José Martí Pérez en su prolífera vida revolucionaria conoció a varios espirituanos que lo ayudaron en la fundación del Partido Revolucionario Cubano y la preparación de la guerra necesaria. Aunque Serafín Sánchez es el más conocido; Raimundo Sánchez, Néstor Loenelo Carbonell y su hijo, y los jóvenes César Salas Zamora y Francisco Gómez Toro también compartieron momentos de sus vidas con el más universal de los cubanos.
MI QUERIDÍSIMO HERMANO
El 2 de julio de 1846 nació en Sancti Spíritus el hombre que José Martí definió como “valiente y sensato cubano”: Serafín Sánchez Valdivia.
Serafín se incorporó a la guerra grande en febrero de 1869 y acompañó al general de brigada Honorato del Castillo a la Asamblea de Guáimaro. Participó en varias acciones armadas, consagrándose como jefe militar.
En 1891 emigró hacia los Estados Unidos, donde se encontró con el Maestro. Se convirtió en uno de los colaboradores principales del Apóstol en la unificación de los revolucionarios. Fue enviado por él a la Florida para sentar las bases para la futura creación del Partido Revolucionario Cubano.
Entre 1891 y 1895 Martí envió más de 134 cartas, telegramas y cables a Serafín. El espirituano se convirtió en el segundo hombre al que más le escribió el Maestro.
“El general Serafín Sánchez es digno del amor de los cubanos por el valor que ha empleado con su servicio, por la dignidad con que vive en el destierro del trabajo de sus manos y por la pasión republicana que le dirige el brazo heroico. He aquí un buen ciudadano”, así lo describe el cubano más universal.
Un año después de la caída en combate de Martí, el paladín espirituano visitó Dos Ríos y escribió en el periódico El Cubano Libre: “Tuve necesidad de visitar el lugar consagrado por la sangre del patriota José Martí”.

MIRLO BLANCO, OTRO SÁNCHEZ VALDIVIA
Sabás Raimundo Sánchez Valdivia nació el 4 de agosto de 1865, en Arroyo Blanco, Jatibonico, y era hermano de Serafín Sánchez Valdivia, héroe de las tres guerras de independencia. Cursó estudios de Medicina en la Universidad de La Habana y en 1892 decide seguir los pasos de sus hermanos patriotas.
Viajó a Cayo Hueso para encontrarse con Serafín y conoció a José Martí. De inmediato se incorporó a las actividades preparatorias del Partido Revolucionario Cubano (PRC). Sirvió de secretario al Apóstol y fue utilizado en misiones riesgosas en Cuba distribuyendo circulares entre los mambises. Colaboró con el periódico El Yara y en la enseñanza de los hijos de los emigrados.
Ayudó a Serafín y a Carlos Roloff, luego del fracaso del plan de La Fernandina, a organizar una expedición armada que llegó a la isla el 24 de julio de 1895. Allí fue nombrado secretario de su hermano y ascendido al grado de capitán.
Durante la república neocolonial ocupó varios cargos entre los que se destacan Inspector de Obras Públicas, Alcalde de Sancti Spíritus y Presidente de la Junta de Educación. Es conocido en la historia como el Mirlo Blanco, por su honradez y comportamiento.

LOS CARBONELL AL SERVICIO DEL APÓSTOL
Néstor Leonelo Carbonell Figueroa nació en la ciudad de Sancti Spíritus el 22 de mayo de 1846. Se incorporó a inicios de 1869 a la Guerra de los Diez Años en la región de Las Villas; y en 1888 viajó a los Estados Unidos. Allí fundó una escuela, una galería-librería y un periódico, este último con el objetivo de difundir los ideales independentistas entre los emigrados.
Fundó el 10 de mayo de 1891 el Club Revolucionario Ignacio Agramonte, en el Liceo Cubano, sede de la Sociedad de Instrucción y Recreo en Tampa. Comenzó a recaudar fondos para la libertad de su país natal y surgió la idea de realizar una velada con la presencia de un orador que estimulara a sus coterráneos a asistir. Luego de varias discusiones, fue aprobado invitar a José Martí, propuesta que realizó el hijo de Néstor Leonelo.
El 26 de noviembre de 1891 el Apóstol llegó a Tampa y en la estación de ferrocarril lo esperaban cientos de revolucionarios. Al encontrarse con el espirituano, Martí expresó: “¡Nosotros éramos ya antiguos amigos!”.
Ese propio día el Héroe Nacional pronunció el discurso “Con todos y para el bien de todos”, y el 27 de noviembre, “Los Pinos Nuevos”, en una velada conmemorativa por el injusto fusilamiento de los ocho estudiantes de Medicina. Luego, en casa de Néstor, redactó varios documentos relacionados con el futuro Partido Revolucionario Cubano (PRC).
José Martí fundó el PRC el 10 de abril de 1892 y Néstor Leonelo Carbonell Figueroa fue designado presidente del primer cuerpo del Consejo de Partido en Tampa. Desde ese momento intensificó su labor política; y fue calificado por el Maestro como “el fidelísimo cubano” y “consejero de absoluta confianza”.
Al fracasar el Plan de la Fernandina, Néstor acrecentó su labor en la recaudación de fondos para la causa cubana. Es considerado como uno de los hombres que más aportó a la guerra necesaria.
Llegada la hora de la lucha armada en la isla caribeña Carbonell se preparó para participar a pesar de sus casi 50 años. José Martí le pidió no ir al combate, sino continuar cumpliendo las tareas del PRC en Tampa.
Eligio Carbonell, hijo de Néstor, sirvió de acompañante y escolta a José Martí durante su estancia en los Estados Unidos.

UN ESPIRITUANO EN PLAYITAS
César Salas Zamora nació en la ciudad de Sancti Spíritus el 4 de agosto de 1868. Muy joven aún, le inquietaba la independencia de Cuba y se une a la causa. A inicios del año 1895, Martí y Gómez se encontraban en Montecristi, y con ellos César.
El espirituano fue designado secretario y auxiliar de ambos líderes. Se le confía, además, la custodia de los fondos para la guerra necesaria. Fue escogido para integrar la expedición que traía a Cuba los principales jefes de la contienda.
El 11 de abril de 1895 desembarcó por Playitas de Cajobabo, en el Oriente del país, junto al Maestro, el Generalísimo, Marcos del Rosario, Ángel Guerra y Paquito Borrero. La caída en combate de Martí, el 19 de mayo, impactó en el joven espirituano y continuó como escolta principal del General en Jefe Máximo Gómez.
PANCHITO: EL HIJO DEL GENERALÍSIMO
El 11 de marzo de 1876, en La Reforma, Jatibonico, nació el cuarto hijo de Máximo Gómez y Bernarda Toro: Francisco Gómez Toro.
En septiembre de 1892 José Martí llegó a Montecristi, República Dominicana, y el joven Panchito fue el encargado de recibirlo y llevarlo ante su padre. Luego en una carta el Maestro lo describe: “(…) era sobrio, ya como un hombre probado, centelleante como luz presa, discreto como familiar del dolor”. Inició así una amistad y admiración sin límites.
Francisco, tiempo después, viaja a Nueva York junto a Gómez y permanece con Martí. Llegó a ser su brazo derecho en la incansable labor de organización de la Revolución del 95.
La guerra necesaria estalló el 24 de febrero de 1895 y hacia Cuba se dirigen los principales jefes de la contienda. Panchito no desea quedarse en República Dominicana, pero acepta ante la insistencia del delegado del PRC continuar acopiando recursos.
Meses después llega a Cuba y se encuentra con Antonio Maceo, quien lo nombra su ayudante y le confía su correspondencia.
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