¿En peligro la memoria histórica de Trinidad? (+fotos)

Parte esencial del patrimonio cultural de la ciudad son sus fondos documentales, los cuales sufren hoy una afectación notable debido a la carencia de recursos tecnológicos para asegurar, de un lado, condiciones adecuadas de conservación y, del otro, la digitalización en varios soportes

En el Centro de Documentación del Museo de Arqueología, se encuentra gran parte de las indagaciones de este investigador. (Fotos: Ana Martha Panadés/Escambray).

Sin los libros, las fotografías y los documentos no podríamos conocer el pasado, ni comprender el presente. 

Y es responsabilidad de profesionales, autoridades, ciudadanos en general, resguardar esta memoria colectiva, que se construye y reconstruye, y con ella, la identidad cultural, como bien público y un patrimonio de valor incalculable.

Sin embargo, la pérdida de objetos tan simbólicos constituye una amenaza real. Sobran evidencias para encender los botones de alarma.

Alberto Entenza, director del Archivo Histórico de Trinidad, reconoce el extraordinario valor patrimonial de los fondos documentales.

En Trinidad, por ejemplo, se desconoce el paradero de las cartas intercambiadas entre los generales Lino Pérez y Máximo Gómez durante la Guerra de 1895, o que la colección de la revista Bohemia (1959-1965) se encuentre tan deteriorada, que sea imposible su consulta como uno de los referentes históricos sobre la Lucha Contra Bandidos en Cuba.

Otros fondos valiosos se exponen hoy al ataque de insectos, hongos y bacterias, a los estragos que ocasionan las altas temperaturas y el exceso de humedad, a la sobremanipulación de documentos originales, a la falta de medios tecnológicos para digitalizar la información en los diferentes soportes y de otros recursos utilizados en la restauración… Pareciera que esos tesoros del pasado están condenados a desaparecer y con ellos, nuestra memoria histórica.

Algunas salas de la institución tienen filtraciones, lo que incrementa la humedad y la presencia de hongos y bacterias.

LEGADO PARA EL PRESENTE Y EL FUTURO

Son muchos —y valiosos— los fondos que atesoran el Archivo Histórico Joaquín Llavería Martínez, los museos de la ciudad, el archivo parroquial y otras instituciones que expresan la voluntad política del país en aras de contribuir a la promoción y conservación de este patrimonio, así como mitigar sus daños y asegurar su perdurabilidad.

Desde las Actas Capitulares que datan de 1724, el Archivo municipal posee documentos ligados a las diferentes etapas de la historia de la localidad, de Cuba y el mundo. “La mayoría son documentos originales, entre ellos libros de notarios y de escribanos, además de numerosas publicaciones periódicas”, subraya Ada Almeira Bravo, especialista en archivística y encargada de la atención a los usuarios.

En una estantería totalmente inapropiada se almacena valiosa información que tampoco ha podido ser digitalizada por no contar con los medios mínimos necesarios.

De acuerdo con Ada, la ética no debe faltar cuando se trabaja con esta información, la cual se utiliza en muchos casos como soporte para procesos legales. Sin embargo, existen textos con tal grado de deterioro que ya resulta imposible su consulta. 

Lo confirman varios usuarios entrevistados por Escambray, quienes han visto frustrarse diversos trámites, como el de la ciudadanía española, al no poder acceder a escrituras y otros registros con información para validar parentescos y otras cuestiones fundamentales.

Otros fondos, sostiene la especialista, resultaron totalmente destruidos como resultado de los incendios ocurridos en circunstancias y etapas diversas. “Eso también ha malogrado la búsqueda”, refiere.

Bárbara Venegas, Historiadora de Trinidad, es una de las visitantes más asiduas de estos sitios de custodia e insiste en el extraordinario valor del patrimonio documental que poseen.

“Allí se encuentra toda la información de la ciudad desde sus inicios; comenzando por la transcripción del primer libro de bautismo que se localiza en el Archivo Parroquial hasta los textos de Manolo Béquer sobre la historia de la localidad, o los manuscritos originales de Alfredo Rankin, en los museos Romántico y de Arqueología, respectivamente”. 

Varios usuarios solicitan información de diversa índole, por lo que la documentación es tratada con sumo cuidado y ética, según Ada Almeira, especialista en Archivística.

