Destierro… ¿sin retorno?

Indisciplinas sociales relacionadas con la crianza de animales en zonas urbanas inciden negativamente sobre la situación higiénico-epidemiológica del territorio. Para acabar de humanizarse, a los cerdos lo único que les falta es que les den el pan por la cuota; por lo demás pudieran clasificar: viven en casas de placas

La situación exige no solo atacar las consecuencias, sino, en primer lugar, las causas.Indisciplinas sociales relacionadas con la crianza de animales en zonas urbanas inciden negativamente sobre la situación higiénico-epidemiológica del territorio.
Para acabar de humanizarse, a los cerdos lo único que les falta es que les den el pan por la cuota; por lo demás pudieran clasificar: viven en casas de placas —lo mismo en barbacoas que en azoteas—; tienen dirección particular y algunos hasta han dormido cerca de una cama.
Los puercos no son los únicos que se han domesticado. Si de animales se trata, Sancti Spíritus es un zoológico urbano: establos detrás de edificios multifamiliares, palomares casi a orillas de la glorieta del parque, gallineros con pisos de mampostería… No es moda, tal fauna ha migrado de los campos desde muchísimo tiempo atrás. Mas, hace poco menos de un año que el Aedes aegypti —o quizás el fantasmagórico Vibriom cholerae— la delató.
Tuvo que ser delación, porque cuando el pasado año Escambray abordó la crianza porcina en la ciudad ni las autoridades competentes hacían cumplir a rajatabla que los puercos debían residir a un kilómetro de las áreas urbanas, como establece desde 1982 el Decreto No. 110; varios organismos se peloteaban la responsabilidad de esa vida citadina de los marranos; muchos se hacían los de la vista gorda ante los malos olores y casi nunca se les imponía esta permuta del corral al campo.
El reciente Debate público sobre la situación higiénico-epidemiológica del territorio puso en la picota pública estas y otras indisciplinas sociales y confirmó lo que ya se suponía desde antes: la tolerancia, a la corta, genera impunidad.
De lo contrario hoy no se estuviera hablando de uno de los mayores índices de infestación por Aedes que se hayan reportado en la provincia, sobre todo en Sancti Spíritus y Trinidad; ni de casos autóctonos de dengue ni de varios brotes diarreicos.
Hace exactamente una semana que lo advertía el doctor Juan Luis Marcelo Pentón, director provincial de Salud: “La provincia estuvo prácticamente en epidemia por las atenciones médicas por diarreas, sobre todo en el segundo semestre del pasado año, e iniciamos el 2014 con un incremento de ellas, pero con menor incidencia que el año anterior. Hoy la provincia se encuentra en zona de seguridad, aunque existen algunos municipios en que todavía aumentan las atenciones por esta causa, como Yaguajay; pero hoy no tenemos ningún evento activo de cólera y todos han sido tratados oportunamente de manera intersectorial”.
Ante tal panorama, que se torna dantesco con los más de 1 000 focos reportados en estos dos meses entre Sancti Spíritus y Trinidad, ha comenzado, entre otras acciones, la mudanza de los cerdos. La medida —que no será la fórmula providencial— se acata, no sin ciertas reservas: que si la residencia en el campo no será permanente; que si el lapso dado para el traslado suele dilatarse; que si los corrales urbanos siguen en pie; que si las multas son irrisorias; que si los cerdos son la salvación económica de muchos; que si comerse un bistec costará tanto como una cola de langosta.
La comisión multifactorial de enfrentamiento al cólera, que siempre ha existido y ahora funciona con sistematicidad, ha inspeccionado a más de 600 cerdos caseros, de los tantos que deben existir puertas adentro. Según Lázaro Guerra Guerra, presidente del Consejo Popular de Jesús María y al frente de dicha comisión, no se trata de una medida apagafuegos. “Actualmente se están priorizando los lugares con mayor focalidad y donde existen brotes diarreicos, pero se va a extender a toda la ciudad y no solo con los puercos, sino con todos los animales que afecten la situación higiénica de la provincia.
“Aunque se tenga solo un puerco, hay que sacarlo a un kilómetro de la ciudad. A los dueños se les da un término de cinco días para retirarlos hacia las áreas rurales, vendérselos a la Empresa Porcina o sacrificarlos para comérselos. A partir de ese lapso existe otra comisión que vuelve a inspeccionar la vivienda para constatar que se sacó el cerdo, de no haberlo hecho se aplica la Ley No. 72, una multa y se decomisa el animal. En el caso de los criaderos de caballos que no han sido autorizados por el Centro de Control Pecuario, se destruye el local, se impone multa y decomiso”.
Solo en febrero cerca de 500 marranos han salido de sus hogares y aún quedan pendientes por sacar 225. No obstante, algunos lugares —al decir de Guerra Guerra— todavía presentan una situación crítica como los edificios que se hallan detrás de la Delegación Provincial de Recursos Hidráulicos y varios convenios porcinos que subsisten en las cercanías del Matadero Víctor Ibarra.
Mas, los puercos no son los únicos que afectan y así lo corrobora Jesús Gómez, vicedirector de Salud Ambiental del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología (CPHEM): “Hoy la crianza de caballos es un problema en la ciudad de Sancti Spíritus y múltiples quejas llegan a las autoridades sanitarias. El número de medidas que se aplican han sido insuficientes para el nivel de indisciplinas que hay en la ciudad”.
Si los cerdos y los caballos no han caído de un paracaídas en varios lugares urbanos; si ambos hieden incluso con las puertas cerradas; si los convenios porcinos supuestamente no se aprueban a la tremenda; si las cochiqueras están en plena calle…, ¿por qué se han dejado engordar tanto?
No hay que ser erudito para responderlo ni para saber que desde mucho antes era preciso dejar de cebar la impunidad. Ojalá que la actual mudanza porcina no se traduzca en que la carne se cotice como el oro, en que los focos permuten para la periferia con tanta migración y en que los puercos se vuelvan gitanos en un peligroso ir y venir del asfalto al fango… y viceversa.

Agencia Prensa Latina

Texto de Agencia Prensa Latina

Comentario

  1. ODALIS SIERRA

    Todas las medidas encaminadas a mejorar la salud del pueblo son pocas para el valor que tiene la vida. Eso no tiene discusion. pero:
    los caballos autorizados son mejores, mas limpios, mas higienicos que los que no lo son, creo la medida debe ser absoluta porque al final todos son caballos y puercos y contaminan por igual el medioambiente.
    hay otros criaderos de gallinas al mayor que no es la gallinita cacera,y tambien afectan la poblacion y que dan tremenda peste al igual que criaderos de conejos que han sido incluso autorizados por el estado que tambien deben ser tenidos en cuenta en aras de ser justos y equilibrados en las medidas que se apliquen .
    ESTAS MEDIDAS DEBEN SER PARTE DE UNA POLITICA Y NO DE UNA SITUACION COYUNTURAL, DEBE DARSELE SEGUIMIENTO POR EL ORGANO ENCARGADO DE ESTAS FUNCIONES Y APLICARSE A TODOS LOS ANIMALES INCLUIDOS POR IGUAL SEAN DE QUIEN SEAN

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