Vidas compartidas

Luego de dos años con insuficiencia renal crónica Alejandra Rodríguez vuelve a ser la de antes gracias al riñón donado por su madre. Lo volvería a hacer una y mil veces, tantas como fuesen necesarias. Podría mutilarse y prescindir de sus brazos, sus piernas, sus ojos… y de ese riñón

Alejandra Rodríguez lleva dentro el riñón de su madre Maité. (foto: Dayamis Sotolongo)Luego de dos años con insuficiencia renal crónica Alejandra Rodríguez vuelve a ser la de antes gracias al riñón donado por su madre.

Lo volvería a hacer una y mil veces, tantas como fuesen necesarias. Podría mutilarse y prescindir de sus brazos, sus piernas, sus ojos… y de ese riñón que le extirparon sin que lo dudara, hace ya más de tres meses, solo por una persona: su hija.

Desde hace dos años, Maité Granado Rodríguez había aprendido a prescindir, como solo pueden las madres, de todo lo humanamente imposible: el sosiego, las alegrías, el sueño, la salud y, si hubiese sido preciso, hasta la vida. Empezó aquella mañana sin avisos, cuando un aparente catarro común le trastocó todos los días vividos y por vivir.

“Alejandra era una niña sana -rememora Maité-. La llevé al médico porque tenía fiebre y catarro y le hicieron varios análisis, entonces detectaron que tenía sangre en la orina. De aquí, de Cabaiguán, me la remitieron para el Hospital Pediátrico Provincial -pues tenía una neumonía y andaba por ahí la pandemia- y allá le siguieron haciendo estudios; la creatinina le salía elevada con cifras hasta de más de 800 y la hemoglobina la tenía en cuatro. El doctor Víctor, nefrólogo, la remitió para Santa Clara. En 48 horas, Alejandra comenzaría a hemodializarse en días alternos durante dos años”.

Tuvieron explicación entonces todos aquellos malestares que antes pasaban como meras artimañas infantiles para evadir la ida a la escuela: las náuseas al levantarse, los dolores en los pies, el cansancio y hasta las manchas en el cuello que no pocas veces Maité intentó quitar, como si fuese churre, a fuerza de un algodón con alcohol. Mas, sin causas aparentes -que aún hoy desconocen los especialistas-, una insuficiencia renal crónica comenzaba a resquebrajar a esa niña de apenas siete años.

“Propio de la enfermedad, Ale tuvo sus complicaciones, pues la presión se le descompensó a tal punto que le llegaba hasta 180 y también tuvo trastornos cardiovasculares. Había que cuidarla de todo, incluso, de la comida porque no podía comer casi nada, ninguna fruta, nada que contuviera potasio, no podía tomar agua, solo unos pedacitos de hielo que de vez en cuando se le daban, hasta las pastillas se las tragaba en seco, porque nada más podía beber algún poquito de líquido cuando estaba hemodializándose”, confiesa Maité.

Pero acaso por esa inocencia que suele rondar a los locos bajitos o por una fortaleza inexplicable en tan menudo cuerpo, Alejandra siguió viviendo como si nada: cambió las tardes de juego por aquel aparato lleno de mangueras; las mesas del aula por una maestra para ella sola en casa; las comidas favoritas por una dieta estricta; los caramelos por un montón de pastillas de las que memorizaría -como si se tratara de los productos- hasta los enrevesados nombres para corregir confusiones maternas.

Alejandra ya puede desarrollar su vida casi normalmente. (foto: Dayamis Sotolongo)Tiempo después la fístula en el brazo devolvería un poco de estabilidad a aquel organismo maltrecho. Mas, los doctores ya lo habían dicho, nada era definitivo; solo una opción podría disipar fatales quebrantos: un trasplante.

“Aparecieron riñones de dos donantes -sostiene Maité-, pero cuando le hicieron las pruebas uno era demasiado grande y el otro llegó en un momento en que la niña estaba descompensada y así no se podía someter a la operación. Luego, empezaron a chequearme a mí, pues los médicos siempre decían que si el órgano provenía de un donante vivo la efectividad era mayor. Al terminar todos los estudios comprobaron que tenía más de un 80 por ciento de compatibilidad, ellos le llaman algo así como riñones gemelos, y como Alejandra estaba bastante bien había que aprovechar”.

