COVID-19 en Sancti Spíritus: Primeros auxilios del transporte a la salud

Salud, sector clave para enfrentar y contener la COVID-19 en Sancti Spíritus, ha contado en las peores etapas de la pandemia con una garantía de transporte que nunca tuvo. ¿Qué pasará cuando llegue la nueva normalidad? Es la pregunta que desvela a su personal

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En circunstancias habituales el doctor Carlos Alberto Crespo Bao, cirujano y jefe del servicio de Consulta Externa del Hospital General Provincial Camilo Cienfuegos, se ha visto muchas veces obligado a violar su puntualidad. Residente en Cabaiguán, municipio con mayor cantidad de trabajadores de dicha institución que viajan diariamente (más de 150), ha llegado tarde lo mismo a una entrega de guardia que a una guardia médica, a la consulta especializada, el pase de visita o el salón de operaciones, donde ya esperan los pacientes.

“Es angustiante, porque dependes de la ‘botella’, de las máquinas o de los camiones, que son pocos para la cantidad de personal que viaja a Sancti Spíritus. Tú eres uno más entre ellos, aunque ellos se muevan por razones diferentes, que pueden no estar relacionadas con el trabajo. En días así todo se atrasa, como en el efecto dominó”, cuenta a Escambray

Considera magnífico, casi increíble, el apoyo que han estado recibiendo en los últimos meses de parte del sector del Transporte, donde, según aseguran sus directivos, todas las rutinas se modificaron para ponerse en función de las necesidades que impuso la COVID-19 a partir del tercer mes del presente año.

Una sensación parecida embarga a Aray Cordero Urrutia, formada como técnico de Enfermería y quien labora desde hace más de una década en la sala de Oncología del mayor centro asistencial de la provincia. Vecina de Meneses, Yaguajay, desde donde viaja a diario, tiene como misión atender a pacientes aquejados de cáncer y garantizarles el tratamiento con quimioterapia.

“Ahora nos recogen temprano y nos llevan al día siguiente, porque estamos laborando 24 horas; eso es una divinidad, ojalá fuera siempre así. Habitualmente vengo en ‘botella’, en lo que me pare. Antes de la COVID-19 debía entrar a las 4:00 p.m. y salía de mi casa a media mañana, pero a veces eran las cinco de la tarde y no había podido llegar aquí. Cuando pasa eso, y ha sucedido muchas veces, el enfermero que está en la sala debe esperar por mí, alargar su estadía para que los pacientes no se afecten”, narra mientras mira de reojo el frasco con el suero que penetra por la vena de uno de los enfermos.

SERVICIOS DE SALUD, PRIMERA PRIORIDAD

“Esa fue una indicación del país desde que se decretó la fase de transmisión autóctona en Cuba. Se hizo necesario suspender el servicio público de traslado de pasajeros y se decidió priorizar la transportación de los trabajadores de la salud, así como de otros centros asociados al enfrentamiento a la pandemia, entre ellos los científicos”, argumenta Carlos Hernández Roque, subdirector de Operaciones en la Dirección Provincial de Transporte.

Resulta obvio: para mantener los servicios vitales en los centros de salud deviene condición indispensable que sus trabajadores lleguen a sus respectivos puestos de trabajo en el horario preciso. “Hubo un lapso en que esa práctica dejó de funcionar como la diseñamos inicialmente, ya que el servicio público volvió a abrir cuando se dejaron de reportar casos en el territorio; pero desde septiembre, al regresar a la fase de transmisión autóctona limitada, se retomó”, especifica la fuente.

Así fue como comenzaron a verse, con el despunte de la mañana y ya cayendo la tarde, los ómnibus repletos de personas que en los centros asistenciales garantizan desde el uso de la tecnología más avanzada o la administración del fármaco de última generación hasta la limpieza de las áreas, tan determinante en circunstancias de pandemia, la preparación de los alimentos u otras actividades.

El licenciado Guillermo de Valdivia, jefe del Departamento de Servicio y Transporte en la Dirección Provincial de Salud, expone que diariamente se trasladan 1 320 personas de todos los municipios; en algunos casos desde la cabecera provincial hacia aquellos donde laboran. Detrás de Cabaiguán se ubican, por la cantidad de capacidades que demandan, Trinidad, Yaguajay, Jatibonico y Taguasco. Después, en menores cuantías, Fomento y La Sierpe.

