Al chat con Ronald Hernández

No supe cuándo me convertí en su amiga o él en amigo mío, lo cierto es que facebook, esa red social a la que llegué por casualidad más de un lustro atrás, me dio el privilegio de conocerlo. Confieso que nunca me sentí tentada a husmear en su perfil hasta

ebola, cuba, medicos cubanos, liberiaNo supe cuándo me convertí en su amiga o él en amigo mío, lo cierto es que facebook, esa red social a la que llegué por casualidad más de un lustro atrás, me dio el privilegio de conocerlo. Confieso que nunca me sentí tentada a husmear en su perfil hasta que lo vi convertirse en fuente informativa sobre el quehacer de la brigada médica que combate el ébola en Liberia y participar en ciertos debates subidos de tono sobre algunos problemas de actualidad.

Profesionales cubanos atienden a pacientes con ébola en tres naciones africanas

Cuando comencé a seguir los partes sobre el doctor Félix Báez, constaté que él estaba siempre a la delantera y al escucharlo en llamada telefónica para el Noticiero Nacional de Televisión sobre la manera en que acogían el caso los colegas del médico enfermo que integran la brigada Henry Reeve, sentí que éramos más allegados, por esa sensación de cercanía que te da la red y que no siempre se corresponde con la realidad.

Fue así que nació la idea de entrevistarlo, en parte para saciar una curiosidad complementada por esas rosas diarias que regala “a las chicas de face”, para luego desearles buenos días, buenas tardes o buenas noches, según la ocasión.

“Tengo que salir ahora, pero en tres horas estoy aquí. Vamos a hacerlo en vivo. Tú preguntas y yo respondo. ¿Te conviene?”, me dijo pasadas las 10:00 de la mañana de este miércoles 26 de noviembre, cuando pactamos el diálogo.

“Llegas tarde”, fue su primera frase cuando a la 1:30 de la tarde vio encenderse mi bombillito verde. Me disculpé como pude y lancé mi primera interrogante al médico nacido en Tacajó, municipio Báguanos, Holguín, y actualmente residente en Las Tunas. “Mi papá vivía en Alcalá, a los nueve años nos mudamos para Banes, de donde es toda la familia de mi mamá”, aclararía luego sin tilde alguna, ya que escribía desde su celular.

¿Cómo llegaste a la Medicina y dónde laboras acá en Cuba?

“Comencé los estudios de Medicina en el año 1986 en la Facultad de Ciencias Médicas Mariana Grajales, de Holguín. Fue directo del preuniversitario, no pasé el Servicio Militar. Siempre quise ser médico. Mi abuelo materno era enfermero boticario. Mil cosas. La imagen que tengo de él es verlo con una camisa o guayabera blanca, con el sello dorado de cincuentenario en la medicina. Muy erguido siempre, presumido, retirado ya, atendía las competencias deportivas que se hacían en Banes. Sí, mi abuelo estaba siempre activo apoyando al deporte.

“Ahora trabajo en la Dirección Provincial de Salud de Las Tunas, en el departamento de atención primaria de salud”.

¿Por qué la determinación de ir a combatir el ébola cuando conoces los riesgos reales que ello implica?

“Los riesgos se minimizan con los conocimientos que se tengan y nosotros hemos tenido buenos profesores. Además, esto ya lo he dicho antes: cada generación vive un momento histórico. La mía se perdió el ataque al cuartel Moncada, el Granma, la lucha en la Sierra Maestra, el triunfo de la Revolucion. En fin, lo más importante que ha pasado en la Patria en los últimos años. Este es nuestro Moncada, nuestra Sierra, etc y dimos el paso al frente. Sin miedo, sin vacilar y sin presiones de alguien para que lo hiciéramos, que es la pregunta número uno de los que no creen en la obra de la Revolución”.

¿Qué experiencias tienes ya en el contacto directo con los enfermos y con los pobladores de ese país en general? En la calle, ¿cómo los ven a ustedes?, si tienen comunicación directa con la gente afuera, digo.

