Mujeres de Parranda

Heredera de una autóctona tradición, la Parranda Femenina Josefa Pina Marín distingue desde hace tres años la cultura musical en Arroyo Blanco

jatibonico, parranda tipica de arroyo blanco
La agrupación compartió con los reconocidos músicos Pancho Amat y Eduardo Sosa. (Fotos: Cortesía de Lianet Sánchez)

Los acordes se han expandido de una generación a otra. Casas y espacios públicos han sido los escenarios naturales para aprender décimas, el rajado de las guitarras y compaginar los dos tres. Ha sido así desde hace más de 100 años en Arroyo Blanco, donde diferentes parrandas defienden el punto oriundo de esa zona, reconocido como el más antiguo de Cuba.

Tal herencia de la cultura campesina, de acuerdo con investigaciones locales, también sumó a mujeres. Desde la década de 1930, se han encontrado evidencias de la unión espontánea de entre seis y hasta siete descendientes de los Sánchez Valdivia —reconocidos por la historia como fervientes parranderos—, quienes amenizaban bodas, cumpleaños y bautizos.

Precisamente, uno de los tesoros documentales de Arroyo Blanco inmortaliza la celebración del natalicio de Esteban Sánchez en 1941 con la presencia de una violinista. Antecedentes que conoce muy bien Neriberto Pérez Valdés, al frente de la sala museo de Arroyo Blanco, por lo que a fin de revitalizar la tradición auscultó entre las vecinas del poblado jatiboniquense con aptitudes musicales para que emergiera la Parranda Femenina Josefa Pina Marín.

La Parranda la integran 12 mujeres, en su mayoría con formación empírica.

LOS PRIMEROS ACORDES

“Casi con la llegada de la covid le dan la tarea al instructor José Hernández Echemendía de fortalecer el trabajo con el punto de Arroyo Blanco. Sería con las otras parrandas que existen aquí. Pero Neriberto dio la idea y aparecimos nosotras”, recuerda Darianna Díaz Yera, tresera de la agrupación e instructora de arte.

Es así que desde hace tres años 12 integrantes, en su mayoría descendientes de parranderos, regalan su arte. Ensayan fielmente cada miércoles en la Casa de Cultura Josefa Pina Marín y ya en más de un jolgorio se han robado el show.

“En un primer momento hubo comentarios cuestionadores que no íbamos a poder por ser mujeres. Por ejemplo, el tres rayado es difícil porque se hace de una forma única, pero aprendí con la ayuda de los más experimentados. Aunque están los antecedentes, esto ha predominado entre los hombres. Cuando nos presentamos la primera vez en el parque gustó mucho y demostramos que sí era posible y tenemos muy buenas condiciones técnicas”, acotó quien a su egreso de la otrora Escuela de Instructores de Arte Vladislav Volkov formó, junto a un colega, la Parrandita Infantil, un proyecto que naufragó al poco tiempo.

Sandra Toledo Felipe domina la guitarra desde muy pequeña. Con ella acompañaba a su abuelo en las jornadas de improvisaciones. A oído aprendió sobre tonos, acordes y ritmos. Asegura que el punto de Arroyo Blanco forma parte de su ADN.

“No dudé en decir que sí cuando me hablaron de este precioso proyecto, además de ser novedoso. Ha sido difícil prepararnos, pues confluimos amas de casa, trabajadoras y madres con hijos pequeños, pero el interés por estar a la altura del duro trabajo que hace junto a nosotros el profesor José nos hace crecer. Hasta este momento no conocemos de otra parranda femenina y mucho menos que defienda un punto tan antiguo. Por eso queremos que se nos promocione y respalde”.

DESAFINACIONES

Bien saben Sandra y Yunierky Venega Cabrera —una de las cuatro cantantes— cuántos obstáculos deben enfrentar cada día para hacer parir los dos tres e igual número de guitarras, claves, güiro, bongó y marímbula. Aún no logra contar con una violinista.

“Los instrumentos que tenemos han sido a pulmón. Nos ha ayudado en eso la Parranda Típica de Arroyo Blanco Los Sánchez, al igual que con la enseñanza del punto y las décimas”, refiere Venega Cabrera, instructora de arte quien confiesa que con anterioridad pasaba de largo por las festividades, mas hoy no puede desprenderse de esa herencia.

Tampoco han podido acceder al vestuario añorado: vestidos guayaberas y en muy pocas ocasiones han trascendido las fronteras de la localidad, ubicada al norte de Jatibonico.

“Tuvimos una experiencia muy bonita y fue cuando compartimos con los reconocidos músicos Pancho Amat y Eduardo Sosa, durante su presentación en la cabecera municipal. Ellos se quedaron impresionados por nuestro trabajo y de cómo somos capaces de mantener con vida tanta historia”, alega Toledo Felipe.

TRADICIÓN Y MODERNIDAD

Al ritmo del tres acompañante, tocado en la nota re, mientras que el tres primo se hace en do y las guitarras en la, se escuchan las décimas escritas por Ana Jiménez Jis, una de las cantantes de la Parranda Femenina.

“Me proponen un tema y lo saco en papel porque con música no sé. Debo haber nacido con eso porque un día lo hice y ya no he dejado de hacerlo”, dice mientras saca una hoja amarilla donde tiene prendido el inicio de cada espectáculo: Presentamos la parranda Josefa Pino Marín / guiada por Serafín que en Sancti Spíritus manda / con mujeres que demandan la música campesina / un instructor que domina / los instrumentos y el canto / nacida en Arroyo Blanco / la parranda campesina.

“Ya hemos hablado de ampliar nuestro repertorio para incursionar en otras expresiones musicales. Pero, por supuesto que nuestra esencia será siempre el punto de Arroyo Blanco porque no lo podemos dejar morir”, enfatiza Sandra.

Además de las ovaciones cada vez que suben al escenario, a estas mujeres les satisface romper con el estereotipo de que la parranda es cosa de hombres.

“Tenemos dos niñas que se me han acercado para aprender a tocar el tres. Y hemos visto nuevos rostros que se detienen frente al escenario para escucharnos. Creo que este proyecto puede ser un punto de partida para formar a muchos parranderos”, comenta Darianna Díaz Yera.

Ese es un anhelo de cuanto amante de esa música convive en la tierra que resguarda tantos pasajes de nuestra historia. Arroyo Blanco es cuna de un punto autóctono que precisa de mucho más acompañamiento institucional. Iniciativas como la Parranda Femenina Josefa Pina Marín dicen mucho del arraigo, mas no garantizan del todo la permanencia de un sonido afincado en el alma de la nación.

Lisandra Gómez Guerra

Texto de Lisandra Gómez Guerra
Doctora en Ciencias de la Comunicación. Reportera de Radio Sancti Spíritus y corresponsal del periódico Juventud Rebelde. Especializada en temas culturales.

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