Ariel: el hombre gol del fútbol espirituano

Ariel escaló al estrellato cubano, su nombre se hizo escuchar en la más reciente Copa de Oro, al convertirse en el hombre que permitió a  Cuba llegar a cuartos de final. De la humildísima casa marcada con el número 68 de la calle Don Pedro León, en pleno corazón de

Ariel es el único yayabero campeón nacional, un honor que consiguió como refuerzo de Villa Clara.Ariel escaló al estrellato cubano, su nombre se hizo escuchar en la más reciente Copa de Oro, al convertirse en el hombre que permitió a  Cuba llegar a cuartos de final.

De la humildísima casa marcada con el número 68 de la calle Don Pedro León, en pleno corazón de la barriada espirituana de Jesús María, brota la noticia: Ariel Martínez González es ahora mismo el hombre gol del fútbol espirituano.

Tiene una predilección natural por la portería y una habilidad a prueba de piernas. Con esas credenciales y una tenacidad salida hace 27 años de los genes de Rosa, una mujer que ha tenido que criar “a pulmón” cuatro varones, Ariel escaló al estrellato cubano.

Su nombre se hizo escuchar en la más reciente Copa de Oro, cuando marcó un histórico hat-trick ante Belice, con tres goles que le permitieron a Cuba llegar a cuartos de final e igualar el resultado del 2003, cuando se clasificó entre los mejores ocho del torneo.

Así empezamos, en retrospectiva, esta historia que ahora cuenta sin la euforia por la hazaña ni el resquemor por lo que vino después.

“Es una cosa cómica, ese día íbamos a retirar a dos compañeros; estábamos casi preparando las maletas, pero ese partido salimos a ganarlo y las circunstancias se fueron dando y salió, era como algo que me decía: “tira, tira que va a caer” y fueron cayendo, nos dio mucha alegría”.

Entregaron tanto que se quedaron sin nada ante Panamá, y tú al otro extremo: tarjeta roja.

“Salimos a buscar el partido que no se veía difícil porque en la eliminatoria mundialista jugamos dos veces y todo había sido tranquilo. Al momento de mi expulsión el partido estaba 2-1, sabía que era, como aquel que dice, la cabeza y vinieron los goles… ¿La roja?, estaba con una pelota en el aire, fui a llevármela, el muchacho se tira a pierna y no sé qué fue lo cantado por el árbitro, sacó la roja directa y me expulsaron, pienso que fue drástico; además, venían pasando cosas en el juego: un penalti que no era tal, jugadas que cantaban falta sin serlo…”.

Pero fueron seis goles. ¿Exceso de confianza?

“Puede ser, a ese nivel cuando un equipo juega con 10 lo apabullan porque son jugadores de clase y experiencia y saben cómo jugar ante la debilidad del contrario. Yo me sentí muy molesto, imagínate, el pueblo esperando un resultado que no era imposible, tampoco difícil. Hasta que no llegué aquí no pude sacarme eso de adentro, aunque mis compañeros y entrenadores me apoyaron y me ayudaron a salir de ese momento”.

Para Ariel el preámbulo de su goleada ante Belice llegó de otra copa de la que bebió un mejor sorbo, la del Caribe el pasado año, que le reservó a Cuba el privilegio de obtener su primer título en esas lides y a él el ser el único futbolista espirituano en inscribir su nombre tan alto. Su desempeño fue decisivo al anotar tres goles, dos de los cuales fueron cruciales contra Guyana Francesa, cuando salió de la banca para empatar en el minuto 74 y definir en el 76.

“Llegamos a la conclusión de que para llegar a grande hay que ganarles a los grandes y fuimos ahí con un objetivo: clasificar para la Copa de Oro, todo fue saliendo partido a partido, sabíamos que para ser campeón había que ganarle a los duros: Jamaica, Haití. Salir del banco en un juego así y marcar dos veces es el sueño de cualquier atleta, aproveché la oportunidad y así aseguré jugar frente a Jamaica para conseguir el pase a semifinal”.

En materia de exclusividades, Arielito, como lo conocen todos, archiva otra hazaña: la de ser el único yayabero campeón nacional, un honor que consiguió como refuerzo de Villa Clara.

