Concluye Río+20 con diversidad de criterios sobre documento final

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre desarrollo sostenible, Río+20 concluyó este viernes con la aprobación del documento final por los jefes de Estado y Gobierno, pero con reservas por parte de varios países. El texto «El futuro que queremos», recibió el consentimiento de las 191 naciones reunidas en la

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre desarrollo sostenible, Río+20 concluyó este viernes con la aprobación del documento final por los jefes de Estado y Gobierno, pero con reservas por parte de varios países.

El texto «El futuro que queremos», recibió el consentimiento de las 191 naciones reunidas en la Conferencia, a pesar de los desacuerdos mostrados por muchas de las delegaciones asistentes.

Este documento pide una transición hacia la llamada economía verde, una propuesta de los países ricos para, desde su punto de vista, luchar por el medio ambiente y contra la pobreza.

Después de 10 días de reuniones, se firmó el acuerdo, de 53 páginas, que define algunas de las grandes prioridades del planeta, cuyos recursos naturales están seriamente amenazados.

Entre los puntos de avance está la lucha contra el hambre que actualmente afecta a de cerca de mil millones de personas.

El plan de acción de los gobiernos del mundo nació fuertemente criticado por los ecologistas, las organizaciones no gubernamentales y varias delegaciones de países, que consideraron al texto, no acorde con los desafíos del planeta.

Muchas de las críticas están referidas a la economía verde, que según las organizaciones sociales es una de las estrategias del capital para recuperar la tasa de ganancia, y consiste en privatizar los ecosistemas y convertir «lo vivo» en mercancía.

Los representantes de los movimientos sociales que participan en la Cumbre de los Pueblos mostraron hoy su insatisfacción tras una reunión con el Secretario General de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon.

Las organizaciones participantes en la Cumbre, paralela a Río+20, explicaron que la ONU no dio ninguna garantía de que los gobiernos realmente pondrán en práctica las decisiones acordadas en el cónclave.

Por su parte, Ban Ki-moon, consideró de muy bueno al documento aprobado en esta última jornada del encuentro.

Brasil fue el responsable por construir un consenso posible. El consenso posible es un punto de partida y no de llegada. Lo que tenemos que exigir, es que a partir de este documento, las naciones avancen, afirmó la presidenta brasileña, Dilma Rousseff.

Una de las principales contradicciones de la Conferencia se dio entre los países ricos, reacios a repartir fondos como en el pasado, y las naciones en desarrollo, reticentes a ceder más sin esos compromisos económicos.

Un total de 86 jefes de Estado y Gobierno participaron en la que fue la mayor cumbre de la historia de la ONU, la cuarta por el desarrollo sostenible del planeta desde 1972.

 

Escambray

Texto de Escambray

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