Reanimación comunitaria llega a Jíquima de Peláez

Apreciables transformaciones exhibe el Consejo Popular cabaiguanense como resultado del programa de reanimación comunitaria Varias hipótesis intentan explicar los orígenes de Jíquima de Peláez, asentamiento cabecera de uno de los Consejos Populares del municipio de Cabaiguán y escenario del más reciente desembarco del programa de reanimación comunitaria que se llevó

Apreciables transformaciones exhibe el Consejo Popular cabaiguanense como resultado del programa de reanimación comunitaria

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El nuevo restaurante tiene mucha aceptación entre los pobladores y viajeros de tránsito. (Foto: Vicente Brito/ Escambray)

Varias hipótesis intentan explicar los orígenes de Jíquima de Peláez, asentamiento cabecera de uno de los Consejos Populares del municipio de Cabaiguán y escenario del más reciente desembarco del programa de reanimación comunitaria que se llevó a cabo en la provincia. La tesis que más parece acercarse a la verdad la devela Rolando Cuba Ramos, lugareño que desde el 2010 bucea en el pasado de la zona.

“Las primeras referencias de casas se remontan a los años 1700 y la existencia de una finca nombrada Jíquima o La Jíquima; luego ese terreno es comprado por un señor de apellido Peláez, pero prevaleció el nombre del lugar incorporándosele el apellido del nuevo dueño; desde ahí comienza a llamarse Jíquima de Peláez.

Más que el singular nombre y las reconocidas raíces ganaderas y agrarias de la región, los latidos de progreso se multiplicaron a raíz de la última División Político Administrativa y la construcción de la carretera que enlazó a Sancti Spíritus con Yaguajay, obra que borró el intransitable camino y sus célebres pantanos.

Desde entonces Jíquima, que por un tiempo tuvo rango de municipio, empezó a perder el apellido y a conocerse también por el ganado fino y racial; por las cosechas de granos y otros cultivos; por el tabaco y los grandes semilleros; porque creció la obra social y más gente se acercó al caserío.

PUEBLO CON VIDA

Por eso la doctora Yensy Álvarez Martín afirma: “Jíquima no es un lugar que vaya para atrás, ha crecido mucho la población, es un pueblo que tiene vida y servicios de utilidad”.

En el Consultorio de servicios extendidos —antiguo policlínico— la doctora no necesita el estetoscopio para diagnosticar el alcance de los trabajos acometidos, califica de muy buena la reanimación y valora el impacto de los beneficios constructivos y de mobiliario en los locales de Salud; “solo la colocación de falso techo es algo que agradecemos porque aquí el calor era insoportable”, manifiesta.

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El Consejo Popular de Jíquima de Peláez agrupa a más de 5 250 habitantes. (Foto: Vicente Brito/ Escambray)

Las transformaciones despabilaron el sentido de pertenencia de los habitantes por su terruño, algo que se reafirma con las expresiones recogidas por Escambray: “Esto no es Jíquima, cambió”; “Antes estaba feo, ahora el pueblo es más agradable”, “Hay mejor ambiente en la comunidad, se han dado buenas actividades en el Círculo Social”; “Hay que cuidar y mantener lo que se hizo”.

A juzgar por las opiniones, el principal impacto entre todas las obras recae en la panadería-dulcería, establecimiento que recibió la mayor intervención en 40 años, aclara el administrador Leonel Calero Quintana y detalla que el local llegó a tener un estado deplorable, abarrotado de hollín por el uso de la leña; “ahora la higiene y las condiciones de trabajo son muy diferentes”.

TODO DIO UN VUELCO

En los casi siete años de ejercicio como presidenta de Consejo Popular, Niurka Hernández García, no recuerda haber vivido jornadas tan agotadoras y, a la vez, reconfortantes. Su agenda incluía seguir el trazo reconstructivo a instalaciones de los siete asentamientos que conforman la demarcación gubernamental.

Particular aceptación ha despertado la apertura en Jíquima del restaurante El Paraíso, con 40 capacidades y climatización; “una instalación con estas condiciones nunca había existido aquí”, expresa Raidel Vergel Quintana, el administrador.

