Intermitencias por debajo del agua

Se impone valorar de una vez y por todas las necesidades inversionistas del territorio y la búsqueda de soluciones precisas y ágiles a fin de llegar a la infraestructura hidráulica necesaria. La crisis de 770 millones de personas sin acceso al agua potable y de 2 500 millones que están

Más de 60 000 espirituanos sufren las consecuencias del deterioro de los sistemas de abasto de agua.Se impone valorar de una vez y por todas las necesidades inversionistas del territorio y la búsqueda de soluciones precisas y ágiles a fin de llegar a la infraestructura hidráulica necesaria.

La crisis de 770 millones de personas sin acceso al agua potable y de 2 500 millones que están privadas de servicios de saneamiento adecuado está claro que no la resuelven las resoluciones de la Asamblea General de la ONU, pero el remedio a los problemas con el abasto de agua a la población de Sancti Spíritus, la provincia con el mayor potencial hidráulico en Cuba, se ha convertido en algo tan difícil como hallar una cascada en pleno desierto.

Y es que la intermitencia de los mecanismos de distribución de agua, además de indeseable, es bastante generalizada. En territorio espirituano la crisis alcanza algo más de 60 000 habitantes, que sufren también las consecuencias del deterioro de los sistemas de distribución, casi todos con muchos años de explotación y sin un adecuado plan de mantenimiento.

Los números fríos arrojan que en Sancti Spíritus se bombea muchísima agua, más de la que se puede consumir, lo cual no es más que un espejismo cuando se sabe que parte de ella se escapa por salideros, los diámetros de las tuberías van quedando pequeños para la cantidad de población y el aumento del consumo humano. Mientras, en otros sitios la escasez de lluvias hace de las suyas, por no hablar de lugares secos y de la mala calidad del líquido.

No es tremendismo informativo: especialistas también señalan que uno de los problemas que hoy enfrenta la provincia es la no correspondencia entre el volumen de agua que demandan los procesos productivos e industriales y el índice de consumo que deben tener para llevarse a cabo; por si fuera poco, en análisis del asunto en el seno del Consejo de la Administración Provincial, la experiencia de José Azcanio Ruiz, un veterano dirigente de la industria cárnica, advertía de un futuro peligro con una frase lapidaria: “Si no se hacen inversiones de Acueducto, esta provincia está condenada a no desarrollarse. Tenemos agua, pero no redes, y sin ellas, no hay industrias”.

Amén de las obras hidráulicas que se ejecutan actualmente en algunos de los municipios con vistas a aprovechar al máximo los espejos de agua ya creados, la posibilidad de iniciar el segundo módulo de la Planta Potabilizadora Macaguabo, imprescindible para mejorar el abasto a la cabecera provincial y a Cabaiguán año tras año se queda en el proyecto. Ya sea por decisiones (postergadas) del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos o por obra y gracia de la mala suerte, lo cierto es que Sancti Spíritus no está entre las 12 ciudades donde actualmente se ejecutan importantes obras de Acueducto.

A quienes piensan como Azcanio les asiste toda la razón del mundo, sobre todo en momentos en que se terminan grandes obras, léanse nuevas salas en el hospital o repartos de viviendas; el solo hecho de construir, a la vez que soluciona un problema va en detrimento del servicio a la población, ya que las plantas no se amplían ni se modernizan al mismo ritmo de las ciudades que deben abastecer, lo que se suma al aumento de los niveles de pérdidas de grandes volúmenes de agua que sobrepasan los limites permisibles.

Las  secuelas siempre son las mismas: se brinda un servicio intermitente, que trae como consecuencia la construcción de depósitos de agua domiciliarios para almacenar el líquido con el fin de paliar la insuficiencia de la red durante las horas de máximo consumo.

A ello se unen serios problemas de calidad, específicamente en los municipios de Sancti Spíritus y Cabaiguán. Según valoraciones de la Dirección Provincial de Salud, en un territorio como Trinidad, con sequía por medio, existen más de 40 interrupciones que afectan a una población de más de 40 000 habitantes, y en algunos lugares el ciclo de abasto de agua se ha estirado hasta 15 y 20 días. Por su parte, en la zona centro y sur de la ciudad del Yayabo actualmente la calidad de desinfección del líquido oscila alrededor del 86.3 por ciento, reconocido como riesgo epidemiológico moderado; mientras que hoy no reciben agua tratada 209 de los 5 365 asentamientos con que cuenta la provincia.

Llueve sobre lo mojado cuando se escuchan explicaciones acerca de que los filtros tienen protocolos técnicos que impiden que el agua, aunque sigue siendo potable, no se trate adecuadamente, algo que nadie refuta, pero no resuelve el problema; tampoco resulta racional que en varias comunidades, entre ellas Mayábuna, los vecinos de un edificio lleven más de un año con la turbina rota o que en Manuel Ascunce, en Trinidad, el carro-pipa llegue apenas cada 15 días, un mal que tampoco es nuevo en esta comunidad del Plan Turquino.

Treinta años después de concluido el primer módulo de la planta potabilizadora de Macaguabo  —abastece una parte importante de la cabecera provincial y la ciudad de Cabaiguán— ni señales aparecen todavía del segundo, un componente que los entendidos consideran imprescindible tanto para asegurar la calidad del servicio a las dos ciudades como para rehabilitar la parte ya construida.

En el caso de Cabaiguán, se adicionan a la problemática las consecuencias de un bombeo que va directo a las redes ya que no se construyó el tanque apoyado necesario para el servicio.

Es conocido que los problemas del agua llevan bastante financiamiento, pero como también hacen su estrago en la calidad de vida de las personas se impone valorar de una vez y por todas las necesidades inversionistas del territorio y la búsqueda de soluciones precisas y ágiles a fin de llegar a la infraestructura hidráulica necesaria.

Carmen Rodríguez

Texto de Carmen Rodríguez
Reportera de Escambray por más de 30 años. Especializada en temas económicos.

Comentario

  1. Pues resulta altamente contradictorio que la cuarta villa y capital de unas de las provincias mas ricas y que mas aporta al presupuesto nacional,rodeada de presas, incluyendo el mayor envalse de la nacion, sus pobladores tengan que acudir a turbinas y cisternas para poder darse una ducha y muchos otros al cubo y a la bondad de los vecinos,si a lo anterior le sumamos que menos del 20% de la ciudad tiene sistema de alcanarillado y la que lo tienen debe lidiar con tuberias antiqusimas,no me queda otra cosa que opinar que las autoridades regionales no han sido lo suficiente agresivas en sus gestiones ante el gobierno central,ha existido abulia o el gobierno nacional decrimina a Sancti Spiritus

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