“La comunicación con la población está restringida. El personal que trabaja con nosotros tiene un seguimiento diario de su temperatura. Pero con los que logramos interactuar están muy agradecidos de la presencia de la brigada médica cubana aquí. Muchos siempre lo desearon. Con los pacientes hay menos comunicación, recuerda el traje y las medidas de bioseguridad. No se les hace otro examen que no sea temperatura y pulso, y con el traje no se sabe quién es quién si no miras su nombre escrito en él.

“El liberiano es muy educado y agradecido. Aunque no sepan leer y escribir, educación sí tienen bastante. En ocasiones salimos a comprar pasta dental o cosas de aseo personal, vamos a lugares certificados por la OMS que reúnen todos los requisitos y el trato de los nacionales es exquisito. En una ocasión nos dijeron, cuando veníamos del entrenamiento y el chofer paró: ʻCuba is a good peopleʼ. Y te lo dicen personas que nunca han tratado con cubanos. Con el personal de la salud y del Ministerio de Relaciones Exteriores la relación también es muy buena”.

¿Quiénes son las personas que más te importan acá en Cuba y por quienes sientes más que debes cuidarte para regresar sano?

“Las personas más importantes para mí: mis hijos, mis padres, mis hermanos y sobrinos y, por supuesto, mi esposa. Además tenemos un compromiso moral con la dirección de la Revolución. Fue impactante ser despedido por Raúl, con un abrazo y la frase: regresen. Yo traté de responderle y la emoción no me dejó coordinar lo que le diría. Compromiso con nuestro Ministerio de Salud Pública, con las personas que nos prepararon tanto en la unidad central de colaboración como del IPK. Y por último, el más importante: el compromiso con el pueblo de Cuba, que nos apoya, que día a día, minuto a minuto, nos sigue, quiere saber de nosotros”.

Presumo que tu facilidad de palabras proviene de muchas lecturas, si es así ¿cuáles son las que más te han marcado?

“Leo mucho. ¿Mis preferidos? García Márquez, Miguel Barnet, Mario Puzo, con esos tres llego al fin del mundo. Hay más, pero esos son los preferidos.

“Ya tengo que irme a cenar. Ya el carro está aquí”.

Mientras me apresuro a agradecerle e introducir mi última pregunta, vuelve a escribir: “Una más, para que no me guardes rencor, ja ja ja”.

La última pregunta era si alguien te encargó divulgar cosas en la red o lo haces por iniciativa propia.

“No me encargaron divulgar lo que hacemos. Si revisas mi página de face, es vieja; en Venezuela hacía lo mismo, aunque ahora sí ya todos en la brigada me dan encargos: envíame una foto para tal lugar, comunícame con tal periódico, etc. Ya me pasaron de médico para periodista. Pero lo mío primero, la medicina.

“Besos, que me van a matar aquí…”

Tiene más de 4 000 amigos en facebook, donde rezan entre sus libros preferidos algunos de Víctor Hugo, Lenin y el Che, junto a aventuras como Moby Dick y textos emblemáticos al estilo de El cantar del Mio Cid y El capital, de Marx.

Ronald Hernández Torres, quien acaba de publicar su primera entrevista en la red (http://visiondesdecuba.com/…/cubavsebola-reencuentro…/), a un profesional liberiano graduado en Cuba que funge como profesor de inglés en su brigada, ya está en las lides reporteriles y sus publicaciones cuentan con una enorme cantidad de seguidores en las redes sociales.

Cuando ya es de noche en los parajes africanos adonde lo llevó su vocación internacionalista, pero de seguro demorará en dormir, aprovecho para agradecerle en nombre de tanta lectoría en su archipiélago y en el mundo y sumarme a la consideración de una colega que disfrutó su entrevista: “Ronald, si usted sigue así nos va a dejar sin trabajo. Felicidades, es usted un periodista en potencia”.

(Publicado originalmente en Cubaicaní, blog de la autora)

Delia Proenza

Texto de Delia Proenza
Máster en Ciencias de la comunicación. Especializada en temas sociales. Responsable de la sección Cartas de los lectores.

Comentario

  1. miren no se que es ete sitio

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