Como parte de la reanimación comunitaria entró en funcionamiento un Mercado Ideal, un nuevo local para el Servicio de Atención a la Familia (SAF), se incrementó el viaje del mediodía en la ruta Cabaiguán-Minas Arriba y se mejoró el camino de Remate.

“Todo dio un vuelco, nada se parece a como estaba antes; nadie en estos asentamientos pensaba tener las bodegas, las escuelas, como están ahora”, describe la presidenta del Consejo.

Más que identificar otras ejecuciones y resultados, NiurKa Hernández prefiere subrayar que sin el apoyo del pueblo, de las bases productivas, de las entidades del municipio y la provincia y de las autoridades a todos los niveles, no se hubiese podido acometer ese abarcador programa de reanimación.

“Se hizo más de lo que inicialmente se pensó, en varias obras se empezó con una idea y en el camino creció la magnitud de la reparación; se laboró en cosas útiles para la población y cada delegado de circunscripción se volvió un león en el trabajo”, añade la presidenta del Consejo Popular.

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La escuela de Cuatro Caminos, orgullo del asentamiento. (Foto: Vicente Brito/ Escambray)

OTRA ESCUELA

Basta oír el relato del maestro Javier Arcia Peñate para entender por qué la escuela Rafael María de Mendive, en Cuatro Caminos, requería, más que la pintura exterior que en un inicio se aplicó, una reparación capital, defendida a capa y espada por la representante del Consejo Popular.

“En las aulas los niños no veían, la bombilla apenas alumbraba, aquello era una boca de lobo porque las persianas estaban clausuradas por el mal estado y, cuando llovía, había que agruparlos en un rincón; así era difícil dar clases. Todo cambió, el techo, la carpintería; es otra escuela”, refiere el maestro.

“La pintaron muy linda, ahora el baño tiene tasa, me gusta mucho más mi escuelita”, expresa María Fernanda García, alumna de segundo grado.

Esta es la maravilla de Cuatro Caminos, gracias a la brigada de Educación, al delegado, a la comunidad y al Gobierno se reparó la escuela, comenta NiurKa Hernández. “Nunca había visto tanta unidad entre los padres”, afirma.

“Nos alegra que se hallan acordado de Las Minas”, expresa la maestra Milagros Pérez Cuba en agradecimiento por las mejoras constructivas llevadas también al centro educacional de ese asentamiento y, a seguidas, pasa a enunciar la inconformidad más generalizada allí y en Minas Abajo: “Que arreglen el camino, eso golpea mucho”.

El planteamiento está lejos de ser una queja individual, pues en la agenda del Consejo Popular aparece como la inquietud histórica de la zona, expresada por primera vez en 1989. Si bien se constata un reconocimiento colectivo al trabajo realizado, prevalecen otros reclamos como solucionar la falta de agua en la circunscripción 46 de Jíquima, construir las aceras en la calle principal de ese poblado, ampliar el servicio telefónico en Cuatro Caminos y Las Minas y completar la reparación del consultorio médico en Minas Abajo.

La vida es tranquila en esos caseríos, dicen los propios vecinos; tal vez faltos de más recreación u otra opción de ciudad, pero el bienestar experimentó progreso y la gente se abraza a las raíces.

Eso explica por qué la doctora Yensy Álvarez prefiere vivir en Jíquima y declara que allí se queda, “oliendo las flores de los mangos, respirando aire puro”. Por eso Luis Alberto Pérez García se amarró a los amaneceres de Cuatro Caminos y es categórico: “Se me han presentado oportunidades para irme, pero aquí estoy; será porque me gustan estas sabanas”.

Datos generales del Consejo Popular:

 

– Asentamientos: Jíquima de Peláez, Cuatro Caminos, Minas Abajo,

Minas Arriba, Remate, Los Tramojos y El Saltadero

– Población: más de 5 250 habitantes.

– Extensión territorial: 125.18 kilómetros cuadrados.

– Circunscripciones del Poder Popular: 9

– Principales actividades económicas: Ganadería, cultivos varios,

tabaco y forestal.

