La tentación de la carne

Algunos jóvenes, en su mayoría entre 18 y 25 años de edad, tienen sexo a cambio de dinero hoy en Sancti Spíritus. La prostitución desconoce géneros, nivel de escolaridad o preferencias sexuales y se ejerce, además de extranjeros, con cubanos de amplia solvencia económica, según las indagaciones de Escambray. Autoridades y comunidad intentan hacer frente a este flagelo

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Varios escenarios del territorio han estado comprometidos con hechos de prostitución. (Foto: José A. Rodríguez)

Lleva una saya azul ceñidísima que apenas es unos centímetros más larga que el baja y chupa que le sirve de blusa. Desde el tobillo izquierdo una enredadera tatuada repta pierna arriba. Y los labios fucsias para disimular, quizás, el desgaste de tantos y tantos besos ofrecidos a cualquiera. Su cuerpo es un campo de batalla; tiene huellas de muchas manos —blancas, negras, arrugadas, tersas…— y de muchos golpes también. Perdió la cuenta. Lo único exacto son aquellos billetes echados, luego, encima de la cama o entre sus mismos senos. Tiene 18 años.

A ella Jorge* no la conoce, por más que compartan el “oficio”. Acaso porque se llama Jorge solo de día cuando sale de casa, pantalón y camisa apretada, para ir al trabajo. Después de las doce de la noche, cuando se para en la esquina de la Feria Agropecuaria Delio Luna Echemendía, Jorge empieza a nombrarse Verónica* y luce una melena rubia —y no ya el pelado al bistec diurno— y lleva un vestido incandescente por tantas lentejuelas y unos zapatos de tacón que le han dejado más de una ampolla. A esas horas Verónica suele irse calle arriba, escurridizamente, detrás de aquel señor que la convidó a partir con un ademán socarrón de la mano. Lo ha hecho otras veces, son 125 pesos por acostarse con él en cualquier penumbra; al menos algo para empezar la noche.

Dos vidas, muchas historias. No son las únicas. Hay otras, diversas, pero donde abundan igualmente los hombres de billeteras rebosantes prestos a pagar, las llamadas a deshora para confirmar la llegada de un inesperado cliente, las muchachas y muchachos cotizando su cuerpo al mejor postor, el dinero como cambio a tanto orgasmo fingido. Porque en Sancti Spíritus, como en Cuba toda, la prostitución ha solapado rostros, ha desestimado orientaciones sexuales y ha modernizado el modus operandi; mas, sigue corroyendo.

A sabiendas de tales desgarros, Escambray da voz a protagonistas y a quienes intentan acorralar tal fenómeno y comparte no pocas desnudeces.

PODEROSO CABALLERO

— Oye, te tengo un punto. La oferta, móvil mediante, trastoca el rumbo de Carla*.

— ¿Tiene plomo? ¿Dónde nos vemos? Es la única respuesta de la joven.

—Te recojo fuera de La vallita. Ya sabes, fifty-fifty pa’ mí.

Y la muchacha, después, abordando el almendrón con aquel desconocido. Y las cervezas de más y los cigarros y las provocaciones todas y la parada obligatoria en aquel hostal y el preservativo que se desliza a tiempo cartera afuera. Al amanecer la farsa del placer consumado y los 50 CUC para pagar tantas mentiras, como casi siempre.

Es una práctica; sobre todo en jóvenes que superan los 15 años de edad y no sobrepasan los 25, sin distinción de sexos ni preferencias sexuales. Aunque generalmente, proceden de hogares disfuncionales o han abandonado los estudios, actualmente se involucran en el “negocio” estudiantes universitarios o trabajadores que practican el sexo como una mera transacción.

Si bien es cierto que la prostitución ha intentado ser anulada de nuestra sociedad, varios factores han conspirado contra ello: la otrora despenalización del dólar, la apertura al turismo internacional, la emersión de disparidades sociales debido a la crisis económica, la pérdida creciente de valores, el resquebrajamiento de la familia…

De acuerdo con autoridades de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), pese a que no puede decirse que la prostitución ha manifestado una tendencia creciente en Sancti Spíritus, en los últimos años lo que se ha incrementado es su enfrentamiento.

“En la provincia —apunta Manuel Martín Domínguez, oficial operativo del municipio de Sancti Spíritus— los principales rasgos de la actividad delictiva de proxenetismo y prostitución, así como los delitos asociados, se concentran principalmente en Trinidad, Sancti Spíritus y Cabaiguán y sobre todo tienen lugar en los centros recreativos de mayor afluencia y aceptación por extranjeros y nacionales”.

