En espera de una prótesis dental

Tal vez se trate de los trámites de rigor, tal vez estuvieron dilatados innecesariamente, pero para María de la Caridad Cepeda Oliva sus primeras gestiones en aras de conseguir la prótesis dental que necesita, después de haberse privado de su dentadura natural, no fueron más que un maltrato sicológico que

Tal vez se trate de los trámites de rigor, tal vez estuvieron dilatados innecesariamente, pero para María de la Caridad Cepeda Oliva sus primeras gestiones en aras de conseguir la prótesis dental que necesita, después de haberse privado de su dentadura natural, no fueron más que un maltrato sicológico que la llevó a contar hasta cien, hasta mil e incluso hasta 100 000.

Así lo atestigua en la carta a esta columna, enviada desde su domicilio en la calle Raimundo Interior No, 5, entre Adolfo del Castillo y Flores, en la cabecera provincial. “No me dirigí a la Dirección porque tenían una visita y decidí no molestar en esos momentos”, advierte al final del manuscrito en el que narra su larga espera la tarde del pasado 7 de abril.

Según refiere la lectora, llegó al Servicio de Estomatología del Policlínico Olivos I alrededor de las 2:00 p.m. para solicitar un remitido hacia la Clínica Estomatológica Provincial en aras de que le hicieran la ansiada prótesis. “Me creí que sería sin burocratismo; en primer lugar, la compañera no estaba en su puesto de trabajo, otra compañera me dijo que esperara, luego la llamó y resultó que estaba conversando en el teléfono público; ella siguió conversando, cuando terminó me indicó con la mano que aguardara y se alejó por los pasillos. Después vino y me pidió que le mostrara la boca, entonces comentó que era muy reciente todavía para hacerme la prótesis. Yo le dije que me había extraído las piezas en noviembre pasado”, narra María de la Caridad.

A seguidas, detalla la nueva espera por otra salida de la doctora y agrega que al cabo de un rato la llamó para solicitarle la tarjeta. A falta de la misma, le pidió varios datos, entre ellos el número que hacía en la libreta de abastecimiento de su hogar, consultorio médico al que pertenecía…, todo ello con su carné de identidad delante.

Otra inconformidad de la remitente, quizás la mayor, consiste en que el turno para que la valorara un estomatólogo (¿querría decir un especialista en Prótesis?) se lo dieron para el 18 de abril, ya que, según le explicaron, no había para antes. “La compañera no tenía la hoja de esa fecha creada en la libreta donde me anotó, así que creó la lista de ese día. ¿Usted cree que son necesarias tantas vueltas para certificar que no tienes ningún diente en la boca? A ese paso ¿lograré tener un turno para la prótesis dentro de algunos meses?”, indaga.

“Salí del Policlínico como a las 3:30 p.m. sin haber cola y, lógicamente, sin remitido. No quisiera que lo que me sucedió a mi le sucediera a otras personas”, concluye la lectora. Escambray agradecería una explicación sobre lo sucedido.

 

Delia Proenza

Texto de Delia Proenza
Máster en Ciencias de la comunicación. Especializada en temas sociales. Responsable de la sección Cartas de los lectores.

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