Angola: el acto de fe de los cubanos (+fotos)

Este 11 de noviembre, el hermano país africano arriba a medio siglo de su independencia labrada con el aporte de más de 300 000 combatientes de la isla caribeña

Fidel correspondió al pedido de Agostinho Neto de apoyar la liberación de Angola con fuerzas militares del país antillano.

A un mes y medio de su partida hacia Angola, mi hermano Juan Miguel dio las primeras señales de vida; las envió en una frágil servilleta de avión. Y a nosotros, sobre todo a mi madre, poco nos importaba si era en una servilleta o en una hoja en blanco o cuadriculada. Nublados por la emoción, los ojos pardos de mi mamá disfrutaron aquellos trazos veloces de mi hermano, quien le pedía calma, que él sabría cuidarse; pero, ¿qué madre podría permanecer tranquila, a sabiendas de que su hijo solía amanecer con el estruendo de los morteros anunciando que el enemigo está ahí, a escasos kilómetros?

En lo adelante, las cartas llegarían un mes sí, dos no e, incluso, tardarían hasta más tiempo. En ninguna contó su heroicidad y, menos todavía, de sus miedos, del miedo que le sobreviene a todo zapador; porque sí, asumió esa función, aunque él jamás nos lo confesó mientras estuvo allá. Usted quizás coincida conmigo en que hay que ser valiente, valiente de verdad, para ir en la avanzada de una tropa, adivinando, detectando dónde el enemigo sembró las minas, prestas a explotar y cortar el avance del adversario.

Sin embargo, la historia de mi hermano no resultó excepción en la contienda del Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA), liderado por Agostinho Neto, que contó con el aporte significativo de Cuba. Más de 377 000 combatientes de la isla caribeña defendieron la tierra angolana igual que la suya, como parte de la Operación Carlota, iniciada el 5 de noviembre de 1975, bajo la dirección personal del Comandante en Jefe Fidel Castro.

Más de 377 000 combatientes de la isla caribeña defendieron la tierra angolana igual que la suya.

La historiografía recoge que, en el segundo semestre de 1975, varias fuerzas intentaban impedir el ascenso a la presidencia de Neto y la proclamación de la República Popular de Angola. Por un lado, operaba la UNITA, encabezada por Jonas Savimbi; por otro, Holden Roberto, de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), cabecilla del Frente Nacional para la Liberación de Angola (FNLA).

Con idénticos propósitos, actuaban fuerzas regulares de Zaire (hoy República Popular Democrática del Congo), que habían invadido el territorio angolano desde marzo, y otras procedentes de Sudáfrica; todas enfocadas en tomar Luanda, la capital.

La presencia de los cubanos fue definitoria para la independencia de Angola. (Foto: Juvenal Balán)

No obstante, la independencia de Angola se decidió en la aldea de Quifangondo, defendida el día 9 de noviembre de 1975 por 850 combatientes de las Fuerzas Armadas Populares de la Liberación de Angola (FAPLA), 200 katangueses, 88 cubanos (asesores y los artilleros arribados dos jornadas antes), y otros 120 cubanos más de Tropas Especiales, también acabados de llegar, permanecían de reserva en la segunda línea, lista para enfrentar las fuerzas invasoras, en caso de que rompieran el frente, según un reciente artículo de Prensa Latina.

La propia publicación indica que los combatientes procedentes de esta isla operaron, entre otras piezas de artillería, seis unidades reactivas BM-21, llevadas en barco desde el país antillano.

Las tropas enemigas estaban compuestas por tres batallones de infantería de Zaire con 1 209 hombres, 2 000 angolanos del FNLA y 120 mercenarios blancos en vehículos blindados AML-60 y 90, respaldados por la artillería de largo alcance 130 milímetros; unidades de aseguramiento y cuatro piezas sudafricanas de artillería de 140 milímetros con dotaciones de esa misma nación; también especifica el artículo de Prensa Latina.

El fuego de exploración enemigo con cañones inició el 9 de noviembre; el mando cubano supuso, y supuso bien, que el ataque clave ya se cocinaba entre sus adversarios. La sospecha dejó de serla al día siguiente; justo a las 4:50 a.m. comenzó la preparación de la artillería, extendida hasta después de las 9 a.m. A seguidas, le correspondía el avance de la infantería, parapetada tras los carros blindados.

A su debido tiempo, entró en acción la batería reactiva (los BM-21), de las fuerzas cubano-angolanas; una lluvia de descargas de las conocidas también como katiuskas cayó en el bando contrario, que huyó a la desbandada.

La victoria en Quifangondo devino preludio de la proclamación de la República Popular de Angola y de la llegada de Agostinho Neto a la presidencia, acontecimientos ocurridos al día siguiente, el 11 de noviembre.

A la vuelta de 50 años, vale la remembranza y, sobre todo, la reverencia a los más de 2 000 cubanos caídos en aquella contienda, cuyos restos fueron repatriados a Cuba gracias a la Operación Tributo, conducida, igualmente por Fidel. Aunque mi hermano Juan Miguel regresó con vida de esa guerra, los ojos pardos de mi madre volvieron a nublarse aquel 7 de diciembre de 1989.

Arelys García

Texto de Arelys García
Máster en Ciencias de la Comunicación. Reportera de Radio Sancti Spíritus. Especializada en temas sociales.

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