De ahí que estén identificados como escenarios de tales hechos La casa de la música, la discoteca Ayala y El rincón de la salsa, en el territorio trinitario; La vallita, el Karaoke, la discoteca de Rancho Hatuey y la de Los Laureles, y la Quinta de Santa Elena, en Sancti Spíritus; y Las Cubanitas, el Paseo y el Rumbo El drago, en predios cabaiguanenses.

Casi siempre “el cuadre” comienza allí y termina en otros sitios. Tiempo atrás esa venta de sexo era una oferta exclusiva para extranjeros, ya no; por lo general, la prostitución se ejerce con cubanos de amplia solvencia económica o con otros nacionales que residen en el exterior y vienen de visita a la isla.

A juicio del mayor Yainiel Lobato Leal, primer oficial del grupo de enfrentamiento a la lacra en la provincia, prostituirse sigue siendo un medio de ganancia fácil de dinero, pero ha cambiado de proceder. “Generalmente, el proxeneta contacta a la prostituta por vía telefónica, pero ya se dan otros casos donde los propios clientes tienen los celulares de estas prostitutas y la contactan directamente. También sucede que ya no es la prostituta quien le paga al proxeneta, sino el propio cliente”, sostiene Lobato Leal.

En ese tráfico carnal hasta hoy un dueto sigue siendo inseparable: prostitución-proxenetismo; tanto que en lo que va de año cerca de una decena de ciudadanos han sido procesados por proxenetas —en el 2017 superó la docena— y asociados a ellos se han desarticulado varias redes de prostitutas.

Pese a que la prostitución no se tipifica como delito, sí se juzga —según se considera en el artículo 73. 1 inciso c) del Código Penal— como una conducta antisocial. En concordancia con ello, durante el 2018 cerca de una veintena de personas se han juzgado por dichas conductas, con sanciones que oscilan entre uno y cuatro años de privación de libertad y, en determinados casos, se ha impuesto trabajo correccional sin internamiento, al decir de fuentes de la PNR.

“En algunas ocasiones —revela Lobato Leal— se involucran menores, lo cual agrava el hecho porque se da una corrupción de menores. Sucede con menores que son cuidados por ancianos, como abuelos o bisabuelos, o que provienen de familias que no velan por su cuidado y se les va de la mano y caen en la actividad de prostitución. Oscilan en la edad de 13 a 16 años, en su mayoría”.

Penoso, además, que en esa transacción sexual se incurra también, algunas veces, en el consumo de sustancias sicotrópicas o en robos o en desórdenes públicos o en lesiones que, a la postre, van hiriendo más que el cuerpo.

Es un fenómeno impudoroso. Tanto que casi nadie se detiene a cuestionar cuando la muchacha se monta en aquel y en otro tur que frenó en las mismas puertas de la casa; tanto que en las noches pocos advierten el coqueteo desmedido a las afueras de El Nenúfar o, según dicen, aquellos papeles con el precio pegado en el empeine del pie, que se descubren cuando las piernas se cruzan, y en los que puede leerse: 20, 30, 40…; depende.

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En lo que va de año han sido procesados en la provincia cerca de una decena de proxenetas. (Foto: José A. Rodríguez)

¿SOMBRAS NADA MÁS?

“Yo empecé a acostarme con otros porque mi esposo me decía que fuera, que aprovechara, que era mucho dinero de una vez y que a él no le importaba, que hasta me cuidaba al niño; pero no era siempre. A veces estábamos una amiga mía y el punto, los tres, por 20 o 30 CUC, según el trabajo. Ya he dejado eso, pero sí sé de las que se empatan hasta por que les paguen una noche en Los Cayos”.

A Yanet*, por lo que cuenta, la impulsaron los mismos móviles que a muchas otras: contadora sonando por dos o tres horas de sexo; bebidas, paseos y discotecas gratis; celulares modernos como regalo; gustos pagados con el único esfuerzo de simular; dinero “fácil” siempre.

La PNR lo sabe bien: quienes se prostituyen lo hacen, por lo general, sin reparar en las advertencias ni en las laceraciones que acarrea tal conducta, sino como un negocio.

No todas son espirituanas, pues a Trinidad también acuden a prostituirse muchachas de Villa Clara, Las Tunas, Ciego de Ávila, Santiago de Cuba, Mayabeque… La consumación de ese acuerdo sexual joven-cliente, en suelo trinitario, se realiza —casi siempre—con la venia de los propietarios de no pocas casas arrendadas.