Según sus estadísticas, solo del Hospital General Provincial Camilo Cienfuegos se transportan 960 trabajadores (contando los del municipio cabecera), en tanto del pediátrico José Martí Pérez viajan 135. Una cifra cercana a los 230, que laboran en instituciones como policlínicos y Hogares de Ancianos, se acoge también a esta ventaja que les ha traído, como en una ironía, la más desfavorable circunstancia epidemiológica en la historia de Sancti Spíritus.

Predomina el personal de Enfermería, al que le siguen el médico y el de servicios. Luego se ubican quienes trabajan en los laboratorios, los que hacen funciones de custodios y los paramédicos. Además de los viajes intermunicipales, apunta el directivo, funcionan nueve rutas dentro del territorio cabecera de provincia, cuatro de las cuales son internas en tanto cinco viajan a consejos populares específicos.

Dicha actividad ha implicado, de acuerdo con los datos de la Dirección Provincial de Transporte, un reordenamiento de los servicios. Solo el 3 de noviembre, por citar un ejemplo, se emplearon 35 ómnibus, pero hay jornadas en las que se demandan cerca de 50, todo depende del día de la semana.

“Detrás de ese esfuerzo no están solo los conductores, como pudiera pensarse. Hay todo un aparato que sustenta la transportación misma”, significa Carlos Hernández Roque, quien menciona, además, la decisiva colaboración de Cubataxi en el traslado desde y hacia los centros de aislamiento, y de Taxis-Cuba en las direcciones de Salud, entre otras entidades que garantizan la vitalidad del territorio.

El doctor Jorge Cruz Alfonso, vicedirector de Asistencia Médica del hospital pediátrico José Martí Pérez, halaga las prestaciones recibidas hasta ahora, que se traducen en eficiencia en los servicios de la institución. Para él resulta tan importante la presencia en tiempo de un especialista como de un residente, un custodio, un camillero o una auxiliar de limpieza.

Sin embargo, hay especificidades. Ahí entran, detalla, el hematólogo que vive en Condado, Trinidad, quien atiende los casos críticos; el especialista en Gastroenterología, la doctora pediatra que asiste en la sala de lactantes y varios residentes que se especializan en Terapia Intensiva, todos con domicilio fuera del municipio cabecera y claves en la atención a los infantes.

En su oficina del amplio edificio donde antes radicara el Hospital Materno Provincial, el doctor Luis Manuel Sáenz Martínez, subdirector de Logística de la Dirección Provincial de Salud, expone su punto de vista: “A nosotros nos parece una verdadera oportunidad el poder contar con este servicio, que llegó con la COVID-19, pero que de ser posible mantenerlo cuando pasemos a la nueva normalidad nos daría la operatividad y la capacidad que hoy tenemos de llegar oportunamente a cada uno de los centros, y de mantener en ellos un servicio con toda la calidad y la eficiencia necesarias”.

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Aray Cordero Urrutia, enfermera de la sala de Oncología del “Camilo Cienfuegos”, viaja diariamente desde Meneses, Yaguajay, y en tiempos normales llega tarde debido a las dificultades del transporte. (Foto: Vicente Brito/ Escambray)

CUANDO LA EMERGENCIA PASE

Un día la COVID-19 desaparecerá como pandemia, o al menos dejará de representar una emergencia sanitaria para quienes residen en la tierra del Yayabo. ¿Eso significaría el fin de la transportación para los trabajadores de la Salud?

Con tal interrogante en la agenda Escambray solicitó respuesta en la Dirección Provincial de Transporte. “El día que se restablezca el servicio público se podrá mantener el nivel de transportación de trabajadores esenciales de ese sector que soporte o permita la capacidad nuestra. Al restablecerse el transporte ofrecemos facilidades para que la gente pueda llegar a las instituciones de salud”, esgrime el Subdirector de Operaciones.

Pero todos sabemos que no es tan sencillo como parece, porque hay cantidades no despreciables de personas que residen en lugares muy alejados de los centros donde laboran, por donde no pasa ruta alguna. Realidad es también que la demanda sobrepasa con creces la oferta en viajes, y que quienes no andan con bata blanca no suelen ser, por más definitoria que resulte su actividad, privilegiados a la hora de las recogidas, ya sea en puntos de embarque o en la “botella”.

“En dependencia de las posibilidades que tengamos se podrá apoyar algún tipo de transportación, pero no se va a mantener la que tenemos en este momento. Ahora asumimos el traslado de todos los trabajadores del sector porque no existe transporte público”, subraya la fuente, como para que no quede duda alguna.

