Siempre seré un conservador de la ciudad

Roberto Vitlloch se despide como director de la Oficina del Conservador de la Ciudad de Sancti Spíritus, pero sigue en estrecho vínculo con el patrimonio de la cuarta villa de Cuba

Familia, amigos, exalumnos y compañeros de trabajo asistieron a la ceremonia, donde se informó que no cesa su labor como director de la Oficina del Conservador de la Ciudad de Sancti Spíritus. (Fotos: Lisandra Gómez/ Escambray)

Regresó a casa con una maleta repleta de sueños. Cada uno iba dirigido a una ciudad que lo sedujo desde que abrió los ojos. En silencio le prometió entregas y amor infinito. Poco a poco, Roberto Vitlloch le ha cumplido; tanto así que hoy, a la vuelta de 53 años con el título de arquitecto bajo el brazo, siente aún deudas de gratitud.

“Le debo el espíritu de transitar por la calle, de bailar con las congas del Santiago Espirituano, fiesta a la que debemos volver, el coqueteo y la confrontación con la gente, ese ambiente popular tan estimulante para toda ciudad”.

Y bebió esas esencias antes de matricular en la Universidad Tecnológica de La Habana José Antonio Echevarría (CUJAE). Allí, cada plano y proyecto encontró los más exactos toques yayaberos. Incluso, en su propia tesis de grado —inicio de su amistad con Eusebio Leal, su oponente en el ejercicio de graduación— demostró que salía al mundo un profesional amante de la conservación.

“Querían que fuera para Santa Clara, específicamente para la Escuela de Arquitectura y dije que quería la calle. Entonces, me mandaron para acá y la primera gran obra fue la sede del Gobierno Provincial”.

Se unió al grupo responsabilizado con la tarea de impulsar que la edificación para entonces renovadora espigara en medio de un área desolada. La mayoría eran muchachos. Fue gracias a esas energías que otras diversas construcciones le otorgaron aires de modernidad a la villa.

“Hicimos locuras. Trabajamos a deshora, pero todo era por la ciudad”.

Y quizá la mayor de todas, para no pocas personas, fue cuando Vitlloch se plantó con la idea de crear una Oficina del Conservador de la Ciudad de Sancti Spíritus. Muchas batallas debió librar para que ese, uno de sus más grandes sueños, tomara vida.

Desde la década del 70, Roberto Vitlloch trabaja como arquitecto enamorado de la conservación de la villa del Yayabo.

“Eso comenzó en 1996 y en el 2018 el Consejo de Ministros aprobó, mediante el Decreto No. 346, su creación. Honestamente, tuve miles de contrincantes, de discusiones con decisores que alegaban que no hacía falta. Y yo decía: Pero, ¿cómo que no, con todos los valores y atributos que tenemos? A veces me tomaba una pastillita y me aconsejaba: Va a salir, Vitlloch, tiene que salir. Por suerte — y debo reconocerlo—, contamos con el apoyo del propio Eusebio”.

Desde ese centro le correspondió, además, de seguir de cerca algunas de las acciones de conservación y protección al patrimonio, organizar y liderar procesos en un colectivo con muchos rostros jóvenes.

“Me llevo el aprendizaje de cada trabajador, de sus amores y espíritu de labor porque lo logramos en todos los años difíciles que compartimos”, dejó escapar el día que, de forma oficial, Roberto Vitlloch cedió la dirección del centro.

Junto a él estuvieron de cerca la familia, amigos, exalumnos y compañeros de más de una batalla. Frases de un lado y de otro en el Salón de Convenciones La Merced —ese otro espacio que, gracias a la Oficina, se le regaló hace un año a la añeja urbe— confirmaron que su férrea voluntad por defender el patrimonio espirituano ha valido la pena y se agradece.

“No me despido. Esto es un hasta luego. Mi casa en Avenida de los Mártires No. 217 estará siempre abierta. Voy a tomar a Sandra Hernández —quien asume la dirección— de la mano para orientarla y desde ese nuevo papel continuaré velando por que no se cometan errores y se distorsione la imagen espirituana. No se pueden confundir y mezclar las cosas. Los tiempos difíciles que atravesamos no son excusa para eso. Sancti Spíritus tiene un yo interno muy grande que hay que rescatarlo, continuarlo, abrazarlo y estimularlo”.

