Maleficio de Play off: Gallos se hunden en la ciénaga y quedan fuera de la final (+ Fotos)

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De todos los fiascos de Sancti Spíritus en las once postemporadas en que ha intervenido, esta se antoja la más traumática.

El Huelga se quedó sin palabras. Yo también. Aunque debía tener -porque la tiene- toda la explicación del mundo,  casi nadie da crédito a lo acontecido la noche de este sábado en el estadio espirituano, cuando Matanzas dejó tendido a los Gallos en una remontada heroica 10-5 para colarse por primera vez en una final de Play off.

Dicho así, parece creíble, por la holgura del marcador. Mas, de todos los fiascos de Sancti Spíritus en las once postemporadas en que ha intervenido, esta se antoja la más traumática si es que tal calificativo encaja en lo ocurrido.

Parecía que llegaba por fin la reivindicación de los Gallos. En las gradas, repletas y delirantes, se adelantaba el festejo desde que Norge Luis Ruiz calzara botas de hombre grande con sus 19 años y llenara de ceros la pizarra desde las 8 y 20 de la noche que lanzó su primer strike ante Ariel Sánchez hasta que consumió sus cien lanzamientos con el primer out de la séptima entrada con inmaculada faena de apenas cuatro hits, ocho ponches y tres boletos

Parecía, cuando al fin se rompió el maleficio  de Jorge Martínez, un hombre que acumulaba cuatro éxitos sin revés y que ahora explotaba ruidosamente del box con tres carreras en el mismo primer inning por un despiadado ataque de cinco hits.

Tal vez con el influjo que les dejó el sexto partido cuando empataron de manera contundente la semifinal con marcador de 15-7, los Gallos salieron agresivos con una increíble adrenalina y el delirio tocó su punto más alto cuando Yulieski Gourriel disparó cuadrangular de dos carreras en el quinto ante los envíos de Yoel Suárez, quien entró en el mismo primer capítulo.

Entonces lucía una ventaja suficiente. Y es que para un equipo  normal cinco carreras en un partido decisivo de semifinales, deben resultar bastantes, pero…llegó el pero de esta vez.

Matanzas, que una entrada antes había perdido su manager Víctor Mesa, expulsado por Luis César Valdés ante una airada protesta por un polémico foul de Manuel  Benavides, que las huestes yumurinas entendieron deadball, cerró sus flancos y echó mano a Frank Navarro para aguantar la ofensiva espirituana y luego limpiar el honor del hombre que les enseñó a soñar en grande.

Y pasó el tiempo y pasó hasta llegar al fatídico octavo capitulo que trajo la increíble rebelión de los cocodrilos, que parecían tocados hasta por aliados sincréticos incluso la magia de la Divina Providencia.

El inning lo inició el refuerzo Yaisel Sierra, reemplazo de Ruíz, con boleto a Guillermo Heredia en lo que fue el comienzo de la debacle. Yovani Aragón optó por levantarlo del box en lo que a la postre fue la decisión más controvertida del partido, aunque a ciencia cierta resultaba lógico al llamar a su principal relevista de toda la temporada: Omar Guardarrama, que como en el partido anterior tampoco se hizo justicia y admitió imparables de José Miguel Fernández y Yurisbel Gracial, este último para romper la hilera de ceros.

“Sierra venía presentando problemas en su cintura y no quisimos arriesgarlo teniendo a Guardarrama fresco”, explicaría el mánager Aragón en conferencia de prensa.

Ahí los Cocodrilos comenzaron a salir del pantano. Javier Vázquez rompió la teoría y permitió hit impulsador del zurdo Yadiel Hernández para comenzar a preparar  el cubo de agua fría que  luego cayó sobre el “Huelga”.

Antes de dictarse la sentencia final,  Angel Peña hizo recobrar las esperanzas cuando ponchó en forma sucesiva  a Demis Valdés y a Yariel Duque, para conseguir los dos primeros outs de la entrada. Parecía que el derecho se hacía justicia y saldaba sus deudas antiguas con la afición, pero su intención se hizo añicos en el bate de Lázaro Herrera, que largó doblete  impulsor de dos carreras que empataron sensacional y dramáticamente el partido. Su explosión la decretó el novato Víctor Víctor, quien se desquitó los tres ponches que le habían propinado, desempató el juego y enterró a los Gallos en su valla

Para la muerte final quedaba por ver el desfile de otros dos lanzadores: Yoanni Hernández y Yuen Socarrás, igual de inefectivos para completar la decena de anotaciones con once hits. Siete lanzadores necesitó Aragón para sacar tres outs y cuatro para sacar uno. Cualquier semejanza con el desastre es pura coincidencia.

Con la suerte echada, Frank Navarro no tuvo que esforzarse para sellar la victoria y abonar la desventura de un equipo que otra vez ve cerrarse las vías de acceso a las medallas.

A esa altura de la noche, El Huelga ya no tenía palabras y echó mano a sus lágrimas. Por el público que alarga su decepción de años. También por Norge Luis, ese niño que dejó sobre el terreno un corazón del tamaño del mundo y una lección de coraje y grandeza. Y hasta tal vez por un equipo que no pudo traspasar, por estas o aquellas razones, la frontera de los Play off.

Habrá que rendirle cultos a un Matanzas que nunca se dio por vencido e hizo la diferencia entre un equipo que comenzó ayer a jugar los Play off y ya obtuvo su diploma de graduación y otro que sumó otra raya en su lista de decepciones.

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