Afable y servicial, Sarah Cabriales Calderón recibe a todas las personas que procuran encontrar información en los archivos parroquiales. “Se conservan los sacramentos, bautismos, matrimonios y defunciones hasta 1898 aproximadamente. Después de los primeros registros, estos se dividieron en libros de blancos y de negros hasta que en los primeros años del siglo XX vuelven a unificarse”.

Toda la información de la población en esa época se recoge en estos fondos. “Con quiénes se casaban las personas, cuántos hijos tenían, la composición racial, las causas de la muerte y hasta cuando había epidemias. Datos sumamente valiosos”, recalca Sarah, al tiempo que expone su preocupación por el mal estado de algunos documentos.

“Hay libros digitalizados por el Instituto de Historia de Cuba a partir de la investigación sobre la ruta del esclavo. Tenemos las copias, y la otra información que voy trabajando, la agrego a una base de datos”.

En el Centro de Documentación Manolo Béquer ha sido restaurada parte de la colección del periódico local Actualidad, con el apoyo de la Casa Malibrán.

TRAS LAS HUELLAS DEL PASADO

Los museos de la villa son también lugares de custodia de la memoria histórica de Trinidad. Cada uno de ellos resguarda documentos de enorme valor patrimonial, según constata Escambray, que alerta también sobre los riesgos a los que se expone.

En una de las salas del antiguo Palacio Brunet, el Centro de Documentación Manolo Béquer conserva los fondos donados por él tras años de investigación acuciosa. Resaltan los seis tomos que transcribió de textos inéditos, así como las memorias de la Asociación Pro Trinidad y detalles interesantes de cuando se construyó el motel Ls cuevas o el sanatorio de Topes de Collantes.

Darisley Barrios Toledo es una de las técnicas en Gestión Documental, quien destaca la valía de este patrimonio escrito en el que resaltan libros de varias materias y las colecciones de diarios locales de época, entre ellos El Telégrafo, El Tiempo y Actualidad, esta última en proceso de digitalización con el apoyo del Centro de Documentación Casa Malibrán.

 “Vienen diferentes usuarios como estudiantes e investigadores. Tenemos periódicos que ya no se pueden ni tocar y encontramos algunos lomos y carátulas comidos por algún tipo de insecto. En cuanto a la estantería sí es la adecuada y hace unos días se realizó una fumigación”, manifiesta.

En la segunda planta del Museo de Arqueología se localiza buena parte de la obra de Alfredo Rankin, donada en vida por el investigador: los libros de campo, de su puño y letra, los expedientes de los diferentes sitios del Valle de los Ingenios con fotos, mapas y anotaciones, una compilación de diapositivas… Un estudio monumental de obligada consulta para cualquier indagación sobre esta materia en la región centro sur de la isla.

“Toda esa información —sostiene Diana De La Calle, especialista de la institución— posee más de 50 años, por lo que ya forma parte de la memoria histórica. Pero lamentablemente no cuenta con las condiciones idóneas de conservación. También hemos detectado la presencia de ácaros y de guano de murciélago”, se lamenta.    

En el Museo Nacional de la Lucha contra Bandidos, la colección de revistas Bohemia, presenta un grado de deterioro que ya es imposible su consulta.

Otra de las instituciones que resguarda detalles del pasado es el Museo Nacional de la Lucha Contra Bandidos: alrededor de 200 investigaciones históricas; más de 1 000 fotos de operaciones y combates, de jefes militares y de bandidos, además de todo el recorrido histórico del inmueble para acoger su nueva función; la colección de revistas Bohemia, donde se reseñaron los hechos ocurridos en esa etapa y los documentos desclasificados del Ministerio del Interior ubicados por las diferentes regiones de operaciones.

Viviam Rita Quesada Cantero, museóloga especialista, se desempeña en este centro desde hace 14 años. “Tenemos gran actividad, atendemos a estudiantes, investigadores, periodistas y muchas personas interesadas y con inquietudes sobre esta época poco trabajada, a veces desconocida. Algunos no saben cómo encauzar la búsqueda y debemos orientarlos. Estamos organizando toda la información para garantizar un mejor servicio.

¿Cómo valora el estado de los fondos?

Los desclasificados se encuentran bien, así como las fotografías, por la calidad del papel, pero la situación de las revistas es preocupante. Gracias al Proyecto San Francisco se ha recuperado la estantería y se prevé la restauración de alguna documentación.

Las condiciones climatológicas nos afectan mucho, no contamos con equipo de climatización ni con los medios tecnológicos para la digitalización. Estamos hablando de uno de los centros fundamentales en la historia de nuestro país y con carácter nacional.

