Cuba entre actuaciones descollantes y decepciones

La delegación caribeña que nos representa en los Juegos Panamericanos Chile 2023 ha transitado por desempeños destacados y por otros que han dejado mucho que desear

Arley Calderón se convirtió en el primer medallista de la delegación cubana.

Actuaciones descollantes que se ilustran en el medallero, desempeños plausibles aun sin preseas en el pecho y notas decepcionantes marcan el rumbo de Cuba, pasada ya algo más de la primera semana de los XIX Juegos Panamericanos en Santiago de Chile.

En el caso de la delegación de la isla, lo primero que debe destacarse es el desempeño de quienes, en una competencia difícil y muchas veces desigual para los cubanos, que enfrentan obstáculos de todo tipo en medio de la compleja situación que vive el país, han logrado subir hasta el podio para mantener a Cuba en el segundo tramo del medallero, si consideramos ese segmento el que se ubica detrás de los primeros puestos.

Y en ese escenario descuellan desde el esperado título de Leuris Pupo, quien no cree en ausencia de balas para entrenar y compite siempre en estado sublime para no hacer quedar mal los pronósticos y responder a la alcurnia que le rodea como titular y subtitular olímpico, hasta el increíble bronce de Taymara Oropesa, quien regaló la primera presea cubana en la historia panamericana en un deporte “naciente” para nosotros como el bádminton.

Con las letras del coraje y el corazón ha de escribirse la hazaña de los muchachos del ocho con timonel masculino, quienes le sacaron a la  Laguna Grande San Pedro de La Paz, quizás, el oro más impensable y estremecedor de los conquistados hasta ahora en la regata más difícil del remo y ante embarcaciones favoritas como las de Estados Unidos y Chile. Cuenta la prensa acreditada que antes de salir hicieron un pacto, pues cuatro de ellos habían perdido por un percance del bote. Entonces, se dejó escuchar una frase mambisa: “Aquí no hay flojera, aquí hay cojones”. Así dignificaron el remo, que ha aportado, como deporte, la mayor cantidad de preseas hasta ahora, aun cuando quedó por debajo de Lima 2019.

En el segmento de los buenos aportes se inscriben las pesas, tanto por su primer oro de la delegación por intermedio de Arley Calderón, de los 61 kilogramos, como por la plateada de Juan Carlos Zaldívar, la de bronce de Olfides Sáez y los desempeños de casi todos los hombres y mujeres que, en medio de una lid altamente competitiva con forzudos de alto calibre, se levantaron sobre los registros personales que trajeron hasta aquí para mostrar el espíritu de superación que se les pide a los atletas.

Entre quienes respondió a las expectativas ante de los Juegos Panamericanos se inscribe la ciclista Arlenis Sierra, con su plata solo superada por una corredora norteamericana que le gana en ranking.

Plausible también resultan los bronces del taekwondo, la épica de los voleibolistas de playa y —¡cómo no!— la actuación de los boxeadores, que oxigenaron el medallero también, aunque ya no de la manera arrasadora con que solían hacerlo.

Fuera de las medallas, como sucede casi siempre, varias actuaciones reconfortan, porque denotan cuánto esfuerzo y tenacidad hay detrás del acto de luchar de tú a tú con rivales que, tal como se han visto, son superiores. ¿Cómo describir el cuarto lugar de Marcos Antonio Rojas en el pentatlón moderno, que le valió el boleto a París 2024?

Merecen la reverencia —a pesar de las expectativas que generaron los títulos centroamericanos—, las nadadoras, quienes hicieron lo mejor de su vida para arrancarles tres récords nacionales a las piscinas en tres finales “múltiples” y un cuarto lugar en el relevo 4×200 libres.

Para no salir del agua, en esa lista se inscriben los clavadistas de ambos sexos, quienes llegaron a varias finales y arañaron el podio al alcanzar varios cuartos lugares. Y en esta disciplina ha de escribirse con letras de admiración el desempeño de Luis Gustavo Cañabate, quien apenas en noviembre de 2022 sufrió un accidente casi mortal cuando cayó de un tercer piso en estado de sonambulismo y ahora ganó la medalla del valor, solo por su fuerza para levantarse, competir y además lograr un sexto escaño.

Tales actitudes contrastan con otras. A esta altura casi parece seguidilla volver a martillar, pero este resumen me obliga a remarcar la “goleada” del equipo de Brasil al equipo de béisbol. Por pobre que sea el desempeño de otros deportes en la cita chilena, creo que nada podrá superar a este suceso como el más decepcionante de la vedete de nuestros deportes, que solo fue capaz de ganar un partido y se quedó, como en Lima, fuera del podio cuando, en papeles y en compromiso, parecía tener para más en un torneo donde faltaron tres potencias de la región. Y eso que, entre lo peor de Cuba en la competencia, tuvo un “fuerte rival” en el voleibol femenino, equipo que no fue capaz de ganar un set.

El resto, desde mi modesta opinión, se ha comportado en el rango de lo esperado, incluida la gimnasia artística que, al margen de que la severa lesión de Diosger Escobar le impidiera mejores saldos, el nivel exhibido y las puntuaciones logradas por los rivales dicen que una medalla era tema complicado.

A Cuba le queda el mejor tramo de su carretera competitiva. Están por entrar en acción varios de los deportes llamados a sacudir el medallero, entre ellos el judo, el canotaje, el atletismo y, sobre todo, la lucha, que cerrará el telón, algo como para mantener en suspenso a quienes han seguido palmo a palmo estos Juegos en Chile, un bálsamo en estos días.

A propósito, los primeros compases dicen que la nación sudamericana va aprobando el examen y que del medallero ni siquiera asombra el repunte de México, que tiene aún de rodillas al mismísimo gigante sudamericano, aunque queda historia por contar.

Elsa Ramos

Texto de Elsa Ramos
Premio Nacional de Periodismo Juan Gualberto Gómez por la obra del año (2014, 2018 y 2019). Máster en Ciencias de la Comunicación. Especializada en temas deportivos.

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