La larga espera de La Esperanza

Dos años después del proceso de reanimación de la comunidad, el deterioro de algunas instalaciones de servicios públicos es evidente

En marzo del 2022, más de 500 pobladores de la comunidad La Esperanza, de Guayos, fueron beneficiados con un movimiento constructivo y de reparación de instituciones sociales que hizo posible la reanimación del poblado, como parte del programa de transformación de barrios en situación de vulnerabilidad que tiene lugar en Sancti Spíritus.

De allá a la fecha no ha llovido tanto; solo han pasado dos años y el deterioro de algunas instalaciones de servicios públicos, cuyos problemas habían sido resueltos, es evidente. Así lo refiere en su misiva a Escambray Jacinto Gutiérrez Carballido, vecino del asentamiento y en aquel entonces delegado de esa circunscripción.

“En el momento de la reanimación quedó pendiente en la tienda un pedazo del mostrador que se llevó a pulir a Cabaiguán, pues la dirección del Gobierno en la provincia indicó que se arrancara el mismo porque no estaba bien y aún esa porción del mostrador está en espera. Al mismo tiempo, se asignó a la bodega una pesa digital que tampoco tiene uso.

“A todo esto se une que en el Círculo Social se instaló un cable con el objetivo de que el local contara con servicio de corriente de 200 voltios y fue retirado por la Empresa Eléctrica; y en el parque infantil que se construyó, una de las hamacas y el tiovivo permanecen rotos”.

El remitente refiere, además, que todo lo anterior lo comunicó a la presidenta del Gobierno en el municipio de Cabaiguán, así como al Vicegobernador de la provincia y hasta ahora no se han resuelto los problemas.

REANIMAR Y PRESERVAR

Si bien las acciones planificadas en aras de mejorar la calidad de vida de quienes habitan en barrios y bateyes continúan y han sido para bien, no es menos cierto que debe ser una máxima inviolable del programa cuidar y mantener lo logrado.

Con la imagen de La Esperanza el tiempo ha hecho lo suyo y también la desidia de muchos para que el pequeño parque recreativo, ahora rodeado de hierba, solo mantenga en pie los columpios y una desvencijada hamaca; que el Círculo Social haya perdido atractivo y la bodega, más allá de la escasez de productos, tampoco exhiba trazas de un arreglo perdurable.

 “Ahora tenemos rajaduras en los marcos de puertas y ventanas con el peligro de que en un momento se derrumbe completamente el mostrador, que ya está agrietado y no tiene soporte debido a la falta de ese pedazo, y también han influido las explosiones de la cantera cercana”, explica Yusleidya Portieles, la dependienta.

Dentro de la espaciosa tienda, entre sacos y mercancías, aguarda una balanza digital que nunca se usó, un instrumento de pesaje que ojalá tuvieran el resto de las bodegas. A todo ello se suma que tampoco presta servicio a los vecinos la telefonía pública del lugar.

RESPUESTAS A LARGO PLAZO

Marianela Valdés López, delegada de la circunscripción y presidenta del Consejo Popular La Esperanza, es del criterio de que nadie desea que el esfuerzo precedente, en el que se involucraron muchos, se vaya a pique por la apatía de algunos, aunque admite que son asuntos que llevan tiempo y algunos pudieron resolverse.

“Ciertamente, el pedazo de mostrador quedó pendiente desde la reanimación a inicios del 2022, el administrador de la bodega ha hecho las reclamaciones pertinentes. Cuando se llevó a pulir se partió. Al respecto la respuesta de Comercio es que sí lo van a traer y que la tardanza se debe a la falta de recursos”, asegura Marianela, lo que confirmó también el director de la entidad en ese municipio.

“En cuanto a la pesa digital, está sin certificar porque lleva un presupuesto, el municipio hizo las coordinaciones, pero no se ha podido concretar ya que están aplazadas también las calibraciones de esos instrumentos en varias unidades comerciales. Mientras, el teléfono público está pendiente de una reparación ya que no da tono para las llamadas.

“Lo del parque infantil compete a todos, los propios niños con su uso han ido rompiendo los medios y ya la Empresa de Materias Primas los arregló en una ocasión, ahora no tienen el cable para el columpio y para reparar el tiovivo, la entidad tiene las varillas para soldar, pero se requiere de un trabajo conjunto con la comunidad, de la disposición de varios hombres para moverlo, de modo que el problema es soluble con un llamado a la participación de los pobladores, más que a la crítica”,  apunta la presidenta del Consejo Popular.

¿No existe alguna otra vía para reparar el mostrador? ¿No han podido los pobladores aunar fuerzas para chapear el parque y al menos reparar el columpio roto? ¿Qué tiempo se necesita para darle utilidad a una pesa que es nueva?

Muchas veces lo ha expresado el Presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez: “Es precisamente el trabajo en los barrios donde encontramos una expresión de ese concepto de resistencia creativa que hemos defendido”; y es ahí también donde se puede aportar más para que no se pierda la confianza en organizaciones que se preocupan y ocupan de lo material, pero no son nada sin el apoyo de muchos para solucionar las problemáticas sociales que restan y tiene como reto permanente aunar todas las vías en la búsqueda de las soluciones para hacer sostenibles las mejoras.

Se trata, además, de lo que le toca a los responsables y decisores, de concentrar recursos y fuerzas en acciones constructivas y de mantenimiento, no dejar actividades a medias; es convocar, sumar y entusiasmar a los vecinos que al final son, además, los más beneficiados, los verdaderos protagonistas de los cambios y quienes pueden hacerlos más duraderos.

Carmen Rodríguez

Texto de Carmen Rodríguez
Reportera de Escambray por más de 30 años. Especializada en temas económicos.

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