El tornado de los 12 minutos (+fotos)

El susto de la Lebrije revivió entre los habitantes de Jatibonico cuando un vendaval inesperado sacudió el poblado y viró al revés el rumbo apacible de la tarde Califican como tornado evento meteorológico ocurrido en Jatibonico Restablecen servicio eléctrico tras la tormenta de Jatibonico Vendaval en Jatibonico provoca afectaciones de

sancti spiritus, tornado, tormenta local severa, jatibonico, lluvias, viviendasEl susto de la Lebrije revivió entre los habitantes de Jatibonico cuando un vendaval inesperado sacudió el poblado y viró al revés el rumbo apacible de la tarde

Califican como tornado evento meteorológico ocurrido en Jatibonico

Restablecen servicio eléctrico tras la tormenta de Jatibonico

Vendaval en Jatibonico provoca afectaciones de significación (+fotos)

El cielo se puso negro de pronto y cayeron tres o cuatro goterones. Al principio, nada fuera de lo común, como todos los aguaceros que han caído en Jatibonico desde que el mundo es mundo. Pero el viento comenzó a sonar diferente sobre las seis de la tarde, las gotas a desbarrancarse sobre el asfalto con más intensidad y la gente a mirar por los postigos, aterrorizada, cómo la calle desaparecía bajo una nata blanca que lo engullía todo.

“Mira que yo he pasado huracanes y ventoleras, pero un ciclón no se siente así —describe Odalys Mendoza, todavía con el credo en la boca—. La lluvia de granizo era tan cerrada que caía sobre mi techo de zinc como una bomba. ¿Qué bomba? Esto parecía el fin del mundo”.

A unas cuadras de distancia, junto al central Uruguay, Carlos Valdivia vio caer las piedras de hielo del tamaño de una peseta hasta con entusiasmo, pensando que servirían para refrescarle la cubierta que se ponía al rojo vivo durante el día.

Eso fue al principio; después, cuando las rachas dijeron “aquí estoy yo” y le despegaron el techo de las paredes, ya no atinó sino a resguardarse junto a la pared del baño y a escuchar los gritos de su esposa que, desde entonces, aún no ha recuperado la voz.

“¿Qué puedo decirle? Yo estaba en el cuarto cuando una manga de viento tiró pa’ arriba los canalones y los dejó caer de nuevo como si fuera un mecánico abriendo y cerrando el capó de un carro —relata Valdivia—; ya en el segundo viaje el techo no resistió, se levantó completo como una lata de leche. Cuando miré, tenía las ráfagas pasando sobre mi cabeza”.

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Un centenar de viviendas fueron afectadas en la ciudad de Jatibonico. (Foto: Reidel Gallo / Escambray)

A Carlos Valdivia solo le quedaron unos metros cuadrados de cubierta sobre la terraza posterior del inmueble y un reguero de colchones, televisor, refrigerador, ropa, cacharros de cocina… oreándose al sol en su casa y en la de sus vecinos. “Porque eso sí, periodista, póngalo ahí: desde que pasaron los vientos y amainó el agua, no me ha faltado la mano de mis amigos. Yo creo que medio Jatibonico y más allá ha pasado por aquí”.

Su vivienda figura en la larga lista de afectaciones que dejó a su paso la tormenta local severa que en la tarde-noche de este martes se ensañó con la cabecera municipal de Jatibonico y provocó un centenar de daños en inmuebles, la caída de tantos árboles que las brigadas de recogida de desechos sólidos no daban abasto y la interrupción del servicio eléctrico y telefónico en buena parte de la ciudad. “El acabose”, resume un anciano desde su portal.

Si semejante fenómeno meteorológico clasifica como tormenta local severa, tornado categoría F1 o rabo de nube es algo que no parece interesarle mucho a los pobladores, que andan con la manga al codo sacando los árboles de las vías interrumpidas, trepando a los postes para sustituir el tendido averiado y prestando el sofá al vecino que se quedó a la intemperie.

Lo que quisieran saber a ciencia cierta, más que la real nomenclatura del suceso, es cómo se las arreglaron las ráfagas de más de 180 kilómetros por hora para lanzar de cabeza sobre los potreros cercanos a dos grúas de 64 toneladas —36 de contrapeso— sin siquiera revolcar las matas aledañas.

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Brigadas de Comunales continuaban laborando en la recogida de los desechos. (Foto: Reidel Gallo / Escambray)

“Yo no me lo explico —insiste Segundo Cruz, un espirituano que andaba en visita de trabajo por Jatibonico y que confiesa no haber visto nunca algo así—. ¿A qué velocidad venían esas rachas y a qué altura que tumbaron las dos grúas —no una, las dos— y cosas que pesan menos quedaron para hacer el cuento? Además, el viento lo mismo venía de un lado, que de otro, y el granizo, para qué le cuento. Aquello parecía una lluvia de piedras”.

