Incendio en Matanzas: En segundos supe que si lograba salir sería por puro milagro (+fotos)

Expresa la periodista matancera Melissa Blanco Déniz, quien al amanecer del sábado pasado logró sobrevivir entre las llamas y el vapor en la Base de Supertanqueros de Matanzas

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Me considero más que afortunada, de hecho, considero un milagro el salir viva de un infierno que duele como pocos en la historia del país, relata Melissa. (Foto: Tomada de su perfil de Facebook)

A Melissa Blanco Déniz la entrevisté por primera vez hace algunos años cuando un colega me comentó que en Matanzas una chica narraba béisbol para la emisora Radio 26 con tanta maestría y carisma como si de un consagrado comentarista deportivo se tratase.

Luego me emocioné sobremanera al saber que esa misma chica se había convertido en la primera mujer cubana en narrar boxeo en la televisión nacional al describir por Tele Rebelde algunas de las peleas del Torneo Nacional Playa Girón que se desarrolló el pasado mes de junio en Camagüey.

Y es que nada parecía asustar o detener a una joven cuyo presente y futuro es a todas luces promisorio para nuestra prensa. Escribo “parecía” porque lo vivido por Melissa casi al amanecer del sábado 6 de agosto le detuvo en seco el corazón al sentir una segunda explosión que sacudía las entrañas mismas de la zona industrial de Matanzas.

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Melissa junto a la periodista Lyl Jiménez Rodríguez , en el hospital Faustino Pérez.

“Me dirigía a buscar información con las autoridades de la provincia y del país que se encontraban en el lugar para poder actualizar al pueblo de la situación hasta ese minuto. Estaba muy cerca del primer tanque, calculo que a unos 150 metros, y sucedió que ese primer tanque volvió a explotar y dado el calor que ya tenía el segundo tanque, también colapsó”.

Fue así como esta joven periodista de pronto se vio atrapada en un infierno “vivo” y la posibilidad de no salir con vida del lugar se le antojó real en su mente.

Horas antes había dado el paso al frente para reportar desde la base de supertanqueros porque su pasión por el periodismo es tan grande como el Monte Everest. Dijo: “cuenten conmigo” y eso fue todo, o casi todo.  

Bien sabe ella que los millones de cubanos necesitamos de información constante en momentos así de duros, por ello aceptó; aunque sin saberlo experimentaría la peor experiencia de su vida.

“No podía creer lo que me pasaba a pocos minutos de llegar al lugar. Tampoco te voy a mentir, temí mucho y si bien antes de acercarme a la zona no preví que algo así pudiera suceder, ya cuando ocurrió la explosión, supe en segundos que si lograba salir sería por puro milagro”. 

En medio de las llamas y el calor abrasador el instinto de supervivencia de la joven se activó y corrió tan rápido como le fue posible mientras se decía a sí misma que ese no era su día, que no iba a morir así, que no sería ese su último reporte.

Corría por la vida, pero la onda de calor y las llamas sofocantes le alcanzaron el cuello, la espalda y las piernas. Parte de la ropa se fundió con la piel quemada, el dolor se le hizo insoportable.

Se obligó entonces a mantenerse serena, a no perder la concentración, contaba con escasos segundos de ventaja y jamás titubeó; solo se aferró a aquella cascada de adrenalina que por alguna razón le impedía detenerse.  

Esa madrugada vestía pantalón y camisa de mangas largas, así que la parte no cubierta por la ropa recibió el impacto directo de la nube de vapor, lo cual provocó quemaduras de segundo grado en el cuello y en los tobillos.

Díaz-Canel visita a los lesionados de las explosiones, entre ellos estaba Melissa, de espalda en la foto. (Foto: Estudios Revolución)

Melisa interrumpe la conversación, intuyo lo difícil de rememorar tan terrible experiencia. Toma un segundo aire y habla entonces del dolor mientras le curan las heridas que son pocas, si tomamos en cuenta la magnitud de la exposición y su cercanía a ella.