El mayor Lobato Leal lo confirma: “El hostal puede estar alquilado por el extranjero o buscan una nueva renta para llevar a cabo la actividad, que puede ser en un hotel o en un sitio de alojamiento; pero generalmente es en hostales y en la mayoría de las ocasiones los propietarios de esos inmuebles violan lo establecido por la ley, por lo que se les ha retirado la licencia y a otros se les ha aplicado el Decreto-Ley No. 232, que estipula el decomiso del inmueble o la vivienda, debido a que forman parte de la cadena delictiva del proxenetismo”.

Mas, antes de que incurran en tales delitos se atan todas las pistas y se trata de precaver. Palmo a palmo se auscultan los círculos de amistades, los lugares frecuentados, las características familiares, las conductas reiteradas… Quienes se hallan proclives a ejercer la prostitución se siguen desde las jefaturas de sector enclavadas en cada territorio. Solo en el municipio espirituano, en correspondencia con datos ofrecidos por la PNR, más de una veintena de personas en tal situación están siendo controladas hoy.

No son los únicos chequeos. Al decir de Galia Vila Hernández, funcionaria del secretariado provincial de la Federación de Mujeres Cubanas, desde la adolescencia se les da un seguimiento a quienes puedan incurrir en la prostitución. “Se hace un trabajo profiláctico, muchas veces sin que lo sepan, se invitan a talleres, si no trabajan se les trata de buscar un vínculo laboral y en el caso de las que han sido sancionadas se les ayuda a reinsertarse en la sociedad”.

Para algunas, acaso, tampoco ha sido suficiente. Por más alertas que hayan escuchado, por más riesgos que les hayan advertido, por más percances que hayan vivido han desoído consejos. Pero, las medidas de restricción de libertad no pretenden ser un punto final en sus vidas.

Lo advierten fuentes del Ministerio del Interior contactadas por este medio de prensa: quienes están sancionadas por la conducta antisocial de prostitución reciben un tratamiento diferenciado dentro de la prisión, el cual se encamina, sobre todo, a la reeducación.

DESGARROS… OTRO PAGO

A Jorge, en el fondo, no le gusta ser Verónica. Lo obligaron la salida estrepitosa del clóset que cortó vínculos familiares, el necesario alquiler para vivir solo, el bajo salario que conminó a buscar otras entradas y las trasnochadas frecuentes en el renombrado malecón sin agua —esa especie de banco de concreto aledaño al edificio Docente 1 de la Universidad de Sancti Spíritus José Martí Pérez, allá en la Carretera Central—, donde cada noche revolotean supuestos heterosexuales a la caza de un gay.

“Es como dice el dicho: una peluca y un tacón jalan más que un maricón —confiesa—. La mayoría de los que tienen sexo transaccional son travestis, porque los puntos buscan a los vestidos de mujer y entonces para luchar hay que travestirse. Además, casi todos somos jovencitos, entre 18 y 25 años, no solo de Sancti Spíritus, ahí en la esquina de la Feria hasta la Terminal de Ómnibus vienen pajaritas de todos los campos: Cabaiguán, Jíquima, Jarahueca, La Güira, Jatibonico, La Sierpe…, hasta de Placetas”.

Y el sexo se cotiza luego, a lo sumo, en 5 CUC y se realiza siempre donde la oscuridad intenta ocultar otras discriminaciones. “El punto lo mismo viene a pie que en carros estatales, que en bicicletas, pero se va solo alante, porque nadie quiere que lo vean de mano con un gay. Nos vamos para abajo del puente de la terminal o para edificios y casas en construcción o para las afueras del estadio”.

Aun cuando existe una especie de proyecto denominado Personas que Practican Sexo Transaccional (PPST) y rectorado por el Centro Provincial de Prevención ITS/VIH/Sida, aún varios factores atentan contra el logro de un trabajo educativo con este grupo poblacional.

De acuerdo con la planificación estratégica de la provincia para el 2018 en concordancia con la línea PPST, un documento al cual Escambray tuvo acceso, se logra mayor contacto con los vínculos de estas personas que con quienes están directamente involucrados en dicha práctica. No obstante, como resultado de una encuesta realizada se supo que alrededor del 10.8 por ciento de las personas diagnosticadas con la infección por VIH refirieron tener sexo transaccional ocasional o sistemáticamente.  

