Minutos después de conocerse el fallo mediante el cual la Corte Suprema proscribió a Cristina Fernández de Kirchner, la dos veces presidenta pronunció un discurso acompañada por militantes que se acercaron a la sede del Partido Justicialista.
Con los votos de Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti, el máximo tribunal dejó firme la condena a seis años de prisión y la inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos contra la expresidenta en el marco de la causa Vialidad.
“Esta Argentina que hoy estamos viviendo no deja de sorprendernos”, comenzó diciendo. De manera tranquila, rodeada de militantes, Cristina acusó a la Corte de actuar en coordinación con el gobierno de Javier Milei, al que calificó como promotor de un “cepo al salario”. “Ahora el Partido Judicial le agrega el cepo al voto popular”, sentenció.
Cristina calificó a los jueces de la Corte como un “triunvirato de impresentables”, asegurando que no representan un poder independiente. Durante su discurso, aseguró que el fallo del Poder Judicial responde al verdadero poder del país: el de los grandes grupos económicos.
“En realidad, este cepo no lo imponen ese triunvirato de impresentables que funge como una ficción de la Corte Suprema. No se confundan: son tres monigotes que responden a mandos naturales muy por encima de ellos. Que nadie se confunda. Tampoco es la oposición. Es el poder económico concentrado de la República Argentina, compañeros y compañeras. Ese mismo que, cuando se produjo el intento de magnicidio aquel primero de septiembre, a los pocos días tituló: ‘La bala que no salió, pero el fallo que sí saldrá’. En tapa. Más clarito, echale agua.”
Al analizar el contexto del fallo, la exmandataria vinculó directamente la decisión judicial con el calendario electoral. “Esta causa tiene un cronograma electoral maravilloso”, ironizó, señalando que el fallo se dio apenas un mes antes de la oficialización de las candidaturas bonaerenses, lo que para el peronismo constituye una estrategia calculada para condicionarla políticamente.
En un repaso histórico, recordó que algo similar ocurrió en 2019, cuando —según relató— fue llevada al banquillo justo antes de que se definieran las postulaciones presidenciales. “Yo era la candidata natural del peronismo por historia, gestión y caudal electoral”, expresó.
Asimismo, aseguró que en ese contexto eligió dar un paso al costado por el bien del movimiento. “Un dirigente tiene que ver más allá de sus narices. No se trata de lugares en listas, sino de ganar elecciones y gobernar para el pueblo”, afirmó con tono enfático.
“Yo pienso como peronista y voy a seguir pensando siempre de esa manera. El poder económico puede tropezar una vez con la misma piedra, pero no dos.”
Al igual que en sus últimas intervenciones, Cristina aseguró que el verdadero objetivo del fallo no es impedir su candidatura, sino atacar al campo popular y a las fuerzas políticas que disputan el poder frente al poder económico.
“A este cepo no lo imponen solo los jueces, es el poder económico concentrado”, dijo. Y recordó la tapa de un diario tras el intento de magnicidio en su contra: “La bala que no salió, pero el fallo que sí saldrá”. “Más clarito, echale agua”, ironizó.
“No van a cometer el mismo error que en 2019”, continuó. “Un detalle que seguramente se les escapa: esta causa tiene un cronograma electoral maravilloso. Un mes antes…”, insistió, remarcando la intención política detrás del fallo.
Ironizando contra la derecha, se preguntó: “¿Los argentinos nos votaban porque destruíamos el país? ¿Eso lo dice Macri, ese fracasado al que sacaron a patadas?”, exclamó.
“La paradoja, como les decía, es: ellos en libertad y yo presa”, denunció. Para ella, su condena es un símbolo: “Estar presa es un certificado de dignidad política”, afirmó, señalando que están libres quienes endeudaron al país con el FMI.
“A los dirigentes que logran una distribución del ingreso más equitativa nunca se lo van a perdonar. Sostener que el trabajo debe participar en el capital fifty-fifty es algo que incomoda mucho”, señaló, en referencia a la lucha por la justicia social.
“Pueden meterme presa, pero los padres seguirán creyendo que sus hijos tienen derecho a comer cuatro comidas por día”, aseguró.
Cristina cerró su discurso con un mensaje de esperanza y militancia: “El pueblo, como el agua, siempre encuentra su cauce. Espero que ese cauce lo conduzca el peronismo, la fuerza política que abracé desde joven, incluso viniendo de un hogar donde mi padre era gorila —que Dios lo tenga en la gloria—”.
“A militar, a organizarse, a profundizar el acercamiento y la empatía con la gente. Es fundamental mostrar una dirigencia comprometida con los problemas del pueblo y no con disputas internas. Eso es lo que hoy se necesita.” Y concluyó: “El poder económico pretende que el campo popular no pueda organizarse. Pero no lo van a lograr”.
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