Soy un loco con cordura (+fotos)

Rafael González Morales regresó, tras un impasse en su carrera, a un espacio galerístico espirituano con una propuesta permeada de muchas motivaciones personales

El artista espirituano ha cosechado importantes lauros en salones provinciales, regionales y nacionales. (Foto: Facebook)

Después de traer a casa premios a los que aspiró, de mostrar de forma individual o colectiva sus diversas piezas, Rafael González Morales trazó una línea divisoria entre él y los procesos creativos. Dejó quietas las musas. Enfocó su tiempo y esfuerzos hacia otros horizontes que, si bien son abonados con su talento, le ofrecen más gratificación monetaria que espiritual. Pero, en su interior, quizá, quedó el impulso de romper con el límite impuesto. Sus amigos y conocidos tampoco se cruzaron de brazos.

“Me visitó Luis Rey Yero para comentarles a mis padres que no quería participar en ningún salón porque estaba concentrado solamente en buscar los frijoles. Ellos me preguntaron las razones y les respondí que mi mayor creación es mantenerlo a ambos, que no les falte nada. Pero, luego de escucharlos, me dije: vamos hacer algo”.

A la vuelta de unos meses se abre a Escambray, sentado, café por medio, debajo de uno de los cuadros que le otorga valores de belleza al hotel Plaza, de la ciudad del Yayabo. Cumplió. ¡Y de qué manera! Otra vez, el abstraccionismo de González Morales nos convoca a pensar.

Volver —el título de la muestra— tiene seis letras, como la misma cantidad de obras que la integra. Es el deseo de que vuelvan personas a mi vida que no están, el anhelo de crear y reencontrarme. Significa la oportunidad de regresar al mismo espacio galerístico donde hace 10 años hice mi primera exposición de arte abstracto y, de complacer a quienes muchas veces me preguntaron:‘¿qué haces?’”.

El Quijote en moto ha sido una de las piezas más populares de Rafael González Morales. (Foto: Lisandra Gómez/Escambray)

Fueron muchas de esas personas quienes lo acompañaron el día de la inauguración. El agradecimiento a cada una, incluso a quienes no pudieron llegar hasta la hermosa instalación hotelera, se hace infinito. Tal vez aún no sea consciente, pero su rostro se iluminó en esa jornada como en aquellas primeras veces cuando se atrevió a compartir sus creaciones.

“Fue difícil llegar porque no procedo de la enseñanza artística. Siempre hice cosas, pero no me las tomaba en serio. Empecé a participar en muchas exposiciones y a obtener resultados, donde sí estaban artistas formados. Comencé a creérmelo. Recuerdo que la gente me decía: ‘Vas a llegar’. A lo que me preguntaba: ¿A dónde?. Entonces, de un día para otro, todo cambió. Comenzaron a contar conmigo. Me llaman”.

Hace un alto. Cada palabra tiene el peso de su constancia, esfuerzos y talento. Sorbo a sorbo de café, la conversación se dirige, irremediablemente, hasta el Quijote montado sobre una moto Harley Davidson, pieza de gran tamaño y armado por diversos objetos como tuercas y fragmentos de hierro. No solo arrasó en el XX Salón provincial de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas, (ACCA), de Sancti Spíritus, sino que arrancó suspiros en todas las plazas donde ha “parqueado”. Incluso, cuando lo arrastró unos cuantos metros por una calle habanera para exhibirlo en una institución cultural y creyeron que era un pagador de promesas.

“Creo que esa pieza me empujó a llegar. También estuvo Tiempo de nueva luz, una lámpara de gran tamaño, merecedora de uno de los lauros del II Salón de Arte Joven Contemporáneo Vita Brevis”.

Intentar mencionar cada creación de González Morales es un desacato a la memoria. Ni él mismo se atreve. Mas, las esculturas con chatarra antes mencionadas y el gigante pescado que hoy le ofrece la bienvenida a quienes visitan el hotel Zaza lo ubican en un espacio más cercano a los públicos menos experimentados en las artes visuales.

El pescado de grandes dimensiones, otra de las grandes obras del entrevistado, forma parte de la imagen del Hotel Zaza. (Foto: Facebook)

“A mí me queda muy bien la escultura. No sé dibujar. No hago bocetos de nada. Creo lo que sale en mi mente. Siempre es en metal. Hace 10 años incursioné en el abstraccionismo, algo que considero muy difícil y que siempre digo que me quito el sombrero ante los maestros de esa expresión como Luis García, Mario Félix… Primero, hice una exposición personal, luego integré la colectiva Piedras de río, que se mostró en La Habana y gustaron.

“Tengo que darle la razón a mi amigo Raúl Valle Catalá, cuando me dice que creo rápido porque cuando suelto: Voy a hacer, no paro”.

Al ritmo de los procesos artísticos, a este auténtico yayabero se le encuentra también en su taller de bicicletas, muy cerca de la emblemática tienda La Vizcaína y frente a obras constructivas que pierden las huellas de deterioro, gracias al colectivo del taller de creación que lidera.

“Lo primero estará porque nací allí como creador. Cuando otros trabajaban con lienzo, lo hacía con cosas que se botaban. Eso te da un amplio campo de trabajo. La creatividad tiene que estar a full de máquina porque de una tuerquita hago un hombrecito y es difícil. El segundo es el que me da los frijoles”, deja escapar con la picardía que no lo abandona ni cuando la nostalgia por la ausencia de su retoño lo intenta derrumbar.

¿Esa personalidad tan alegre también está en cada creación?

“Caen más moscas en miel que en vinagre. Me llevo bien con todo el mundo y disfruto lo que hago. Tengo la facilidad de atraer gente a mi vida, me siguen, escuchan y no me desagrada. A veces me dicen que soy loco, pero soy un loco con cordura”.

No exagera. Tengo frente a mí una especie de Quijote contemporáneo, incapaz de deponer del todo la creación. Desde hace mucho tiempo forma parte de la historia de las artes de Sancti Spíritus y Cuba, aunque no lo asuma.

“Simplemente, creo lo que a los demás les gusta. Soy más popular que artista”, soltó como ráfaga porque en cuestiones de acortar los tiempos, también es un artífice.

Lisandra Gómez Guerra

Texto de Lisandra Gómez Guerra
Doctora en Ciencias de la Comunicación. Reportera de Radio Sancti Spíritus y corresponsal del periódico Juventud Rebelde. Especializada en temas culturales.

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