Y hay que entender: es limitada la cantidad de equipos, así como lo es el combustible de que se dispone para su funcionamiento. Pero, como ha dicho en más de una ocasión el Presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez, la COVID-19 nos ha enseñado que son posibles prácticas diferentes a las que teníamos antes, por lo general asociadas al ahorro de recursos o al uso más racional de los mismos.

Si hay empresas que disponen de sus propios medios de transporte —son los casos de Cupet, la Universal, Recursos Hidráulicos, Cemento Siguaney, la Arrocera y el Micons, junto a otros—, ¿por qué Salud, que beneficia a todos, no figuraría en la lista de beneficiados con tan determinante prestación?

Según Hernández Roque, la política del país no es asignar medios para que cada empresa tenga los suyos, ya que dejarían de ser eficientes al permanecer inactivos buena parte del tiempo. Por ello se creó, expone, la Empresa Nacional de Transportación de Trabajadores (ETT), conocida como Transmetro, que presta servicios a un grupo reducido de entidades, con predominio del Turismo.

Entonces se impone una pregunta: ¿no han dependido el Turismo y todos los demás sectores, a lo largo de estos ocho meses, del esfuerzo de los trabajadores sanitarios? El razonamiento en lo adelante deberá ser otro. Escambray sirve la mesa para los análisis a los niveles que corresponda. Mientras tanto, se queda con las historias de algunas de las personas entrevistadas a propósito de este reportaje.

Si esta fórmula se acaba…
Mirelys Marrero Rodríguez, enfermera obstetra de la sala 3GC, del “Camilo Cienfuegos”. Vive en La Lolita, una CPA próxima a Iguará, ubicada a varios kilómetros de la carretera de Venegas, Yaguajay. Cuenta que en fines de semana si los turnos son de 24 horas sale de su casa a las 5:00 a.m. Hay domingos en que a las 11:00 a.m. aún no ha llegado al hospital.
Dalién Pérez González, joven enfermera de Terapia Intensiva, también residente en La Lolita. “Mi atraso complica todo, como es natural; soy jefa de un ‘team’ de enfermeros”. Dispuestísima está a seguir pagando por el servicio que reciben ahora. “¡Cómo que no, muchacha, claro! Y no solo yo, muchos más estarán de acuerdo: uno gasta más viajando que lo que nos cobran por la guagua, sin hablar de la tranquilidad que nos da el tener transporte”, declara.
Al frente de la subdirección de aseguramiento médico del “Camilo Cienfuegos”, el doctor Eddy Sorroche de la Paz, cirujano, considera: “Para nosotros sería algo fundamental, algo de privilegio e incluso de estímulo a los trabajadores del sector, por el sacrificio que realizan, poder contar con un medio de transporte propio. Muchas empresas lo tienen y es por eso que en ocasiones nuestro personal nos cuestiona. Pero es algo que nosotros no podemos asumir”.
Esos y otros criterios quedan en la agenda de esta publicación, que prefiere despedirse del tema, por ahora, con las meditaciones de Aray, la seño de la sala de Oncología. “Si esta fórmula se acaba volveremos a empezar de nuevo, imagínate tú, a las llegadas tarde, y los fines de semana más todavía. Aunque suban la tarifa nos convendría mucho seguir contando con este apoyo de Transporte”.

Delia Proenza

Texto de Delia Proenza
Máster en Ciencias de la comunicación. Especializada en temas sociales. Responsable de la sección Cartas de los lectores.

4 comentarios

  1. Es cierto debemos reorganizar y priorizar este sector porque esa es una de las causas de que no se brinden servicios de calidad en la salud.

  2. Con los miles de millones de MLC que ingresa el MINSAP anualmente y que pagan el combustible y medios de transporte de otras empresas e instituciones pues no es necesario reclamar nada, eso les pertenece por derecho propio ganado con anos lejos de la familia , con la imposibilidad de estar con ellos en cumpleaños, dias de fiesta y tambien tristes como cuando se pierde un ser querido y no puedes estar; Creo que es hora de poner las cosas en su lugar : al Caesar lo que es del Caesar.

  3. Hace falta q se mantengan el apoyo a los trabajadores de la salud con el transporte porque la botella no es fácil y se hace muy difícil. Ojalá se pueda mantener.

  4. Yo pienso q debería mantenerse q cada municipio utilice un carro de su base de transporte y de los dos viajes al personal de la salud incluso q se cobre al mismo precio q a la población pero ya ese personal tiene una garantía ahí

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