Una profesión a dos voces

Padre e hija hilvanan un guión, que cada día se hace realidad tras el micrófono. “¡Al aire!”, anuncian a ese dúo de primer nivel. Locutor 1: un hombre que no se cree el elogio. Premio Nacional de Radio, Réplica del Machete del Mayor General Serafín Sánchez Valdivia y gratitud popular

Padre e hija hilvanan un guión, que cada día se hace realidad tras el micrófono.

“¡Al aire!”, anuncian a ese dúo de primer nivel. Locutor 1: un hombre que no se cree el elogio. Premio Nacional de Radio, Réplica del Machete del Mayor General Serafín Sánchez Valdivia y gratitud popular son lauros en el acopio de casi 50 años. Bromista en serio, de oído y corazón sensible ante el dial: Ernesto Valdés Barceló.

Locutor 2: mujer premiada en dos décadas radiales, Medalla Raúl Gómez García, investigadora, psicóloga, formadora de profesionales de la palabra. Versátil y auténtica: Yamilet Valdés del Toro.

LOCUTOR 1 (LOC 1): Fui de bodeguero a locutor. Nunca busqué   el micrófono. Casualmente conseguí trabajo en el departamento técnico de una planta de onda corta. Hablar por radio no me cabía en la cabeza. Si bien detrás del mostrador y la balanza existe un vínculo con el público, hay una gran diferencia entre la bodega y la emisora.

LOCUTOR 2 (LOC 2): De niña escuchaba a mi papá por radio. Le preguntaba a mi madre si él estaba dentro del equipo. Era una adolescente cuando le comuniqué que quería ser locutora y se apareció con un bulto de noticias. Le dije: ¿esto es ser locutor? Me inclinaba más por escribir y en el 87 matriculé en un curso de redactores. Allí Pedro Andrés Nápoles me captó para un taller que no habilitaba como locutor. Me evalué profesionalmente en 1995.

LOC 1: Mis primeras palabras al aire fueron: ¡Lluvia de estrellas!, un anuncio radial que hice junto a Arsenio Madrigal. Corrí la suerte de decirlo bien, según él. En mi opinión resultó poco digno de crédito.

LOC 2: Comencé con Síguenos, un programa juvenil. Ya habilitada, hice discotecas en exteriores y programas de participación.

YUXTAPOSICIÓN CON EL HOY

LOC 1: Conducir un espacio musical no es lo mejor que hago y prefiero que prescindan de mí. Opto por la locución informativa. Leer una información es el mejor trabajo del mundo, aunque la noticia constituye una gran responsabilidad. La cuartilla es sagrada.

LOC 2: He hecho casi de todo, pero mi fuerte son los programas informativos y dramatizados. Pocas voces femeninas narran. Creo que la mujer sí puede hacer narraciones, aunque carezca de esa voz redonda. Me encanta llevar el hilo de la trama, contar la historia, la acción de la aventura o un momento dramático. Disfruto leer.

LOC 1: Lo más difícil para un locutor es que te abran el micrófono. Hice actos públicos por más de 30 años y alguien pudo pensar ante mi aparente serenidad que no estaba nervioso. Uno adquiere la capacidad de sobreponerse, pero sería una falta de respeto al público si un locutor dijera que la audiencia no le inquieta. Tratar de quedar bien con el oyente siempre es una situación difícil.

LOC 2: La experiencia ayuda, pero hay que autorregular las emociones y la personalidad. La locución es un arte en el que influye la inteligencia emocional de quien conduce.

EDITANDO VIVENCIAS

LOC 1: Ante imprevistos: improvisar. Se avería la línea telefónica, falta el fluido eléctrico y no puedes desesperarte, hay que explicarles a quienes te escuchan, ecuánimemente y con claridad.

LOC 2: Una palabra mal dicha, el deseo de reír o un vacío son resbalones que forman parte de la experiencia, pero pasas un mal rato. La concentración es vital. Hay deslices que se pagan caro.

LOC 1: El locutor no está hecho para errar. Cuando me equivoco, tengo la certeza de que mi rostro cambia, algún color distinto adquiero. Percibo en mi alma que no acepto la equivocación. Si es Yamilet me pongo mal. Sé que ella se lamenta tanto como yo.

LOC 2: Es muy exquisito y quiere que sea como él, pero tiene su estilo que es una maestría y a mí me queda mucho, él es insuperable.

LOC 1: Me dicen: “qué bueno te quedó eso, Valdés”. Lo agradezco, pero si permitieran autoevaluarme no iba a ser tan generoso conmigo.

LOC 2: A su lado, el noticiero es una escuela. Quizás, por ser mi principal dedo crítico me pongo metas por encima, la exigencia es mayor. Su consejo representa una sentencia. Ha enseñado a generaciones de locutores sin reserva de los secretos del oficio.

LOC 1: No creo ser maestro, he ayudado a hallar el camino. Cada quien cultiva lo que es capaz de aprender. Solo comparto lo que sé por reciprocidad con quienes me guiaron, como Pedro Andrés Nápoles, Horacio Santana, Reinaldo Gallo Valdivia, Armando Legón Toledo, Pablo Díaz. Yo observaba cómo hacían bien su trabajo, ¿eso no es enseñar?