¿Y cuánto duró el tornado?

“Una hora de aguacero —alega Cruz—; pero de vientos fuertes, unos 25 minutos más o menos”.

“Una hora y media me pasé yo aguantando la puerta de entrada del gobierno para que no se fuera”, afirma no menos convencido el custodio de turno, un anciano al que las articulaciones todavía le duelen del esfuerzo.

“¿Una hora y media? Qué va. Si eso llega a durar una hora no queda títere con cabeza”, sostiene Carlos Valdivia cuando Escambray le repite la pregunta, al parecer un punto en el que los jatiboniquenses no logran ponerse de acuerdo.

“Fueron exactamente 12 minutos —interrumpe Yudelmis Valdivia, sobrina de Carlos—, yo lo digo con propiedad porque cuando empezaron las rachas miré el reloj: 12 minutos exactos y para de contar”.

Doce minutos que bastaron para virar patas arriba la cotidianeidad de un municipio amodorrado que recuerda, por suerte, muy pocos sobresaltos: aquella madrugada, hace 13 años, cuando las grietas en la cortina de la presa Lebrije amenazaron con borrarlo de la faz de la tierra, y cuando el pitazo de alerta del Uruguay advierte, de vez en vez, que se acabó la caña o se rompió una pieza.

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La fuerza de los vientos provocó la caída de árboles frondosos. (Foto: Vicente Brito / Escambray)

Y al central, ¿le pasó algo?, pregunta Escambray.

“Unas planchas de zinc que volaron y el techo de la tienda, que se perdió completo —detalla Rolando Rodríguez Quincoses, presidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular—, pero no son daños de envergadura”.

Con tal apreciación coincide Alberto Hernández, un guajiro campechano para quien Jatibonico es el Uruguay, lo demás son áreas verdes: “La prueba es que ese viento platanero pasó por aquí, arrasó con medio pueblo y el central ni se enteró. No hay tornado que pueda con esta mole de hierros viejos”.

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El servicio eléctrico se reanudó gradualmente. (Foto: Reidel Gallo / Escambray)
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Trabajadores de comunales abren paso en las calles.(Foto: Reidel Gallo / Escambray)
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Las dos grúas derribadas de 64 toneladas (Foto: Reidel Gallo/Escambray)
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Árboles caídos a consecuencia del tornado. (Foto: Reidel Gallo / Escambray)
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Viviendas afectadas por el tornado. (Foto: Reidel Gallo / Escambray)
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Viviendas afectadas por el tornado. (Foto: Reidel Gallo / Escambray)

 

(Con información de Juan Antonio Borrego, Reidel Gallo, Luis Herrera y Enrique Ojito)

Gisselle Morales

Texto de Gisselle Morales
Periodista y editora web de Escambray. Premio Nacional de Periodismo Juan Gualberto Gómez por la obra del año (2016). Autora del blog Cuba profunda.

12 comentarios

  1. Estoy seguro en en menos de 10 dias están reparadas todas las casas.

  2. Para zanjar la cuestión. Llamé a los especialistas de meteorología. Dicen que lo detectado por el radar fue una supercelda a 17 kilómetros de altura. Esto es una inmensa tormenta en rotación que en algunos casos provoca tornados (30 % de las veces) y, en otros, solo fuertes vientos. En realidad sucedió lo segundo porque nunca hubo nube en forma de embudo ni vientos en espiral.

    • Y quién le dijo que con lo que usted diga queda zanjada la cuestión? Yo le vuelvo a poner el vínculo a la información de Meteorología: http://www.escambray.cu/2015/califican-como-tornado-evento-meteorologico-ocurrido-en-jatibonico/ y le copio un fragmento por si no leyó: «El meteorólogo Alain Martínez Riverol, integrante del Departamento de Pronósticos del Centro Meteorológico Provincial de Sancti Spíritus, informó a Escambray que especialistas de dicha institución, tras evaluar la magnitud de los daños, determinaron que los vientos en espiral, característicos de los tornados, alcanzaron rachas de entre 150 y 180 kilómetros por hora». Por casualidad usted preguntó si tenían alguna placita disponible en Meteorología? Saludos, Rubiera.

      • A qué bien. Ya veo que usted promueve muy bien la realidad virtual, pero no tanto la creatividad en los chistes.

