Santiago ¿al olvido?… ¡No, caramba, no al olvido! (+video)

Estudiosos, promotores y actuantes naturales se resisten a dejar morir el Santiago espirituano. Entre las tantas acciones realizadas para volver a sus raíces estuvo un encuentro que puso sobre la mesa de análisis cómo pudiera lograrse esa aspiración

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Para investigadores y promotores resulta preocupante que se tengan que importar tocadores y bailadores. (Foto: Vicente Brito/Escambray).

¿Qué es el Santiago espirituano y qué queremos hacer? Son dos de las muchas preguntas que martillan en las cabezas de quienes no quieren dejar caer definitivamente la celebración popular más antigua de la cuarta villa de Cuba.

Así quedó demostrado en un encuentro entre estudiosos, promotores y actuantes naturales de la festividad, quienes, reunidos en el Serapio Café, movieron sus criterios a raíz de investigaciones y experiencias como si se enfrentaran en un tablero de ajedrez, donde el único ganador posible sea el Santiago y, por tanto, parte de las esencias del pueblo yayabero.

“Hay que sentir la festividad como propia porque eso es sentido de pertenencia —insistió en ese diálogo Juan Eduardo Bernal Echemendía, Juanelo, reconocido intelectual—. Cuando eso no se entiende, no se entiende al pueblo”.

Dicho espacio se organizó como parte del proyecto Santiago en Casa, la representación artística que apostó por honrar la fiesta popular en la semana del 24 al 27 de julio. Y es que, desde hace cuatro años, en Sancti Spíritus no se arrolla y desde mucho antes no se viven los días de calles engalanadas, muñecones en las esquinas, la “rivalidad” entre barrios…, en fin, la atmósfera que espabilaba a la añeja urbe mucho antes del mes de julio.

“El Santiago no puede ser el mismo de antes —alerta Sixto Edelmiro Bonachea, músico espirituano—. De ahí que resulte esencial diseñar lo que se quiera hacer con la participación de todos los factores y el pueblo porque no podemos municipalizarlo, jamás lo ha sido. Y luego de pensarlo, tenemos que convocar. ¿A cuántos nos han llamado en los últimos tiempos para hacer de nuestros barrios una verdadera celebración?”.

A propósito de ese necesario reclamo, Omar Julio Fernández Galí, Cuti, a quien le corren por las venas el sonido y movimientos comparseros, opina que es vital hacer una cátedra del Santiago Espirituano para pensar y materializar la festividad.

“Hay que vestirse de identidad, ir a los barrios y no como sucede ahora que se ponen unos bafles y se expenden cosas. Se tiene que convocar al delegado, la circunscripción toda… Y algo muy importante, estudiar los públicos”, alega Mario Félix Bernal, experimentado artista visual.

Precisamente, para Cuti y Sixto Edelmiro una de las heridas de muerte del Santiago fue no respetar los tradicionales espacios donde nacía la fiesta popular.

“Por ejemplo, hacerlo todo en la Plaza Cultural de los Olivos no funciona porque hay que tocar las puertas de Jesús María, Colón, Bayamo, Kilo-12, a donde siempre se iba”, añade Mario Félix.

“En esas áreas estaba una de sus esencias: sus calles engalanadas. En el capitalismo se importaba el papel chino, después con la Revolución se utilizó la variante del nailon y las laticas. ¿No hay eso ahora? ¿Por qué los líderes naturales de cada barrio dejaron apagar esa tradición? Bueno, uno de ellos me dijo que lo primero que hicieron fue cortar los alambrones que quedaban de un año a otro —expresa Sixto, quien encabezó durante años el Comité Provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba aquí—. Esta fiesta precisa que el pueblo se prepare. Lamentablemente, hemos provocado que se haya habituado a ser espectador y no protagonista.

“Se ha hablado mucho de la creación de la Casa de las Comparsas, de mantener un espacio permanente para los paseos, organizar talleres para formar tocadores y nada se ha hecho. Es triste que tengamos que importar tocadores y bailadores, cuando esto es una tierra fértil en eso”.