LOC 2: No soy pedagoga, solo aplico la Psicología en clase. Veo el aula como un programa, donde tengo que igualmente comunicar.

LOC 1: ¿Sabes?, tengo la impresión de no haber dedicado a mi hija todo el tiempo a enseñarla. Mis compañeros la han ayudado mejor. Es consagrada al estudio, a este trabajo, más que yo.

LOC 2: Pedro Andrés Nápoles, Alfonso Abreu, Juan Carlos Castellón, muchos me ayudaron. De mi padre he aprendido viéndolo trabajar. Tal vez en los genes esté la aptitud de locutora, pero sé que me he ganado serlo. No me han regalado nada.

MENSAJES CORTOS

LOC 1: El mejor amigo y maestro del locutor es un director que lo conduzca bien. Este oficio no es de elevador, sino de escaleras. Pesa mucho la técnica. Hablar con la pasión e intención que cada parlamento requiere sustituye una voz que no sea tan buena.

LOC 2: He formado parte de tribunales de evaluación, pero creo que no puede encasillarse a nadie en un nivel ni valorar una vida artística en la lectura de cinco géneros. El mejor ejercicio evaluador es el diario. Hay que ser un primer nivel en cada emisión.

LOC 1: Tengo un ritual antes de enfrentar la luz roja: silencio, orden del pensamiento y atención. Me gustaría narrar bien como otros locutores, ejemplo Yamilet. ¿Te digo un secreto? Es mi orgullo.

LOC 2: Me diferencio en que soy más rápida en el ritmo de la lectura; aunque existen semejanzas entre Ernesto y Yamilet Valdés: el nivel de exigencia consigo mismo y la preocupación por el oyente.

LOC 1: Imperativos de la vida hicieron que tomara la decisión de jubilarme. Me critico por esa laguna en mi carrera, aunque nunca me separé del todo. Ya hace un año de mi retorno a la emisora. Siento ánimos de trabajar, posibilidades de ayudar. Todavía es útil mi voz.

LOC 2: ¿La narración de un día habitual? Me levanto bien informada, asumo el trabajo con hombreras, amén del problema cotidiano y si no quedo satisfecha saco cuentas para en la próxima jornada ser merecedora de un encuentro con los espirituanos.

LOC 1: Cuando abro los ojos, ya estoy conectado con la noticia. Si no tengo que ir a la emisora es un problema. No me pesa ayudar a mi esposa al lavado de la ropa, hasta cocino y no solo eso de freír huevos. También acudo al primer libro que tenga delante.

LOC 2: Ese hombre es el compañero de trabajo que quiero ser. Deseo que la gente me recuerde como la hija de Ernesto Valdés.

LOC 1: Fuera de cabina tengo cantidad de amistades, muchos que me conocen, aunque yo no los conozca a ellos. La gente te identifica, te consulta y saben quién eres, cuáles son tus apellidos, dónde trabajas. Y justamente esa relación conductor-micrófono-oyente es lo que hay que valorar.

Ese vínculo es irrompible. El radio —como me gusta llamarle al medio— es olor. El estudio huele y se recuerda la frescura, el sonido de primera mano. Mi familia comprende que de ahí son las cosas que más quiero.

TEMA DE DESPEDIDA

LOC 1: Ser maestro de ceremonia posibilitó dos intercambios con el hoy Presidente de Cuba. Raúl me preguntó que si estimaba conveniente la presentación. El pueblo empezó a aplaudir, ¿quién no lo conoce? y me dijo: “Perdóname, locutor”. La segunda vez me pregunta qué falta. “Presentarlo a usted”, le respondí. “¿Me vas a presentar?”. “Si usted lo entiende así”, a lo cual me contestó: “Sí, sí, preséntame”. No sé si fue casualidad. Presentar a Raúl Castro en la Plaza de la Revolución ha sido uno de los principales titulares de mi vida como locutor.

LOC 2: No quería despedir sin felicitar a todos los locutores y honrar a los que no están, a quienes nos enseñaron que la radio no es más que amor.

SONIDO: Fuera de mí se desplaza un dial/Que me quiere decir cien ideas por igual/ Creo que voy a escoger la que al menos feliz/ Emociona, edifica, enamora. (Música que cierra: Dial, Buena Fe)

Tamara Rendón Portelles

Texto de Tamara Rendón Portelles

2 comentarios

  1. JAVIER DEL TORO VALDIVIA

    Muchas felicidades a mi familia de locutores. Yamilet, debes hablar también de Alejandro y Juan Carlos.

  2. Muchas gracias Tamara. Gracias tambien al colectivo de Escambray por estas lineas para mi padre. Quien es obviamente un maestro de la palabra. Cuando un hombre se levanta todos los dias, a sus 70 años, con unos deseos inmensos de hacer Radio puede decirse que ha contribuido al bien de los suyos. Ese hombre es Ernesto Valdés. Mi paradigma.

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