Ancón, la península de cristal

Naturaleza y turismo aprenden a convivir en un frágil ecosistema del sur espirituano. Por Juan Antonio Borrego Díaz Colgada como una suerte de apéndice que por momentos simula separarse del mapa, la península de Ancón, en el centro sur de la isla, conserva la rara virtud de erigirse como un

Trinidad del Mar, una de las instalaciones más importantes de la península.

Naturaleza y turismo aprenden a convivir en un frágil ecosistema del sur espirituano.

Por Juan Antonio Borrego Díaz

Colgada como una suerte de apéndice que por momentos simula separarse del mapa, la península de Ancón, en el centro sur de la isla, conserva la rara virtud de erigirse como un valioso ecosistema costero, que a la vez resulta asiento principal de la actividad turística en la provincia de Sancti Spíritus.

A la vera de una ciudad colonial, asediada día y noche por visitantes de medio mundo, el matrimonio naturaleza y turismo parecería poco menos que imposible sobre una geografía donde muchas veces el concepto “tierra firme” equivale al ancho de un campo de fútbol.

Ubicada entre el mar Caribe y la bahía de Casilda, con un área total de 10,9 kilómetros cuadrados, Ancón cuenta, según el parecer de no pocos entendidos, con las mejores playas de la costa sur cubana, un orgullo que los trinitarios reconocen entre los tesoros más preciados de su patrimonio.

La zona, como es lógico, resulta atractiva para el desarrollo de la industria del turismo, que dispone en estos predios de varios hoteles, marina, centro de buceo y una creciente infraestructura, capaz de garantizar la presencia diaria de miles de visitantes en temporadas de alta, un verdadero reto para conseguir equilibrio en el ecosistema.

La playa aledaña al Hotel Ancón constituye uno de los sitios más impactados por la actividad del hombre.

Historias anteriores en las que se entremezclan inversiones demoradas, construcciones sobre la duna, deforestación, demoliciones mal ejecutadas y robo de arena prueban lo estratégico de la integración de todas las partes en el afán por conseguir una explotación racional de este recurso sumamente vulnerable.

UN PLAN RESPONSABLE

Aunque al Instituto de Planificación Física (IPF) y a los Ministerios de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) y del Turismo corresponde la mayor responsabilidad con el destino de la península, otros organismos y entidades cumplen roles específicos, que igualmente repercuten de manera directa en el manejo de la región.

En la lista de los involucrados se cuentan también las Empresas de Flora y Fauna y Forestal Integral, ambas del MINAGRI, Comunales, el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH) y los Ministerios de la Construcción, de Comercio Interior y del Transporte, entre otros.

“Tenemos un plan responsable para la península, un sistema de chequeo sistemático, que ha permitido ganar en cultura y reducir considerablemente el nivel de ilegalidades”, asegura la arquitecta Vivian Dorta, subdirectora técnica de la Dirección Provincial del IPF, entidad encargada del ordenamiento territorial.

¿Cómo se ha previsto el desarrollo de la infraestructura turística en Ancón?, pregunta Granma.

Hemos dividido la península en tres sectores: Ancón, Las Caletas y La Boca, donde se proponen entre 5 000 y 6 000 habitaciones con altura máxima de hasta tres niveles, dadas las características del terreno, pero las inversiones han demorado porque se trata de una zona encarecida por la abundancia de cieno, donde es preciso crear el suelo a base de relleno y cimentaciones muy costosas.

Además, no se ha construido aún el corredor técnico, imprescindible para mejorar el abasto de agua, de electricidad y las comunicaciones, así como la evacuación de los residuales.

¿Cuáles son los pecados de Ancón, qué violaciones se constatan en la zona?

Tenemos violaciones por construcciones ilegales de viviendas en playas cercanas como Cabagán, Guanayara y en menor medida Río Caña, pero en la península hoy existe una situación favorable, hubo incongruencias durante el verano con los puntos de venta, referidas a su estética y ubicación, pero se resolvieron enseguida; en La Boca, que es la zona poblada, existe una regulación que prohíbe las nuevas construcciones; en La Chorrera tenemos noticias de entrega de tierras en usufructo de manera inconsulta, sin embargo, de forma general la situación no es alarmante.

AMARRAR LA ARENA

Los trabajadores que se ocupan de la limpieza de la playa del hotel Ancón han tenido que aprender, en los últimos meses, el significado de un término que hasta ahora no estaba registrado en su vocabulario: “amarrar la arena”.

La imagen resume una de las principales recomendaciones del reciente diagnóstico realizado a la península por el Centro de Estudio de Playa, de Varadero, y el de Servicios Ambientales, de Sancti Spíritus, que dictaminó excesiva compactación, pérdida de arena y evidente erosión en el balneario espirituano.

Para enfrentar estos males los expertos sugieren el empleo del bejuco o boniatillo de playa, una planta rastrera que crece de manera silvestre y que al propagarse sirve de barrera natural frente a la fuga de la arena.

Leonel Díaz Camero, delegado del CITMA en Sancti Spíritus, adelanta que para enfrentar las secuelas del mal drenaje pluvial en la zona el próximo año se invertirán en playa Ancón unos 735 000 CUP y 51 900 CUC para mantenimiento y recuperación de arena, rectificación de cárcavas y reforestación, entre otras labores.

Asimismo, los especialistas del CITMA trabajan en el establecimiento de un catálogo guía con vistas a reforestar toda la península, un proyecto que se inició en el corriente 2011 con los primeros ejemplares de coco, uva caleta, almendra y framboyán, pero que requerirá necesariamente de mayor tiempo a juzgar por la magnitud del empeño.

CAMBIOS EN EL PAISAJE

Sin necesidad de programas de reforestación, riego artificial, ni atenciones culturales de ningún tipo, el marabú se había convertido, con los años, y también con cierta dosis de desidia, en dueño y señor de un área no despreciable del ecosistema espirituano.

Por fortuna, desde mediados de 2011 comenzó a cambiar el paisaje peninsular tras la intervención de varias fuerzas del MINTUR, en una cruzada que incluyó desbroce y chapea de plantas invasoras, limpieza de playas, recogida de obstáculos y nivelación de terreno donde fuera preciso.

“Somos un actor más, no el ombligo de la península -dice Reiner Rendón, delegado del MINTUR en Sancti Spíritus-, pero un actor protagónico porque sabemos que el Turismo es el principal beneficiario de la zona”.

Quizás por esa razón, todas las dependencias del MINTUR en el municipio, estén o no asentadas en el litoral, responden por un área específica que deben atender, incluidas aquellas parcelas de empresas mixtas en las que aún no se hayan iniciado inversiones.

“Esto ahora es a machete y garabato”, aclara un carpetero presumido, que como otros trabajadores del sector ha tenido que doblar el lomo más de una vez para lidiar con el rebrote de la hierba que no da tregua en época de lluvia.

“Nuestros especialistas monitorearon los trabajos día a día y fueron quienes determinaron las plantas que sobraban y las que se quedaban”, apunta Leonel Díaz Camero, quien confirma que la estrategia de explotación del saliente trinitario no contempla la construcción de hoteles ni otras instalaciones en la zona este, como se sabe, mucho más frágil que el resto.

“Lo principal es que ya está definido un esquema para preservar la península -precisa Reiner Rendón-, existen las prioridades, un plan de ordenamiento turístico, un financiamiento y, sobre todo, un sistema de trabajo para que Ancón no quede en tierra de nadie”.

Redacción Escambray

Texto de Redacción Escambray

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