Detrás de todas esas pérdidas, los escasos sostenes económicos y las inmensas deudas para con quienes laboraban en esos días también preocupan a quienes se reunieron en compañía de Jorge Félix Lazo García, director del Sectorial de Cultura y Arte en Sancti Spíritus.

“La Cátedra pudiera servir para crear un proyecto económico que se engrose a lo largo de todo un año, gracias al trabajo de personas calificadas. La llamada Cuenta de Festividades se toma para otras cosas y ha demostrado no ser rentable. Incluso, tengo la plena certeza que, si se hace una campaña, las agrupaciones de esta provincia aceptarían donar una de sus actividades para multiplicar ese respaldo económico”, sugiere Carlos Sotolongo, uno de los tres gestores del Santiago en Casa.

Bien sabe Sixto Edelmiro que, aunque exista mucha espontaneidad del pueblo, esto exige de recursos. “El Estado debe presupuestar los elementos básicos de la celebración, como los premios — porque es una fiesta competitiva—, las comparsas, las carrozas… El resto de los gastos pudieran asumirlos quienes reciben ingresos, por ejemplo, Gastronomía, la Empresa Comercializadora de la Música y los Espectáculos, y también la entidad u organismo que cobren por la renta de los espacios para expender productos y otros servicios…”.

Sobre el tema económico, Mario Félix Bernal alerta sobre lo peligroso que ha sido solicitar fuera de los perímetros espirituanos los servicios que benefician la fiesta. “¿Por qué no involucrar a los artistas de aquí en la construcción de las carrozas? Eso, además de sumar a un mayor número de espirituanos, no permite que el dinero circule fuera del territorio”.

En busca de que el Santiago del siglo XXI se parezca al actual contexto, Jose Meneses, actor y director de teatro, considera que un proyecto de desarrollo local pudiera ser la tabla de salvación de tantas vicisitudes económicas.

“Permitiría estrechar vínculos con proyectos internacionales que pudieran financiar algunas de las particularidades de la celebración, así como realizar encadenamientos con el sector no estatal. Al final estamos hablando de una responsabilidad de todos”.

A esa unión han llamado no solo los asistentes al encuentro, sino también internautas que compartieron sus criterios tras la publicación por este órgano de prensa del trabajo La espiral del Santiago. “Podrá no haber finanzas, insumos o economía, pero eso no nos hace sordos, ni nos obliga a trabajar por fincas. La unidad siempre ha sido divisa estratégica en la construcción de todo cuanto hacemos. Las autoridades locales deben asesorarse, escuchar, articularse y entender que los errores en la cultura, además de costar caro, son muy difíciles de corregir”, escribió Duniesky Contreras Madrigal, quien ha dirigido más de una institución cultural en el territorio.

Y es así como lo asume Juan Eduardo Bernal Echemendía, quien vuelve una y otra vez a la historia para comprender el presente, y al hojear el pasado, choca de frente con la Cámara de Comercio, el Ayuntamiento y otras instituciones al servicio de los barrios para hacer inolvidables esos días de julio.

“No podemos deponer las armas. Por ejemplo, pienso en los Comités de Defensa de la Revolución. Les toca avivar la vida pública de la ciudad. Pero no una semana antes, sino durante todo un año. El Santiago Espirituano tiene que estar convocado ya para crear un verdadero compromiso y accionar coherente”.

Ojalá estas ideas de quienes sienten y aman la añeja celebración no caigan en saco roto. No resulta esta la primera vez que el suceso convoca al diálogo reflexivo y que un medio de prensa se hace eco. Mas, sigue en la sala de espera y con reporte crítico el Santiago espirituano, esa especie de cofradía cultural que necesita el pueblo como alimento espiritual y mucho más en estos tiempos tan complejos.

Lisandra Gómez Guerra

Texto de Lisandra Gómez Guerra
Doctora en Ciencias de la Comunicación. Reportera de Radio Sancti Spíritus y corresponsal del periódico Juventud Rebelde. Especializada en temas culturales.

Comentario

  1. Y para muestra…. Un botón…
    Estamos al apagar el morro… Falta poco

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