de rendición de cuentas. Porque si la tregua se mantiene solo para marcar estadísticas, mientras las bombas matan a familias enteras, entonces esa tregua es otro nombre para el silencio cómplice.

Cubadebate

Texto de Cubadebate

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