        • Ya ve, ARS, no todos tenemos la suerte de vivir en Jatibonico, saber qué cosa es un viento, dónde uno tiene la espalda, la cara, los dos costados del cuerpo y el sentido del humor. Por cierto, ese «a» que utiliza al principio de su intento de sarcasmo, creo -me enseñaron en la primaria- que se escribe con h. Así: «ah». Freddy Ruiz le envía recuerdos.

          • Querida Jackelin: gracias por la corrección. No todos somos especialistas en la escritura. Pero bien, en muchísimos artículos de Escambray, algo que es muy sencillo de hacer, he visto a una Jackelin que acostumbra a increpar o responder con comentarios irrespetuosos a los que opinan. No sé si serás tú, pero si por casualidad es la misma, te digo que si el problema es de coeficiente intelectual no tiene arreglo, pero si es trastorno de la personalidad se alivia con ciertas pastillas.

            • Pues va a ser que no, ARS, no tiene arreglo porque al parecer, es cuestión de que el coeficiente intelectual no me da para más. Fíjese si tiene usted razón, que he perdido parte de mi valioso tiempo -que es lo único que tiene una persona de mi coeficiente intelectual- «conversando» con usted sobre un tema que ya ha sido resuelto por los especialistas. Le copio de nuevo el vínculo, por si no sabe llegar allá: http://www.escambray.cu/2015/califican-como-tornado-evento-meteorologico-ocurrido-en-jatibonico/ Ya el especialista dijo que era un tornado, que las evidencias y los testimonios confirmaban la hipótesis del tornado -excepto su valiosísima apreciación, claro-, y yo aquí todavía a estas horas «dialogando» con la pared. En fin, que sí, que tiene usted razón: tengo un coeficiente intelectual limitado. Intente usted con las pastillas. Hay unas buenísimas para bajar los humos y aliviar la petulancia. Freddy Ruiz dice que no, que a usted no lo conoce de nada.

  3. Lamento grandemente lo ocurrido en mi pueblo,por suerte no existieron perdidas humanas,que es lo más preciado,los daños ocasionados,bajo la acertada dirección de nuestro Partido Comunista y el Gobierno,junto a la acción movilizadora de nuestro aguerrido pueblo se podra recuperar de esta tragegia que origino esos tristes 12 minutos,he podido estar al tanto gracias a Escambray digital,que para todos los que estamos lejos de la Patria y la familia, en mi caso desde el sur de Angola,Africa,estamos al tanto del acontecer de nuestro terruño.Un fuerte abrazo.

  4. No pudo ser un tornado. No hubo vientos en espiral alrededor de un centro limitado como es característico en dichos eventos meteorológicos. Los tornados dejan un surco y eso no fue lo que pasó. Más pareció una turbonada. Me tomé el trabajo de preguntar a varios amigos que viven en sucesivas cuadras de la zona urbana de la carretera de Arroyo Blanco. Todos recibieron el viento como yo, siempre desde el este sureste, a todo lo ancho de la ciudad. Hubo al menos otra nube arcus hacia el norte porque poco antes la vi y lo comenté con otros amigos. El viento era realmente muy fuerte. Yo presencié todo desde condiciones inmejorables. A resguardo de un pasillo de escaleras, y frente a mi tenía la calle barrida por el viento donde caían granizos blancos, prueba de las corrientes ascendentes propias de las turbonadas.

    • Pues mire, ARS, que sí va a ser un tornado. Mire este link http://www.escambray.cu/2015/califican-como-tornado-evento-meteorologico-ocurrido-en-jatibonico/ A no ser que conozca más de meteorología usted que los compañeros de meteorología. En fin, que a lo mejor Sancti Spíritus se está perdiendo tremendo Rubiera.

      • Estimada Jackelin, su burla no impide la realidad. Los vientos nunca soplaron en espiral según dice el meteorólogo. Siempre lo hicieron en una misma dirección a todo lo ancho del pueblo (unos 3 km). Para eso no hace falta ser especialista solo vivir en Jatibonico, y saber qué cosa es un viento, y, por supuesto también saber donde uno tiene la espalda, la cara y los dos costados del cuerpo. Aunque bueno, no se descarta que todos los vecinos hayan sufrido a la vez una ilusión sensorial.

  5. Delia Rosa Proenza Barzaga

    Eso me recuerda las vivencias de los vecinos de Potrerillo, en un recóndito lugar de Cabaiguán, donde dos o tres años atrás azotó un tornado parecido, lo que sin la granizada que se describe en Jatibonico.
    Allí, de igual manera, había destrucción total en un lugar y a metros, todo igual, pues según los entendidos en la materia el tornado golpea de gorma circular, como una espiral.
    Suerte que acá en Cuba la gente suele crecerse ante tales desafíos naturales, lo que no resta al dolor ni al lamento por los daños y las afectaciones económicas o domésticas.

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