– Bases Productivas: Cuatro Unidades Básicas de Producción Cooperativa y Cuatro Cooperativas de Créditos y Servicios.

– Servicios e instalaciones estatales: Acueducto, seis escuelas, seis consultorios de salud, panadería-dulcería, farmacia, Banco Popular de Ahorro, Correo, Oficoda, Registro civil, Cobro de electricidad, bodegas, Mercado Ideal, restaurante, Servicio de Atención a la Familia, punto de TRD, Sala de video y terreno de béisbol.

 

José Luis Camellón

Texto de José Luis Camellón
Reportero de Escambray por más de 15 años. Especializado en temas económicos.

4 comentarios

  1. Modesto Vicente Rodríguez Gende

    Buen día. Me gustó lo escrito por Yuniel y lo comentado por Haydee. Tremenda recopilación histórica. Yo no nací en Jiquima de Peláez; nací en las cercanias de ingenio «San José», en el bohio con piso de tierra de mi abuelo materno, nombrado Santiago Gende, oriundo de La Coruña, en Galicia, España. Aportaré algunos datos de Jiquima.
    Mi padre, Vicente Rodríguez y mi madre Eladia Gende se casaron en San José en 1941 y fueron a vivir a Jiquima en ese mismo año y pusieron allí la única farmacia de ese caserío, pues mi padre era farmacéutico de oficio. Por supuesto, allí viví los primeros años de mi niñez, hasta los 8 años aproximadamente. En nuestra casa radicaba la farmacia y estaba situada en el centro del caserío, en la banda de la izquierda del camino en el sentido desde Cabaiguan hacia Las Minas de Jarahueca, después de pasar una cañada que era afluente del arroyo de Las Lajas (así era llamado). Al lado derecho de mi casa estaba el local del Juzgado, y el Juez se nombraba Gil. Frente a casa estaba la casilla (la carnicería) y al lado de ella estaba la bodega de Emiliano. Antes de cruzar la cañada que ya mencioné estaba la herrería. No recuerdo el nombre del herrero, pero si recuerdo que su hija ( contemporánea conmigo) se nombraba Sarita.
    Siguiendo la calle central en el mismo sentido estaba la casa de Lisandro Viñas, y la escuelita del pueblo. Julia Viñas, la hija de Lisandro, era la maestra y, por supuesto, fue maestra mía.
    Detrás de la bodega y la carnicería había un potrero grandísimo, y esas tierras eran de Nilo Álvarez. Nosotros, algunos de los niños de aquel entonces, solíamos atravesar esos campos para ir a bañarnos en el llamado Arroyo de las Lajas, un afluente del caudaloso río Zaza.

  2. BELLO COMENTARIO PRIMA TU COMO YO NO OLVIDAMOS A NUESTRA JIQUIMA DE PELAEZ Y NOS ALEGRAMOS DE TODOS SUS PROGRESOS
    GRACIAS A LOS QUE HICIERON TAN LINDA PUBLICACION

  3. En lo referido por el señor Rolando Cuba existen algunas incongruencias, soy nativo de ese lugar y esta es la real historia de mi Pueblo:
    Su poblamiento se inicia en la segunda década del siglo XX. El nombre procede de la unión de las fincas Jíquima y Peláez, cartografiadas en 1885. Jíquima es un término aborigen que da nombre a un bejuco leguminoso y Peláez es un apellido. Es un ecónimo híbrido (aborigen + esp. + esp.). Gentilicio: jiquimasero o jiquimeño.

    En 1871 existían las haciendas de “Peláez”, Vueltas, Corojo, Sábanas Nuevas, Jíquimas, Pedro Barba, etc.”. Al describir el Hato Neiva, Jacobo de la Pezuela (1863: 119), consigna los arroyos de “La Peláez o de la Jíquima”. En el Plano del Hato Neiva (1862) y en el de Leopoldo Cancio (1885) aparecen las fincas de La Jíquima lindando con la de Peláez y como dueño único don Juan Cancio. En 1872 se instala el telégrafo. Según testimonio de Esteban Acosta, en esa fecha se instala el primer telégrafo en la Comunidad, no siendo posible precisar el lugar exacto donde radicó, se considera que haya sido en la actual oficina de ganadería, donde vivió Manuel Paz, pues aquí se ubicó teléfonos para las grúas cañeras y fue situado también el primer centro de correos de la Comunidad.

