Palabras del momento

Patrocinar y patrocinador existen desde hace siglos en nuestra lengua, y su significación básica siempre se ha relacionado con la protección y la defensa a personas, actividades, obras, ideas, costumbres…

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Ilustración: Osval

No cabe duda de que patrocinar y patrocinador, vocablos poco habituales en el español coloquial de Cuba, han experimentado, súbitamente, una presencia notoria entre nosotros.

Y es que fueron los elegidos por los medios de comunicación para traducir el verbo sponsor y el sustantivo homónimo que, a inicios de enero, el presidente de los Estados Unidos utilizó al anunciar la nueva medida migratoria en beneficio de cubanos, nicaragüenses y haitianos.

Si bien desde 2001 el Diccionario de la lengua española (DLE) incluyó el nombre sponsor como anglicismo crudo —y, por tanto, ha de escribirse en cursivas—, se prefiere su equivalente hispano, patrocinador(a), adjetivo empleado también en calidad de sustantivo con los significados siguientes: 1. ‘que patrocina’, 2. ‘que patrocina una actividad, frecuentemente con fines publicitarios’.

Por tanto, es correcta la traducción, aunque suene rara al oído de algunas personas, quienes reducen patrocinador(a) a la segunda de sus acepciones, adquirida en el pasado siglo.

Documentadas en los corpus académicos desde fines del XVI y principios del XVII, respectivamente, patrocinar y patrocinador(a) parecen entrar al español más de doscientos años después que patrocinio. Las tres heredan la significación básica del sustantivo y el verbo latinos patrocinium y patrocinari, relativa a la protección y la defensa. De ahí que la primera acepción de patrocinar en el DLE sea ‘defender, proteger, amparar, favorecer’.

Antes que patrocinador surgiera, patrono, patrón, padrón e, incluso, padrino sirvieron para denominar a la persona que protegía o defendía a otra. Aseguraba Sebastián de Covarrubias en 1611: «Patrón. Del nombre latino patronus, advocatus. Llamamos con ese nombre a cualquiera que nos favorece y ampara» (Tesoro de la lengua castellana o española). Y Gonzalo Correas, en 1627, dejaba escrita esta expresión fraseológica en su Vocabulario de refranes y frases proverbiales: «Paciencia y non gruñatis, si de esta vez no hay padrino, entraréis en mi gaznate. (Dijo el lobo a los cochinos.)». Padrino conserva aún este sentido, y también su derivado apadrinar, que el DLE define por sinonimia con patrocinar y proteger.

De modo que, en rigor, se puede patrocinar a un pariente o amigo no solo desde los Estados Unidos. Podríamos hacerlo desde aquí si lo respaldáramos, siquiera espiritualmente, en la defensa de una idea, por ejemplo, o en la ejecución de un proyecto de cualquier índole. Sin embargo, para expresar esto, fuera de situaciones comunicativas formales, imagino que casi ningún cubano apelaría a patrocinar o patrocinador en el discurso oral.

Otras palabras que denotan ideas afines son auspiciar y auspiciador, así como garante, proveniente del francés. Y, acaso más restringidos a ciertos ámbitos de la realidad, también mecenas, mecenazgo, tutor(a), tutoría, tutorar ~ tutorear, tutela, tutelaje, tutelar…

En el sitio web del U.S. Citizenship and Immigration Services no aparece sponsor, sino el verbo support y el sustantivo supporter, los cuales el propio sitio ha traducido como apoyar y persona de apoyo en su versión española. Difícilmente prendan en el uso, considerando que sponsor, patrocinar y patrocinador fueron las voces difundidas a raíz de la noticia, además de que, por un lado, patrocinador resulta una dicción más corta que persona de apoyo y, por otro, sponsor constituye una lexía muy arraigada en el vocabulario jurídico de asuntos migratorios en el inglés y el español de los Estados Unidos.

Sorprende que el DLE no haya hispanizado aún la escritura de sponsor, añadiendo una <e> al inicio, tal como ha hecho en varios préstamos de la lengua inglesa que comienzan con <s>: escáner (adaptación de scanner), eslogan (de slogan), esprínter (de sprinter), estand (de stand), estándar (de standard), estrés (de stress), etcétera.

Similar a estos ejemplos, para hispanizar sponsor de manera correcta, habría que aplicar las reglas de acentuación: espónsor. Así ha obrado el Diccionario panhispánico del español jurídico —repertorio también académico—, aun cuando lo asienta solo como término del derecho mercantil, ignorando su significado en las normativas migratorias estadounidenses y, en consecuencia, para muchos hispanohablantes del país norteño.

A fin de cuentas, sponsor no es tan extraño a nuestro idioma. Su ancestro latino, spondere ‘prometer’, es el mismo que el de palabras como esponsales o esposo(a). Según el Merriam-Webster’s Dictionary, el sustantivo sponsor se documenta por vez primera a mediados del siglo XVII. Equivalente del español padrino, en el sentido religioso de esta voz, evolucionó semánticamente hasta incorporar los significados con que hoy se utiliza.

Pedro de Jesús

Texto de Pedro de Jesús
Miembro Correspondiente de la Academia Cubana de la Lengua. Narrador y ensayista. Premio Alejo Carpentier.

Comentario

  1. Ya queda atrás cuando se asociaba esa palabra a una marca, un producto, un artista en ascenso, un deportista, y etc….

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