Verano entre ritmos y colores

Si bien aún restan unas semanas para que se pueda evaluar el impacto de las acciones del sector, vale repasar algunos de los momentos que pudieran ser los medidores de los análisis

Ilustración: Osval/ Escambray

Si un sector se pone en acción desde que el verano anuncia su proximidad es el de Cultura. Carga sobre sus hombros muchas de las acciones que intentan romper con rutinas y satisfacer necesidades e intereses de los diferentes grupos etarios que toman un respiro de clases y centros laborales.

Bien lo saben quienes laboran en su sistema institucional, profesionales e integrantes del movimiento de artistas aficionados. Entre todos, después de acomodar acciones a las múltiples realidades de cada territorio —este año más que complejas— apuestan por cumplir lo pactado en un papel.

La práctica luego dirá si se logró o no, si superó expectativas o fue más de lo mismo, sobre todo en esta tierra, donde no se acaba de eliminar el Sambenito de no conocer en profundidad las particularidades de los públicos por la ausencia de estudios de ese tipo.

Si bien aún restan unas semanas para que se pueda evaluar el impacto de las acciones del sector, vale repasar algunos de los momentos que pudieran ser los medidores de los análisis.

Si algo de lo programado en este 2025 deja un saldo positivo, sin dudas, son las giras de los proyectos infantiles pertenecientes al movimiento de artistas aficionados; una estrategia que, además de propiciar que los pequeños artistas ganen en experiencia, ha permitido, por ejemplo, a la Colmenita Dueños de la Felicidad, esparcir sus mieles en la comunidad cabaiguanense de Punta Diamante, en tanto Los Yayaberitosllegaron hasta la tercera villa de Cuba, y los integrantes de Haciendo Futuro regalaron su arte en el cine de Fomento. Para nadie es un secreto que los residentes fuera del municipio cabecera tienen menos posibilidad de disfrutar con propuestas así.

Y si de salir fuera de los centros culturales se habla, el verano espirituano se engalana cada año con la Cruzada Teatral Por la ruta del Che y Camilo. En esta su XXXI edición, que contó ya con la asistencia del Guiñol de Santa Clara a su paso por Taguasco, ha vuelto a recibir las ovaciones sinceras de cuanto público ha tropezado.

Como nos tiene acostumbrados, el gremio teatral no se pone de rodillas ante los contratiempos. Por ejemplo, las largas ausencias del servicio eléctrico ya no cuentan entre los obstáculos. Los propios vecinos buscan alternativas para las presentaciones. En Cabaiguán, cuando se creyó que quedaría fuera del periplo, bastó más de una conversación entre decisores gubernamentales y del Consejo de las Artes Escénicas para planificar que la escaramuza artística llegue a varias de sus localidades en la última semana de agosto.

Los talleres en casas de cultura, la Galería de Arte Oscar Fernández Morera y la Escuela de Arte Ernesto Lecuona también han acaparado la atención, sobre todo en niños y adolescentes. Similar ha sucedido en las experiencias de los sistemas de museos y bibliotecas al salir fuera de sus instituciones y tomar por asalto comunidades y asentamientos.

Por supuesto, vivir las fiestas populares en el municipio espirituano, después de años de ausencia, también distingue la etapa estival. Si bien se sufre la ausencia del anhelado Santiago, volvió a ocurrir un hecho necesario: el reencuentro entre varias generaciones en un mismo espacio público con las llamadas fiestas populares.

Se sintió así cada vez que la conga sonó. Similar algarabía se encontró en la reunión de los espirituanos ausentes o entre quienes asistieron a la nueva cita con la guayabera más grande del mundo desde la Biblioteca Provincial Rubén Martínez Villena.

¿Y qué decir de los encuentros con las melodías de Lidis Lamorú? Un disfrute pleno entre artistas y público, sensación que no disfrutaron del todo quienes asistieron al concierto de la Original de Manzanillo, truncado de golpe por un apagón; hecho inadmisible y una falta de respeto hacia músicos y espectadores.

Más allá de los estratosféricos precios de los productos, de la aglomeración de personas por concentrarse, las opciones en pocos sitios y las indisciplinas sociales, se aplauden de las fiestas el regreso de áreas tradicionales como El Platanal de Bartolo, la Casa de la Trova, los portales de la Casa de Cultura con El Órgano Oriental y el recinto ferial Delio Luna Echemendía.

También ha sido muy saludable aprovechar la estancia de las propuestas musicales de la talla de la Original… y Cándido Fabré para que llegaran a casi toda la geografía provincial. Nunca serán suficientes los intercambios con proyectos culturales de ese nivel.

Frente a unos cuantos días de etapa estival, incluso con el reto de un cierre único, son estas algunas de las pinceladas más llamativas en la urgencia espirituana de hacer de los meses de julio y agosto una etapa inolvidable; no solo por romper las rutinas, sino por no dejar brechas a la intromisión de tendencias foráneas y, mucho menos, que las improvisaciones e incoherencias en el trabajo impidan vivir a plenitud un verano entre ritmos y colores.

Lisandra Gómez Guerra

Texto de Lisandra Gómez Guerra
Doctora en Ciencias de la Comunicación. Reportera de Radio Sancti Spíritus y corresponsal del periódico Juventud Rebelde. Especializada en temas culturales.

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