    En la actual carretera Cabaiguán–Yaguajay, en 1908, compran la finca Boca de Nasa el canario Salvador Hernández Arencibia y Tranquilita González Yanes allí construyen una casa y la tienda El Garabato, (nombrada de esa forma, pues su disposición aparentaba la forma de ese instrumento de pescar). Hoy es la finca el Hayatimbo, pues ello se debe a que la parte heredada por Salvador Hernández, hijo de Hernández Arencibia, da ese nombre para diferenciarla de la parte de su hijo. Aracelio Hernández Ferrer, único heredero. Posteriormente, ponen una farmacia los canarios Francisco Hernández y Nazareo Vergaras entre 1915 y 1920.

    En 1922 se asientan en este lugar las familias de Lisandro Viña Pérez (canarios) y la maestra Julia Medina Calero, la única vivienda que se conserva con algunas modificaciones, además de Nicolás Torres Brito y Ofelia Espinosa y la familia de Rafael Muñoz Navarro junto a su esposa. En este mismo año abren una carnicería Rufino Roque y Obdulia Reinaldo. En la década de 1940 lo hizo Manuel Paz y Ramona Cañizarez.

    Se conoce por testimonio de Jesús Peguero Juan, que hasta la década de 1940 funcionó en este lugar una rudimentaria panadería, en el local que ocupa la casa de Alberto Torres Brito y actualmente es la vivienda de Gerardo Espinosa (El chino). La referida vivienda ha sido objeto de varias modificaciones.

    De esta forma se fueron asentando familias hasta conformar un caserío de 34 viviendas. Hoy existen un total de 1000 viviendas provistas de buenas condiciones constructivas y dotadas de diferentes artículos electrodomésticos. La vivienda de Lisandro Viña Pérez ha sido propuesta patrimonio de la comunidad

    Anterior al año 1959 no existía en el actual poblado los servicios que hoy se disfrutan, la vía de Jíquima a Cabaiguán era un camino intransitable. La mayor parte del año una vieja máquina de alquiler prestaba servicios de transporte de pasajeros, fundamentalmente se llegaba hasta el sitio en una chispa de ferrocarril del 5, donde existió una pequeña grúa que pesaba y cargaba la caña para el central San José, en Placetas.

    Es justo destacar que en la conformación de la población del territorio influyeron notablemente las migraciones externas, sobre todo de canarios, haitianos, como Andrés Weuquien Bernaudel, conocido por Andrés Cantero, que llegó en el año 1955,

    Otro emigrante digno a recordar fue el ucraniano, procedente de Kiev, antigua Unión Soviética, Antonio kuan Virduen, conocido como Antonio el ruso, vendedor ambulante de prendas de vestir y otros artículos. Llegó al lugar después de 1917 y según testimoniantes, este señor abandonó su país natal por que allí había triunfado el socialismo y por razones políticas emigró hasta Cuba y para su sorpresa en 1959 triunfó una revolución socialista que lo amparó hasta sus últimos días. Murió con una edad aproximada a los 80 años de vida.

    • Haydeé Torres Grube

      Lo expresado por la persona llamada Yuniel es la verdadera historia de Jiquima de Peláez .
      Soy sobrina de Nicolás. Torres Brito y por toda mi niñez pasaba las vacaciones de verano en Jiquima donde vivían la mayoría de los familiares de mi Tío Nicolás.
      Recuerdo con amor a mis primos, tíos y otros familiares de Jiquima y este recuento me ha traído mucha alegría pensando en los viajes que dábamos mis hermanos y yo en el tren que tomábamos en San Jose hasta llegar al Cinco donde nos esperaban nuestros primos para llevarnos a caballo hasta las casas de nuestros familiares que vivían en el poblado o en las fincas adyacentes.
      Gracias por publicar los datos de la fundación de mi querido Jiquima así como los cambios que han transformado y modernisado al mismo en los últimos años.

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