Un equipo multidisciplinario, integrado por especialistas santaclareños y habaneros, aguardaba; por primera vez en el Hospital Pediátrico Provincial de Villa Clara se haría un trasplante de riñón con donante vivo en un niño. Eran las diez de la mañana del pasado 6 de junio; en un salón, Maité y en el otro, sincronizadas hasta en los segundos, Alejandra.

“La operación terminó a las cinco de la tarde. A mí me sacaron para la sala y a la niña para Terapia Intensiva, yo vine a saber de ella al otro día por la tarde. Al principio, rechazó el riñón y se pasó 21 días sin orinar, pero empezaron a suministrarle un medicamento para combatir el rechazo y logró superarlo. Nos chequeamos las dos, ella cada 15 días por ahora, y hasta el momento le va funcionando bien. Ya no es como antes, aunque tiene sus limitaciones Ale puede desarrollar su vida casi normalmente y comer de todo, al punto que a veces dice: ‘Mami, me parece mentira poder almorzar con el pomo de agua al lado’. Todavía queda retirarle una sonda en jota, pero eso es ambulatorio, ya lo más difícil pasó. Ale es una niña muy fuerte y la recuperación de las dos ha sido satisfactoria”.

Increíble, tanto que a ratos Maité no puede sacudirse aún los desgarros de años de angustia. Acaso porque solo ella sabe cuánto pesan los dolores y porque solo ella sabe qué se siente con un pedazo suyo dentro de su niña. Para descifrarlo, basta mirarle a los ojos cuando dice: “Es lo más grande, eso fue la salvación de mi hija”.

Dayamis Sotolongo

Texto de Dayamis Sotolongo
Premio Nacional de Periodismo Juan Gualberto Gómez por la obra del año (2019). Máster en Ciencias de la Comunicación. Especializada en temas sociales.

5 comentarios

  1. Alexy Tur Pérez

    ES UNA HISTORIA CONMOVEDORA YA QUE ES MADRE ESTABA TAN DESESPERADA POR LA VIDA DE SU HIJA Y TOMO LA MEJOR DECICION QUE PUDO QUE FUE DONARLE UN RIÑON DE ELLA A SU HIJA TENEMOS QUE CONCIENTIZARNOS MAS CON ESTOS PROBLEMAS DE DONANTES Y DAR EL PASO ALANTE PARA SALVAR VIDAS DE NIÑOS COMO ALEJANDRA

  2. Tengo dos hijos afortunadamente sanos, pero si un día tengo que hacer lo mismo por ellos, lo haría sin pensarlo, por ellos vivimos, son nuestra razón de ser. Maite demostró su infinito amor por su hija, que disfruten ambas la vida, se lo merecen.

  3. Lorenzo Aleman Batista

    En el mundo no existen mujeres con la capacidad de trabajo amor y cariño que tiene la mujer cubana ( yo tengo la suerte de estar casado desde hace nueve años con una ) se ha convertido en mi cimpañera en mi casa y en mi mejor colaboradora en mi negocio. Saludos y besos para Cuba .

  4. Emocionante y feliz final de una mama con su nena se puede entender mediante este bello y feliz instante lo que una progenitora es capaz por mantener sanos y salvo el producto del amor que hubo de comenzar con un grito de felicidad en el que el amor al fruto reciente concebido hubo de dar el tremendo vuelco de felicidad a la futura mama por lo que la vida nos juega malas pasadas y la vida misma nos vuelve a demostrar que con amor todo se puede pues hubo amores de doctores especialista del hospital y hasta de la REVOLUCION CUBANA por tener preparado y capacidad pese a los graves problemas que produce el embargo y bloqueo que si fue capaz de revertir y devolverle la salud a la chica y el otro gran acto de amor provino de la propia progenitora les deseo mucha salud y que vuelvan a recuperar las mismas ansias y deseos que tuvieron antes del infortunio. Lazaro izquierdo

  5. Adrian el aeromodelista

    Verdadera mente me e quedado sin palabras pero se que es así, de lo que es capas de hacer una madre o un padre por sus hijos esto es un ejemplo que muchos deben seguir, yo no tengo hijos pero siento la necesidad de tenerlo pero se que llegara, lo mismo aria por salvarlo así que adelante Mayte que ayer tu hija salio de ti pero hoy te lleva dentro son vidas compartidas felicidades

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