Con la presencia de Manuel Marrero Cruz, miembro del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Primer Ministro de la República, tuvieron lugar este lunes las honras fúnebres en homenaje al destacado historiador cubano Eduardo Torres Cuevas.
Ofrendas florales a nombre del General de Ejército Raúl Castro Ruz, líder de la Revolución Cubana; de Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República; y de la Asamblea Nacional del Poder Popular encabezaron el último adiós de Cuba a Torres Cuevas.
La Premio Nacional de Literatura, Nancy Morejón, expresó: “De los estudios sobre la historia de Cuba, de nuestros asuntos, de nuestras cosas que él amó y a las que se entregó de manera muy natural —como un sacerdocio, en mi opinión—, Cuevas edificó un puente entre lo culto y lo popular. Puede parecer algo esquemático, pero no lo es.
“Siempre fue un convencido de que la historia la hace el pueblo. Los historiadores vienen y estudian lo que pasó, pero quienes tienen la historia en sus manos para hacerla son los pueblos. Él fue muy coherente con esa idea. Fue un académico, un excepcional académico, que nunca dejó de tener el oído preparado para escuchar al pueblo”.
Por su parte, Danhiz Díaz Pereira, diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular y presidente del Movimiento Juvenil Martiano, expresó con sentidas palabras: “En estos momentos en que comenzamos a vivir el luto por la partida de una persona desde el punto de vista biológico, físico, siempre hay dolor por la cercanía, por el cariño, porque nos va a faltar el abrazo. Pero tenemos que quedarnos con su obra, y creo que en su caso es suficiente para mantenerlo vivo siempre. Escribió para todos los cubanos y cubanas; como pocos, supo narrar la historia de la Patria, y ese debe ser su mayor legado.”
“Además, supo hacerlo en los momentos de transición política más decisivos para el país. Cuando se hable de la historia constitucional de Cuba, habrá que acudir obligatoriamente al profesor Torres Cuevas, en especial por su acercamiento con los jóvenes. A nosotros, al movimiento, a la juventud en general, le dedicó mucho tiempo de su vida y de su obra. Nos toca honrarlo cuidando esa obra y haciendo que crezca.
“ Hay que seguir leyéndolo, seguir indagando en su vida, en su obra, en lo que escribió, en lo que dijo, en los análisis que hizo sobre los fenómenos históricos, y desde ahí seguir creciendo. Es decir, aportarle los nuevos tiempos, los nuevos códigos, las nuevas formas de decir, sin alejarlo nunca de la formación académica de nuestros historiadores ni de la población en general.”
“Hablamos también de un gran martiano. Torres Cuevas fue de los que mejor supo traernos a Martí en los tiempos actuales. No basta con estudiar la obra del Apóstol, con leerla; hay que saber interpretarla y traerla a nuestra realidad con ese pensamiento amplio de José Martí. Y el profesor, sin duda, mostró ser un martiano de corazón y de actitud, concluyó el diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Por su parte, el presidente de la Asociación Hermanos Saíz, Yasel Toledo Garnache, dijo a Cubadebate que “lamentamos muchísimo la pérdida del maestro Eduardo Torres Cuevas, Maestro de Juventudes de la Asociación que compartió con nosotros muchísimos espacios, tanto ahí en el Salón de Mayo del Pabellón Cuba en nuestra sede nacional o lo hizo, por ejemplo, con nosotros en congresos, en diferentes espacios.
“Siempre era, yo diría que muy agradable, muy beneficioso escucharlo también por todo lo que aprendimos de él por la profundidad del pensamiento, por la manera de hablar, por la manera de hacer.
“Yo en lo personal, creo que Eduardo Torres Cuevas nos enseñó muchísimo con sus textos, nos enseñó muchísimo con sus palabras, pero lo hizo también bastante con su manera de ser, con su manera en la que se comportó siempre en el amor que sentía hacia Cuba, hacia la sociedad de manera general, el afán que tuvo siempre de ser muy útil y además fue muy cercano siempre a los a los jóvenes”.
“Ahí están varios de sus artículos, sus reseñas del libro, que yo creo que son vitales para conocer la profundidad del alma de la nación, para conocer mejor al país y que también para ser mejores”, puntualizó el presidente de la AHS.
Ricardo Ronquillo Bello, presidente de la Unión de Periodistas de Cuba, al destacar la vida y obra de Torres Cuevas, recordó que “en una entrevista a propósito del proceso de restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, subrayó la importancia de un acercamiento entre ambos países y la capacidad extraordinaria del pueblo cubano de enfrentar una situación en la que tuviera una normalidad entre las relaciones políticas entre Cuba y Estados Unidos”. Porque recordemos que muchos pensadores, periodistas cubanos que tenían la preocupación de que un acercamiento con Estados Unidos condujera a la caída del proyecto revolucionario, remarcó Ronquillo Bello.
Eduardo Torres Cuevas fue hasta su muerte un colaborador muy cercano de Fidel, de Raúl, de Díaz-Canel, y apoyó a la dirección del Partido hasta el final de su fecunda vida.
Cuando, en aquellos años tan intensos de la Batalla de Ideas Fidel creó la “Universidad para todos”, Torres Cuevas aportó de inmediato su sabiduría y su larga experiencia docente y se convirtió en el Coordinador del Curso de Historia de Cuba.
Sus clases por televisión causaron un gran impacto en la población. Se imprimieron 370 000 ejemplares del tabloide de ese curso. En octubre de 2002, en un acto en el Palacio de Convenciones para para celebrar el primer aniversario de “Universidad para todos”, Fidel le entregó a Eduardo una réplica del Martí de la Tribuna Antiimperialista.
Torres Cuevas integró la Comisión Redactora de la nueva Constitución, presidida por el General de Ejército, y el grupo de trabajo para la gestación del Centro Fidel Castro Ruz.
Dirigió, entre otras instituciones, la Casa de Altos Estudios Fernando Ortiz, la Biblioteca Nacional, la Academia de la Historia de Cuba, la Oficina del Programa Martiano, la Sociedad Cultural José Martí. Fue hasta su muerte Diputado a la Asamblea Nacional. Aunque era un verdadero erudito y tenía una vocación arrolladora por el estudio y la investigación, no se encerró jamás entre libros y archivos. Todo lo contrario, puso su talento y su cultura al servicio de la patria, aceptó y cumplió todas las misiones que le dio la Dirección de la Revolución y se entregó a ellas con lealtad, dedicación y fervor.
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