“Me considero más que afortunada, de hecho, considero un milagro el salir viva de un infierno que duele como pocos en la historia del país. Fuimos unos cuantos quienes nos encontrábamos cerca del tanque y por supuesto tenemos lesiones, pero seguiremos dando batalla”. 

“La verdad es que se unieron muchos factores para que pudiéramos escapar; desde el grito de “corran” que dio alguien, hasta el hecho que, después de correr varios metros, pude abordar un vehículo que me sacó más rápido de aquel infierno. Todo esto se unió y ya ves, pude salir viva”.

Junto a Melissa Blanco Déniz otros dos colegas de la prensa matancera sufrieron quemaduras ese día al producirse la mencionada explosión en la bahía matancera.  

Lyl Jiménez y Rigoberto León —periodista y camarógrafo de TV Yumurí, respectivamente—, se encuentran hoy fuera de peligro y al igual que Melissa están de vuelta en sus casas tras ser atendidos en el hospital provincial Faustino Pérez por quemaduras leves, informaba Yirmara Torres, presidenta de la Unión de Periodistas de Cuba en ese hermano territorio.

En su perfil en Facebook, Torres escribiría unas palabras que aún estremecen el alma y describen el caos del momento: “Voy camino al hospital Faustino. Siguen pasando ambulancias con heridos. Melissa me dice que ellos están bien pero que hay muchos heridos: bomberos, policías. El área de urgencias está llena. El segundo tanque arde. Sirenas y más sirenas”.

Luego agregaría: “Estoy en el Faustino Pérez con Melissa, ellos tienen quemaduras leves. Lyl está muy nerviosa todavía, pero está viva, tiene quemaduras en los pies, que era la parte que tenía desprotegida… También está Rigoberto León, que es todo un bravo. Estaba filmando en el momento que explotó el segundo tanque, tiene quemaduras en la mano…”.

Releo estas líneas y pienso en las páginas gloriosas que han protagonizado cientos o tal vez miles de personas que se han fajado de tú a tú contra el calor abrasador y las llamas infernales.

Entre esos gloriosos hombres y mujeres también se encuentran otros periodistas, camarógrafos y fotógrafos que pusieron a un lado temores y quizás, hasta pospusieron vacaciones con la familia para correr al encuentro de una pesadilla ígnea.

Ricardo Ronquillo, presidente de la UPEC en el país, también visitó a los periodistas lesionados. (Foto: Tomada del perfil de Melissa)

Entiendo también que riesgos de este tipo son inevitables cuando se elige la profesión de informar al pueblo, pero eso no le resta méritos a la decisión de situarse lo bastante cerca de un tanque en llamas para hacer un reporte, todo lo contrario, engrandece la labor de la prensa revolucionaria.

Aunque no conozco a Melissa tan bien, doy por sentado que ejercerá el periodismo con la misma entrega e ímpetu de siempre; aún así, pregunto.

Su repuesta muestra cuanta dignidad y coraje vive en esta alma sencilla: “Más que un periodismo apasionado es un periodismo necesario en medio de situaciones que crean pánico en la población y para ello hay que ir a los lugares y vivir lo que acontece a nuestro alrededor. Tal vez no fui precavida, pero no se trata de hacer un periodismo apasionado, sino de ejercerlo como tiene que ser, con todas las de la ley, fiel a la realidad. Así he sido y seguiré al lado de la noticia. Siempre apostaré por regresar y por volverlo a hacer”.

Yosdany Morejón Ortega

Texto de Yosdany Morejón Ortega
Reportero especializado en temas sociales. Colabora con publicaciones como Cubadebate y Radio Reloj. Se desempeña actualmente como subdirector de Escambray

4 comentarios

  1. Le deso probta recuperacion . Su valdntia admirable la,ayudo a salvarse. , Su pueblo y Cuba,la admira. Fuerza que todo saldrá bien

  2. Muy valiente y comprometida con su profesión, gracias

  3. Que guapa, digna de admirar

  4. Mi saludo y mi respeto para esa valiente mujer.

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