La esquina de Escambray: Palestina, ¿el mayor genocidio de este siglo?

Palestina, Venezuela y Cuba sufren las variantes más comunes de la práctica genocida que parece una tendencia que no pasa de moda. Con este tema, Escambray retoma la sección a cargo del reconocido intelectual Carlo Figueroa

El reconocido intelectual Carlo Figueroa retoma su habitual podcast en las plataformas de Escambray.

La palabra genocidio se pronuncia fácil, pero lo que significa, el valor de su origen macabro y antihumano es tan despreciable que debería ser borrada de cualquier vocabulario. Es lamentable que en los últimos tiempos su uso aparezca en todos los idiomas, se haya extendido más allá de lo imaginado. Razones sobran, porque el acto de exterminar o eliminar sistemáticamente a un grupo humano por razones de raza, etnia, religión, política o nacionalidad, como lo define la Real Academia Española, encuentra en Palestina su expresión real a pesar de vivir en un mundo donde se pregona y lucha por la paz a toda hora.

Mientras usted lee esta reflexión o sigue nuestro podcast en el canal de YouTube de Escambray, sobre la Franja de Gaza o en Cisjordania caen las bombas sin piedad, mueren cientos de niños, hombres y mujeres, jóvenes y ancianos. Ni los hospitales son sitios seguros, las ciudades se reducen a escombros, los desplazamientos humanos superan cualquier imagen posible.

Lo que ocurre ahora en Palestina sucede sin que medie una solución, sin que Israel reciba un solo rasguño de las potencias occidentales más poderosas. Sucede, porque ya han anunciado que serán ellos quienes van a reconstruir el territorio palestino y hasta han nombrado un jefe para el periodo de transición.

Poco puede hacer la ONU donde el reconocimiento al Estado Palestino por la gran mayoría de los países miembros ocurre tardíamente y bajo la presión de los millones de ciudadanos que toman a diario las calles para obligar a sus gobiernos a tomar cartas en el asunto. Pero una sala cuasi vacía cuando interviene el primer ministro israelí no alcanza para detener el mayor genocidio de este siglo. Es positivo que se deslinden, que tomen distancia, acaso porque desde la Antigüedad los genocidios han bañado de sangre todos los rincones del planeta, pero no basta, no es suficiente.

Las recientes incursiones del ejército de Estados Unidos en el Caribe han disparado también las alarmas en esta zona del mundo. Las reservas naturales de Venezuela siguen siendo codiciadas; presionar como lo hacen ahora es indigno y, de llegar a una invasión armada, convertirían a toda América Latina en una zona de guerra y consecuencias impensables para todos.

Los genocidios en cualquiera de sus formas tienen ya el precedente de los más de 60 años de bloqueo contra Cuba, que nos ha privado de lo esencial como mecanismo diabólico para intentar rendir a un país por defender su derecho a la soberanía y la libre determinación, de construir un modelo social justo, equitativo, revolucionario.

Si miramos con detenimiento la historia contemporánea, parece que practicar el genocidio es la única manera de subyugar. Ese ha sido y es el mayor de los errores de sus defensores. Palestina, Venezuela y Cuba sufren las variantes más comunes de la práctica genocida que parece, repito, una tendencia que no pasa de moda, ni aunque cambien los siglos, ni aunque la humanidad avance en su desarrollo, ni aunque mueran millones de seres humanos.

Carlo Figueroa

Texto de Carlo Figueroa

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