La reconquista de Pedro de Jesús

El escritor fomentense Pedro de Jesús López Acosta acaba de recibir  el Premio Alejo Carpentier.   Cuando recibió la noticia por teléfono, antes de que los medios comenzaran a repetirla con la alharaca correspondiente, Pedro de Jesús López Acosta apenas lo podía creer: el ensayo que venía madurando desde la

Pedro de Jesús se ha propuesto terminar en el 2014 un nuevo libro de cuentos y asegura andar ahora mismo “con las pilas puestas”.El escritor fomentense Pedro de Jesús López Acosta acaba de recibir  el Premio Alejo Carpentier.

 

Cuando recibió la noticia por teléfono, antes de que los medios comenzaran a repetirla con la alharaca correspondiente, Pedro de Jesús López Acosta apenas lo podía creer: el ensayo que venía madurando desde la década del 90, que dejó reposar y retomó el pasado año a raíz de un panel convocado por el Centro Cultural Dulce María Loynaz acerca de la obra de Severo Sarduy; un texto como ese, tan vinculado a sus afectos, se alzaba ahora con el Premio Alejo Carpentier.

Una especie de híbrido entre ficción y discurso académico, Imagen y libertad vigiladas. Ejercicios de retórica sobre Severo Sarduy debió impresionar al jurado que, compuesto por Margarita Mateo, Mayra Beatriz Martínez y Jamila Medina, le confirió al escritor fomentense el galardón más importante auspiciado por el Instituto Cubano del Libro, la Editorial Letras Cubanas y la Fundación Alejo Carpentier.

Junto a López Acosta fueron acreedores de semejante lauro Javier Raveiro, por la novela El cordero aúlla, y Daniel Díaz Mantilla, por el cuaderno de cuentos El salvaje placer de explorar; por su parte, el prestigioso intelectual Antón Arrufat, quien ha calificado a Pedro de Jesús como un espíritu inquieto y deslenguado, conquistó el Premio de Poesía Nicolás Guillén.

El ensayo laureado no solo devino un ejercicio lúdico para el autor, quien confiesa a Escambray haber disfrutado el proceso de escritura, sino que resultará sin dudas divertido para el lector por los diálogos y las situaciones hilarantes en que se desenvuelven Auxilio y Socorro, dos personajes sarduyanos de los que se vale Pedro de Jesús para hilvanar su análisis en torno a la obra de quien fuera considerado por la crítica como la cumbre del neobarroquismo insular y que, sin embargo, a 20 años de su muerte en París continúa siendo prácticamente un desconocido para no pocos cubanos.

Con un corpus narrativo de gran complejidad lingüística, un lenguaje profuso en imágenes y metáforas, y una evidente predilección por los argumentos fragmentarios, Severo Sarduy constituye una rara avis en el concierto de la literatura nacional; de ahí que Pedro de Jesús se haya propuesto develar zonas oscuras de su vida y obra, específicamente la imbricación que los lenguajes plástico y literario sostienen en la creación del camagüeyano.

“Por una parte, mi ensayo llama la atención sobre la importancia que tiene, para la decodificación de la imagen literaria sarduyana, una lectura intertextual basada en lo plástico —declara en entrevista exclusiva con este semanario—. Porque en las novelas de Severo lo literario solo alcanza pleno sentido en su relación codificada con textos plásticos o con una manera muy peculiar de interpretar el mundo y la ficción que es plástica en sí misma.

“Por otra parte, la libertad vigilada se relaciona con que analizo las tensiones entre lo experimental y lo codificado, lo transgresor y lo tradicional en que se desarrolló la narrativa de Sarduy a lo largo de tres décadas”.

¿Puede afirmarse que existen vasos comunicantes entre la obra de Severo Sarduy y la de Pedro de Jesús?, inquiere Escambray.

“Absolutamente. Sobre todo con mi única novela, Sibilas en Mercaderes. De hecho, una estudiosa de la Universidad de Leiden, Nanne Timmer, ha investigado esos nexos”.

A la relevancia del Alejo Carpentier se suma el hecho de que el escritor fomentense lo lleva a casa por segunda vez, una circunstancia de excepción a la cual el propio López Acosta prefiere no dar tanto crédito.

“Un premio como ese —lo obtengas una o dos veces, da igual la cantidad— no es una silla para que te sientes y poses; es, por el contrario, un camino que se te abre para que sigas andando. Ya Silvio Rodríguez nos advirtió de los peligros de una silla al borde del camino”, sostiene Pedro de Jesús, quien se ha propuesto terminar en el 2014 un nuevo libro de cuentos y asegura andar ahora mismo “con las pilas puestas”.

Gisselle Morales

Texto de Gisselle Morales
Periodista y editora web de Escambray. Premio Nacional de Periodismo Juan Gualberto Gómez por la obra del año (2016). Autora del blog Cuba profunda.

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