Quienes lo acompañaron en la íntima ceremonia lo definieron como el eterno conservador de Sancti Spíritus, ¿se le ajusta ese traje?

No sé si es así o es un exceso de estímulo, pero yo siempre seré un conservador de la ciudad. Me quedaron cosas importantes por hacer, como trabajar más en los proyectos de desarrollo. Tenemos Hornos de Cal, protegido por el Citma como Monumento Local, el de Paso de Las Damas, que merece otro tratamiento, y Pueblo Viejo, el cual tiene que ser una prioridad. Ahí están nuestras raíces como villa y aún tiene mucho que decirnos. Además, no dejar al libre albedrío la ensalada musical que es la arquitectura espirituana. Está conformada por expresiones de los siglos XVIII, XIX y XX. Esa interacción de todos esos legados hasta aquí le imprimen el único y propio sabor de Sancti Spíritus.

Hay una deuda con la ciudad que ha provocado más de una opinión encontrada: la estatua ecuestre del Mayor General Serafín Sánchez Valdivia. ¿En qué bando está Vitlloch?

He tenido alguna imagen de que no he querido la estatua y no es así. La ciudad la merece, pero quizás no sea el mejor lugar el parque, sino en otro más visible, de más renombre para la urbe espirituana. Se han hecho cientos de propuestas. Hay uno con más aceptación que el resto, pero hay que analizarlo bien para no romper con la imagen. Es un proceso a ordenar, dirigir e intencionar. Lo que sí no podemos es aferrarnos a una idea, ni tampoco dejarlo a la libre improvisación. Incluso, si es realmente necesario que sea ecuestre o de otro tipo. Llegará en el momento oportuno, que honestamente no sabemos cuándo será, porque hoy atravesamos tiempos difíciles para el país.

¿Hasta cuándo estará a los pies de la ciudad?

Hasta que me muera. Tengo que decirlo por lo claro para que no haya erradas interpretaciones.

Lisandra Gómez Guerra

Texto de Lisandra Gómez Guerra
Doctora en Ciencias de la Comunicación. Reportera de Radio Sancti Spíritus y corresponsal del periódico Juventud Rebelde. Especializada en temas culturales.

3 comentarios

  1. Conocí al profesor Vitlloch quien fue mi director mientras cursaba el servicio social….un referente y ejemplo de director, trabajador y compañero. Posee una capacidad de trabajo extraordinaria además de un compromiso con la ciudad y con su desarrollo…Todos hemos sido testigos de las mil trabas que ha tenido que pasar para levantar el proyecto de oficina incluso creía en la factibilidad del proyecto cuando pocos compartían sus cerezas, mi admiración completa y agradecimiento. Muchos nos sentimos en deuda con él y con nuestra comaera Ñeñeca.

  2. Saludos. Muy buen material, Vitlloch lo merece. Noto, no obstante, una contradicción fundamental entre la idea expresada en el título y la del pie de la primera foto, donde por lo que entiendo sobra el «no». Porque no puede ser que cese y a la vez no cese como director de la Oficina del Conservador de la ciudad. Gracias.

  3. Luis Francisco Jacomino

    Muy buena entrevista a quien se ha consagrado a preservar parte de la historia.Ahora bien resulta un desvergüenza para los espirituanos y la Historia de Cuba que aún no tenga sitio de ubicación la estatua ecuestre de Serafín Sánchez.Luego de tantos discursos en defensa de la historia , más que palabras se requieren decisiones.Ek bravo general mambo no vaciló en poner cuerpo y alma a la independencia de nación machete en mano.Hoy hombres y mujeres que no han cogido un machete en su manos ni para cortar la lala yerba son incapaces de honrar a uno de los grandes libertadores de la nación y por demás hijo de esta tierra. Léase Serafín Sánchez: Un carácter al servicio de Cuba, de Luis F del Moral pata que se pueda comprender la verdadera estatura del patriota espirituano.

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