Cuando llegaron las redes sociales a nuestro mundo, cuando el uso de la Internet se popularizó al punto de crear adicción y no concebir nuestro día a día sin mantenernos conectados con la familia, los amigos, el trabajo, las noticias, novelas, series y un montón de accesos, todo dio un giro inesperado: los teléfonos celulares se han convertido en una extensión de nuestro cuerpo.
Lo que algunos teóricos y monetizadores de ocasión llaman “democratización de la información” es, sin embargo, un arma de doble filo que puede —y ha conseguido— convertir las bondades del natural flujo de ceros y unos, la transmisión de datos y la conexión ilimitada en un dilema que afecta las emociones, los comportamientos y conductas sociales, la visión que tenemos de un suceso y otro, la calidad del razonamiento e, incluso, la salud mental y física de los que convivimos con ello.
El desarrollo no se puede negar, ni la Internet, ni las redes sociales, ni la muy de moda inteligencia artificial (IA) con sus tantas opciones. Sin embargo, el empleo desmedido, la falta de control individual tiene consecuencias dramáticas en tanto nos llevan a creer en todo lo que leemos, escuchamos o vemos en las plataformas a las que accedemos los cubanos.
En los últimos tiempos las tendencias en el empleo de las redes sociales han ido modelándose sin que apenas te des por enterado. Los propios medios de comunicación se han visto obligados a sumarse a esas dinámicas para llegar a más públicos, especialmente a los nativos digitales, que crecen de forma exponencial y cada día acceden menos al espacio sensorial que transmite un atardecer, la conversación, el diálogo, la contemplación de los valores artísticos de las obras que se exponen en una galería o un museo. Desde su teléfono, dicen, conocen todo, aunque no sepan ni cómo utilizar un simple diccionario.
Hoy se ha puesto de moda que al revisar un perfil en cualquier red el usuario se identifique como creador de contenidos o creador digital, pero cuando profundizas en sus posts descubres que nada nuevo tienen que aportar y en la gran mayoría de ellos encuentras “lo mismo con lo mismo”, para decirlo en buen cubano.
De otro lado se van imponiendo con fuerza los videos cortos, los Reels que debemos agradecer a Instagram, TikTok, YouTube, Facebook y otras tantas plataformas. Estos videos recomiendan que presenten historias cortas y atractivas que atrapen la atención del espectador en los primeros tres segundos. El impacto es tan grande que hasta las casas productoras de series y novelas publican series cortas que están disponibles en cientos de cuentas bots y en todos los idiomas.
Ahora mismo se recomienda que apuestes por lo que funciona y debes reutilizar tus mejores publicaciones en otros formatos, como, por ejemplo, convertir una publicación de Instagram en un carrusel o un video corto. Los algoritmos de redes sociales son cada vez más precisos y priorizan la calidad sobre la cantidad, por lo que es esencial crear contenido que aporte valor, ya sea educativo, de entretenimiento o inspirador, afirma sin tapujos el sitio metricool.com y va más allá: “En lugar de intentar publicar a diario, enfócate en la calidad, el atractivo visual y la relevancia del contenido”.
El empleo de la inteligencia artificial es otra de las tendencias más difundidas actualmente. La bondad de ser una herramienta que mejora y optimiza se ve en peligro cuando te pones a redactar/copiar textos para tus publicaciones y a adaptarlos a la voz más conveniente para cada plataforma.
Hay muchas más tendencias actualmente en las redes sociales, como la creación de comunidades, incluir palabras clave en subtítulos, descripciones e incluso textos en pantalla para mejorar la capacidad de descubrimiento por parte de los seguidores potenciales. Ya no basta que un simple like te asocie a determinados contenidos, las posibilidades ahora se enmarcan en cómo llevar a que los algoritmos se dobleguen.
Lo que pocos dicen en las tantas referencias sobre el tema que hemos consultado en estos días, en lo que nadie insiste es en la responsabilidad que implica colocar tus contenidos en las redes sociales. Muchos países, incluido el nuestro, se han visto obligados a legislar al respecto. En casos extremos han prohibido contenidos y hasta redes sociales por la utilización y manipulación en función de atentar contra la estabilidad de las naciones. Es bueno estar al tanto de las tendencias actuales, utilizarlas como forma de llevar nuestros contenidos a más receptores, pero de ahí a lograrlo con seriedad, conocimiento de la comunicación y sus nuevos paradigmas hay un trecho que pocos miden con acierto.
Escambray Periódico de Sancti Spíritus











Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.