“Es uno de los resultados que también buscaba, quien no logre eso no ha logrado nada, pues es como el piso de un deporte; me siento muy contento porque me acogieron como un villaclareño más, lo sentí igual que muchos espirituanos, algunos hasta fueron a verme en la final. Ahora a luchar para que Sancti Spíritus lo logre”.

Y así entramos en otra parte de la historia. La que no ha podido escribir a pesar de haberse desgastado sus piernas como el mejor goleador del once espirituano desde que comenzó en el 2004.

“Creo que sí podemos, pero falta más movimiento, son pocas las personas que han estado en escuelas, en la EIDE, en selecciones, y quieren ayudar. Puede ser que se vayan porque no hay apoyo, ni ayuda del INDER, se decepcionan, uno los entiende, a mí mismo no me apoyan, pero el pueblo me reconoce. Cada uno tiene su opinión, pero hay que seguir, la voluntad no puede fallar, los exhorto a que apoyen para que Sancti Spíritus pueda avanzar en este deporte”.

Lo dice con la propiedad de quien ha dejado sus pies en el césped o en la tierra desde que con ocho años cambió el tenis de mesa por el balón para seguir los pasos de dos de sus hermanos bajo la pupila de Mario Oria en el terreno de Agramonte y luego pasar por la EIDE Lino Salabarría donde atesoró varias participaciones en Juegos Escolares y Juveniles con una medalla de plata.

Desde ahí ascendió a selecciones nacionales que lo llevaron a mundiales de las categorías inferiores desde Sub-17 hasta Sub-20 para engordar un aval de más de cuarenta partidos internacionales de manera general, más de 20 con la selección principal, incluidos los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Colombia (2006), dos medallas de bronce en Copas Digicel, Juegos del ALBA, eliminatorias mundialistas, encuentros amistosos…

A fuerza de goles debió ganarse la titularidad desde que en el 2006 fuera incluido en el once principal. Nueve dianas extrafronteras recoge su hoja de servicios, una hoja que dice beber de íconos como Lionel Messi y Andrés Iniesta y del espirituano Eduardo Sebranco.

“Me fue difícil entrar al Cuba, por ser un jugador pequeño, flaquito, no confiaban mucho en mi preparación, pero todo fue empeño, me ayudaron mi familia, mi mamá. La meta de muchos atletas es llegar al equipo nacional y se quedan ahí; otros, como yo, luchan por llegar a la cima, es muy difícil mantenerte de titular porque es una carrera en la que tienes que cuidarte, no te puedes lesionar, pues otros vienen buscando puesto”.

¿Lo tuyo es olfato a gol o cuestión de suerte?

“Anotar un gol es muy difícil, no creo que sea suerte, me preparo mucho. Aun cuando descanso, voy a la pista, corro, hago cancha con mis compañeros, trabajo tiempo extra, lo practico cada cinco minutos. Lo logro intentándolo porque el que no lo intenta no anota, le saco provecho y visión a otros que uno ve como Messi, Cristiano…”.

Al Cuba le pasa como al Sancti Spíritus, llega pero no se pasa.

“Para estar en la élite hay que tener roce, es lo que te da habilidad, visión, sabiduría para enfrentar un partido, para esta Copa no hubo topes y estuvimos poco tiempo entrenando, espero que alguna vez empiecen a llegar los contratos y cosas buenas para el deporte”.

¿Y el apoyo de la Federación Internacional?

“Para nadie es un secreto que somos un deporte privilegiado por ese apoyo, no tenemos los eventos que querríamos, pero sí algunos topes y torneos oficiales que nos obligan a ir. Se desarrollan el Sub-17, el Sub-19, el de las mujeres…”.

¿Sueñas llegar a una Copa del Mundo?

“Sí. Es mi sueño y de otros grandes, ¡cómo no!, solo hay que esperar”.

Elsa Ramos

Texto de Elsa Ramos
Premio Nacional de Periodismo Juan Gualberto Gómez por la obra del año (2014, 2018 y 2019). Máster en Ciencias de la Comunicación. Especializada en temas deportivos.

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