PRESERVAR, VALORAR Y CONOCER

La conservación de la memoria histórica de Trinidad requiere de un proyecto integrador que tenga en cuenta el rescate del patrimonio documental y, a la vez, su difusión social.

En ello insiste Bárbara Venegas. “Se debe hacer todo lo posible por proteger toda esa información, pero hay que trabajar también en su organización, clasificación y socialización. No tiene sentido guardar como una reliquia la colección de documentos inéditos de Manolo Béquer, por ejemplo, y que solo la conozca un grupo de especialistas”.

Ante esta aseveración irrefutable, resulta anacrónica la imagen del Archivo Municipal, ubicado en una casa antigua, de paredes gruesas y piso de losas bremesas, ideales para mantener la humedad y la presencia de hongos y bacterias; mientras, en las salas falta iluminación y sobra el calor, enemigo mortal de toda la papelería que yace hacinada en los estantes de cabilla corrugada y cartón bagazo. 

El estado de conservación de los mapas, entre los documentos que más información visual aporta sobre la historia de Trinidad, se encuentran en un estado desfavorable.

Necesitamos con urgencia —clama a viva voz Alberto Entenza Novoa, director del Archivo Municipal— mejorar la infraestructura, disponer de mobiliario nuevo y contar con los medios para digitalizar los fondos, dígase escáner, cámaras fotográficas, computadoras y discos duros para el almacenamiento. 

Trinidad podría (debería) tener un lugar óptimo para proteger parte de su memoria histórica. “Consideramos que nuestros fondos pueden ser considerados como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, en tanto recogen hechos vinculados a la historia de la esclavitud, la lucha de los mambises, el auge económico y arquitectónico de una de las primeras villas fundadas en Cuba, ya sea en actas, escribanías, publicaciones y planos. Es responsabilidad de todos que perduren para la posteridad”, afirma categórico.

En ello coincide también Yenisleidy Hernández, responsable en el municipio del Sistema de Gestión Documental y Archivo, convencida no solo del valor de este patrimonio escrito, sino de su indudable significado cultural. “Se han dado algunos pasos para organizar y clasificar la información, realizar acciones de fumigación en estas instituciones y entregar algunos medios de protección; pero no contamos con el presupuesto para conservar la información en soporte digital.

Como excepción, el Centro de Documentación Casa Malibrán, perteneciente a la Oficina del Conservador de la Ciudad, muestra lo que se puede hacer con recursos, tecnología y preparación del capital humano por la salvaguarda de la memoria histórica. Además de las condiciones óptimas de climatización y de la estantería, buena parte de la información que allí se protege se encuentra digitalizada, todo gracias a un proyecto de colaboración internacional. 

¿Cómo sería el futuro sin esas reliquias del pasado? La interrogante estremece a Bárbara Venegas. “Seríamos un pueblo sin historia. Esos disparates que dicen los guías improvisados, los repetirían todos. No tendríamos espiritualidad, ni convicciones; y eso sería imperdonable”.

Ana Martha Panadés

Texto de Ana Martha Panadés
Reportera de Escambray. Máster en Ciencias de la Comunicación. Especializada en temas sociales.

3 comentarios

  1. Felicidades a los trabajadores del Archivo por su labor.

  2. Gracias por el artículo. Como cada año se hace un reportaje sobre el Archivo Municipal de Trinidad y siempre se habla de lo valioso que es nuestro patrimonio y que hay que protegerlo. Todos los años su Director clama con urgencia mejorar la infraestructura, disponer de mobiliario nuevo y contar con los medios para digitalizar los fondos, escáner, cámaras fotográficas, computadoras y discos duros para el almacenamiento y no pasa nada. Se siguen deteriorando los documentos poco a poco.

  3. Saludos. Me da mucha alegría y tristeza a la vez que hayan publicado este artículo sobre la deplorable situación del patrimonio histórico documental. Alegría porque por primera vez leo un artículo en la prensa, que es un grito de auxilio a las autoridades y triste, porque estamos perdiendo estas valiosas fuentes históricas. Les hablo con el corazón porque yo soy archivero y sé que este mal es en todo el país. Entonces, gracias por ayudar. Tal vez este artículo sea la fuerza para rescatar de verdad el invaluable patrimonio documental de Cuba. Gracias!!!!!!!!

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