¿El último show de Víctor Mesa?

La alharaca mediática en torno al director de los Cocodrilos de Matanzas pica y se extiende. Escambray se pregunta: después de este escándalo, ¿qué viene?   Del show que enroló a Víctor Mesa no sé por fin qué preocupa más: si la extraña renuncia anunciada a medias por el manager

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Después de este escándalo, Víctor es aún ese robador indomable.

La alharaca mediática en torno al director de los Cocodrilos de Matanzas pica y se extiende. Escambray se pregunta: después de este escándalo, ¿qué viene?

 

Del show que enroló a Víctor Mesa no sé por fin qué preocupa más: si la extraña renuncia anunciada a medias por el manager matancero, si la polémica nota del Inder pinareño, si la falta de autoridad de la Dirección Nacional de Béisbol para tomar partido o la cómplice aceptación a la violencia que generó el suceso.

Todo es tan contradictorio como sórdido y cuesta creer que estemos hablando del principal espectáculo sociocultural del país, si es que aún lo es.

Como a kilómetros de distancia no puede emprenderse una contrastación de fuentes involucradas que ponga sobre el terreno la verdad, esperé días por un pronunciamiento “oficial”.

Lo que sí queda claro en el cruce de entrevistas, notas y declaraciones es que entre golpes equivocados a jóvenes de 18 años y reacciones bruscas como la propia trifulca, están otra vez los hilos de la violencia como juego preferido de nuestra pelota. Los ejemplos me los ahorro porque se conocen bien, como aquel de un atleta matancero que volvió a jugar poco tiempo después de que la emprendió a batazos contra Ramón Lunar, puesta televisiva incluida.

En el más reciente de los escándalos, dejado escurrir en el sitio Cubadebate por Víctor, mal narrado en una nota oficial del Inder pinareño y al parecer ignorado por la dirección del béisbol nacional, se trasluce de todo.

Víctor es aún ese robador indomable que algunos niños miran en el horizonte de sus metas o ese inquieto jugador que conmina a poner el 32 en algún lado del rostro o ese técnico tan polémico como sabedor.

Para mí, basta. Ese mismo arsenal lo convierte, quiérase o no, en un ícono, cuyos actos siempre multiplicarán su impacto negativo, como ahora, por miles. No le viene bien a quienes algunos llaman maestro, en franca ofensa al magisterio. Tampoco a quien debe esparcir ejemplo ante su público, a ese que ha irrespetado con otras indisciplinas más de una vez.

La agresión, esa que la nota de la dirección del béisbol pinareño parece justificar cuando recalca: “La reacción de Víctor no se hizo esperar”, venga de quien venga es injustificable, mucho más de un hombre que como timonel del equipo Cuba es la cara del país en el exterior.

La expresión es una libertad, pero me apena leer entre quienes proponen minimizar el grotesco acto de Víctor, a un hombre de la estatura de Javier Sotomayor, quien declaró a la Agencia Cubana de Noticias: “Como fiel seguidor de la pelota, del equipo matancero y del propio mentor, espero que la idea de terminar como manager este año desaparezca, sería duro perderlo porque a él le debemos el renacer del béisbol en el territorio”.

Así, sin más ni más, no importa si, según la nota, “agredió físicamente con golpes en el rostro a dos estudiantes que pasaban en ese momento, y nada tenían que ver con lo sucedido”.

En medio de tanto chapoleteo, ¿dónde está, de nuevo, la Comisión Nacional de Béisbol? Ya que lo he visto dirigir como si nada, ¿dejará pasar esta bola otra vez con el bate al hombro? Y en este caso no creo que se trate de averiguar un chisme de esquina. Después que hasta la PNR cobra una multa —según algunas versiones— aceptada también por Víctor, ¿se quedará de brazos cruzados o al menos explicará por qué asume esta actitud o considera que ni siquiera eso merece la afición?

Por su parte, Víctor ya lo advirtió: “Más vale una retirada a tiempo, que tener un problema delicado habida cuenta de que se carece de respaldo para hacer el trabajo” y Sotomayor, lo apoyó, con un salto récord: “Víctor quiere evitar un problema mayúsculo porque soporta desde hace mucho tiempo las barbaridades más grandes que se le pueda decir a un atleta, y teme que llegue el momento en que no se pueda aguantar más”.

Nadie tampoco tiene derecho a ofender, pero de ahí, a justificar la violencia, va un trecho. Después de golpear públicamente a dos muchachos, que las “investigaciones realizadas confirman que regresaban de un repaso para las pruebas de ingreso a la Universidad”, entonces ¿qué viene?

Elsa Ramos

Texto de Elsa Ramos
Premio Nacional de Periodismo Juan Gualberto Gómez por la obra del año (2014, 2018 y 2019). Máster en Ciencias de la Comunicación. Especializada en temas deportivos.

31 comentarios

  1. yo creo sinceramente que victor mesa como decimos los cubanos le sabe algo a algun miembro de la comision digase higinio velez u otro porque con todo el historial se cosas que tiene en su haber es para que no tocara una pelota ni un bate mas nunca en su vida

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