No se trata de una cacería de brujas, el fin ulterior de saber a ciencia cierta cuántos lo practican —incontable hasta hoy— es educar y garantizar la adecuada protección para evitar la trasmisión de enfermedades. Insoslayable, si se sabe, según se explicita en la estrategia trazada por el Centro, que el 34.3 por ciento de los hombres que realizan sexo transaccional tienen prácticas homo-bisexuales.

El contagio desconoce sexos; la prostitución, también. En todos los casos hieren, aunque intenten sobrellevarse, los mismos desgarros: el manoseo promiscuo de tantos cuerpos, el espasmo contenido de un sexo sin amor, la frialdad de unas monedas que se agotan más rápido que lo que dura el falso orgasmo.

Quizás, el peor saldo ya se viene obteniendo, aún sin remedio alguno, y es la permisividad familiar que abre puertas sin censura a las “ganancias” carnales de sus hijos o el espaldarazo social ante tanta denigración.

Pudiera desmentirlo Carla. A sus 18 años, de lo único que se vanagloria es de lo que dicen sus amigos: sus piernas se abren más rápido que un abanico. Y los pesos para saciar antojos juveniles y las noches de juerga en la discoteca y el olor nauseabundo, luego, a tantos perfumes distintos. Sus padres no dicen nada, igual que no se fijaron en la enredadera tatuada que le sube por el muslo desde el tobillo izquierdo, ni saben siquiera la cantidad de hombres con que ha compartido cama. Ella, tampoco.

*Las historias que se narran son reales, pero por respeto a la privacidad de los entrevistados sus nombres fueron cambiados.    

Dayamis Sotolongo

Texto de Dayamis Sotolongo
Premio Nacional de Periodismo Juan Gualberto Gómez por la obra del año (2019). Máster en Ciencias de la Comunicación. Especializada en temas sociales.

32 comentarios

  1. Creo que ha sido uno de los temas mas cruciales que han publicado en este mes con respecto a la actual situación socioeconómica del país y todo lo que esto implica en el reinventarse a diario del pueblo, algo antológico como la misma civilización como comentaron ya. Antagónica ambigüedad social desaprobado oficio de costo y beneficio yo digo que fácil pues no me lo he planteado tampoco he sufrido, de noches rotas de orgasmos fingidos de sombras, lobos, silencios, sigilos y aullidos es la prostitución: un verso del sexo, el exceso y el aroma resacado y nocturno con que golpean a besos a esa joven marginada, asediada, usada y penada por la autoridad aunque no lo justifique una legislación aunque la sociedad use, desuse, precisen y condenen a la humillación me da a pensar que cada gobierno necesita un eclipse en el que lucren su cuerpo la luna y el sol para ceder el paso a la corrupción.

  2. El panorama es complejo, hay de todo, pero evidentemente la causa fundamental es que hay ciertas capas sociales que quieren vivir una vida de placer por encima de sus posibilidades económicas y por encima del resto de la sociedad, no se trata de resolver el problema económico de elimentos y otros, es obstentar, es consumir, es vivir al margen de nuestra sociedad, en el trabajo no se habla del por ciento quer representan estas personas y el resto de nuestra juventud se las arregla y vive, trabaja, estudian y comparten las carencias con que vive el ciudadano de apié y disfrutan de recreación sana que incluye por su puesto, el sexo por placer y no rentado… Rescatar valores que es tarea de todos.

  3. Todos aquellos que de una manera u otra ven la aceptación de la prostitución como algo incombatible y de alguna forma aceptable para los tiempos actuales, no tienen una hija, hermana etc, que tenga que exponerse a esto para obtener recompensas y placeres pre-pago, quien opina a favor no expone nunca a nadie de su aprecio, barrer para afuera siempre es mejor, el polvo hacia dentro siempre nos hace alergia…..

  4. Mis respetos para este periodista que ha tocado un tema muy sensible con gran profesionalidad. Este es el tipo de periodismo que necesitamos, el que hable de los problemas que están generalizados en nuestro país con sinceridad. La prostitución es un problema mundial. En Cuba tiene muchas causas, pero diría que len lo fundamental se debe al pésimo poder adquisitivo de la población (en especial de los jóvenes) y a que la creatividad/productividad de las fuerzas productivas está limitado por el burocratismo, el excesivo control del estado y la satanización de la iniciativa privada que todavía impera, y el nuevo proyecto constitucional no parece que vaya a cambiar demasiado a corto plazo. El problema va más allá: hasta el punto de que muchos se plantean que un elevado por ciento del turismo de nuestro país es de tipo sexual. Sería interesante realizar un estudio acerca de ello.

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